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El otro día vi
EL MANANTIAL (1949), la adaptación al cine que dirigió King Vidor sobre la novela que hizo famosa a Ayn Rand. EL MANANTIAL había sido escrita por Rand en 1943, y en poco tiempo se convirtió en un enorme éxito de ventas, tanto en Estados Unidos como en otros países (en la actualidad se calcula que lleva vendidos más de cinco millones de copias; cada año sigue despachando unos 100.000 ejemplares). Rand, guionista de éxito en Hollywood, había emigrado a Estados Unidos desde su Rusia natal en busca del sueño americano, y lo estaba consiguiendo. Dedicó siete años a escribir la novela, y para escribirla se documentó a fondo sobre arquitectura, lo que incluyó trabajar varios meses como secretaria de un arquitecto... Gracias a su éxito, EL MANANTIAL incluso tuvo una adaptación ilustrada de 1945 -con dibujos de Frank Godwin- propuesta por el King Features Syndicate y serializada en prensa, adaptación que, por supuesto, hubo de ser supervisada y aprobada "palabra por palabra" por Rand. La película de Vidor de 1949, por su parte, contaba también con guión de la propia Rand y estaba protagonizada por Gary Cooper, en el papel del arquitecto visionario Howard Roark, y Patricia Neal en el de la crítica de arquitectura que convertirá en imposible su amor por Roark.
Lo que quería contar ahora es que la película es fascinante por muchos motivos. Por la visualización y puesta en escena de Vidor, desde luego, pero también por el guión y las ideas de Rand, verbalizadas constantemente en escenas que hoy día hipnotizan por su exagerado programa ideológico y su sentido de la "realidad". Su "realismo romántico", tal como ella misma lo bautizó, presenta una especie de "mundo construido" a medida de la Rand para poder lanzar sus ideas. Un mundo construido a base de personajes arquetípicos sin auténtica personalidad, personajes función que están ahí sólo para desempeñar su rol respecto al héroe, y más concretamente, para poner a prueba su integridad e ideales y "demostrar" las tesis que se quieren exponer. Está por un lado el crítico mezquino y envidioso cuya misión personal es evitar que Howard Roark destaque entre los mediocres gracias a su talento y sus ideas nuevas, está el magnate de prensa (Gail Wynand, un hombre hecho a sí mismo procedente de las clases bajas) que primero lanza una campaña de desprestigio contra Roark, ideada por el crítico mezquino, simplemente porque eso forma parte del funcionamiento de su prensa amarillista (el poder mediático de Wynand se basa por supuesto en su capacidad para manipular la opinión pública); más tarde Wynand trata de redimirse cuando reconoce la brillantez de Roark y traba amistad con él.
(me pregunto hasta qué punto el primer Gail Wynand, que presenta más de un paralelismo con William Randolph Hearst, inspiró el personaje J. Jonah Jameson, que desde su periódico desprestigiaba constantemente a Spiderman, y lo digo porque existe la posibilidad de que fuera así: a Stan Lee le encantaban las novelas de Rand, de hecho fue él quien se las dio a conocer a Steve Ditko a comienzos de los 60).
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Luego está el arquitecto mediocre y parásito (el "saqueador" en terminología randiana) que fue compañero de carrera de Roark, está también la "masa" -una presencia siempre invisible pero continuamente citada- cuyos gustos "conservadores y acomodaticios" serían alimentados por los creadores mediocres, y está por supuesto Patricia Neal en el papel de Dominique Francon, una crítica de arquitectura de personalidad atormentada cuya integridad le lleva a abandonar el periódico de Wynand cuando éste lanza la campaña de desprestigio contra Roark, y que más tarde se enamorará perdidamente de Roark aun sin saber que se trata de él: le conoce cuando éste trabaja como picapedrero en una cantera...
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...cantera en la que Roark ha acabado trabajando por negarse a aceptar encargos de arquitectura serviles que no le permitían crear los edificios que él quiere crear, exactamente como él los quiere crear. Roark volverá a ejercer la arquitectura, ya bajo sus condiciones, y de hecho terminará
dinamitando un bloque entero de apartamentos populares porque se ha construido con modificaciones no autorizadas de su proyecto original. Los speechs de Roark, abundantes a lo largo de toda la película, son pura ideología randiana y sientan las bases del llamado después Objetivismo, que tanto ha calado -aún hoy- en la sociedad estadounidense, de larga tradición libertaria: el individuo no debe sacrificar su integridad, porque en ese caso se está sacrificando a sí mismo y nadie debe sacrificarse por los demás, el individuo tiene derecho a ganar dinero con sus creaciones en tratos justos (trabajar sin cobrar es esclavitud), la máxima conquista del individuo racional es la felicidad a través de sus creaciones sin interferencia de los demás, la colectividad no tiene derecho a interferir en las ideas y el trabajo de un individuo, etc.
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Lo que más me sorprendió de la historia de Rand (ahora estoy hojeando la novela, el "manantial" original de la película) es comprobar hasta qué punto Steve Ditko (co-creador de Spiderman junto a Stan Lee) se "inspiró" en ella para crear en 1967 a THE QUESTION y el mundo de personajes que le rodeaban. Los "parecidos razonables" son francamente abundantes. Vic Sage, la identidad secreta de Question, es pelirrojo igual que lo era Howard Roark, hay un magnate mediático -propietario de una cadena de televisión, en lugar de un periódico-, hay un rival mezquino y envidioso que pretende aprovecharse de los éxitos de Sage, hay una chica que se siente atraída por la integridad de Sage, incluso hay un crítico de arte que ensalza una escultura que representa al hombre conformista, obediente y -literalmente- sin corazón... Todos los personajes de THE QUESTION, igual que en EL MANANTIAL, parecen danzar alrededor del héroe sólo para ponerle a prueba y permitirle largar discursos aleccionadores donde, con abundante verbosidad, explica su ideario objetivista: "¿Cuándo logra un hombre la victoria? Cuando después de que se ha aplicado con honestidad a la tarea frente a él, y habiéndola superado, ¡tiene la seguridad de saber que lo que ha logrado, los frutos de ese objetivo, le pertenecen! Él lo sabrá... ¡Nadie más importa!" Etcétera. (Mucho más
aquí)
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La "cuestión", el problema, vamos a decirlo así porque puede ser un verdadero problema, de tener ideales inquebrantables en la vida real (y no en un héroe de ficción, aunque éste pueda ser muy inspirador, etc.) es que en la vida real uno no puede evitar comprometer sus ideales. Transigir, vaya. Ditko insistió mucho desde sus tebeos en el enfrentamiento creador vs. "saqueador" o "parásito" que vive de las ideas del productor, por supuesto por influencia de Ayn Rand, pero el caso es que él también "saqueó" a fondo las ideas de Rand, particularmente en THE QUESTION y Mr. A. Evidentemente, los creadores auténticos suelen copiar cosas de otros para hacerlas suyas e integrarlas en su propio "manantial" creativo. Lo hacen todos, desde Crumb a Miller pasando por Ware, Clowes, Picasso, Bowie... El problema es cuando, como le pasaba Ditko, tus ideales irrenunciables te lo prohiben.