«Necesitaba un guión preciso... Quería realizar la película sobre papel antes de rodar... Ahora todas las películas de efectos especiales se hacen así, pero por aquel entonces no se utilizaba esta técnica . Quería un dibujante de cómic con genio y velocidad, que pudiera servirme de cámara y que al tiempo me diera un estilo visual... Así, por casualidad di con mi segundo guerrero: Jean Giraud, alias Moebius (por entonces no había hecho ni Arzach, ni El garaje hermético). Le dije: "Si aceptas el trabajo, debes abandonarlo todo y salir mañana conmigo a Los Ángeles para hablar con Douglas Trumbull (2001: Una odisea del espacio)". Moebius me pidió unas cuantas horas para pensarlo. Al día siguiente, partimos rumbo a Estados Unidos. Sería largo de contar... Nuestra colaboración, nuestros encuentros en Estados Unidos con extraños iluminados, y nuestras conversaciones a las siete de la mañana en el pequeño café que había al lado de nuestro estudio y que por "casualidad" se llama Café l'Univers. Giraud hizo más de 3.000 dibujos, todos maravillosos... El script de Dune, gracias a su talento, es una obra maestra. Se pueden ver personajes vivos, se pueden seguir los movimientos de cámara. Se visualizan los cambios de plano, los decorados, el vestuario... Y todo eso con unos pocos trazos de lápiz... Yo, detrás de él, le pedía los diferentes puntos de vista... De este modo, dirigimos a los "actores". Filmamos...».
Alejandro Jodorowsky, sobre el trabajo de Moebius para la adaptación al cine de DUNE, la novela de Frank Herbert, que nunca llegó a rodarse. Los dibujos de Moebius para este proyecto fallido, con muestras de sus diseños y storyboards, pueden verse
aquí, un enlace cortesía de Robur en comentarios.
Dibujo de Moebius para el diseño de Paul Atreides, que en la película iba a ser interpretado por el hijo de Jodorowsky, BrontisComo bien apunta Robur, este proyecto maldito le dio seguramente el impulso definitivo a Moebius para dibujar cómics de ciencia ficción. DUNE no sólo supuso la primera gran colaboración entre Jodorowsky y Moebius, también el encuentro de este último con Dan O'Bannon, a quien Jodorowsky llamó para que le ayudara con el guión y como director de los efectos especiales, en sustitución de Douglas Trumbull. De ese encuentro saldría la colaboración de O'Bannon y Moebius en THE LONG TOMORROW, una historieta realizada en 1975 en pleno trabajo de preproducción de DUNE.
Moebius (y Hugo Pratt a la izquierda) en la televisión francesa en los primeros 70. Fuente de la foto y enlaces a varios videos televisivos de esa época en los que aparece Jean Giraud, aquí
THE LONG TOMORROW, un pastiche paródico sobre el género negro de ambientación futurista, fue escrita y abocetada entera por O'Bannon –que también sabía dibujar– para matar el aburrimiento durante los muchos ratos libres que tenía en los preparativos de DUNE. Moebius la leyó, le encantó y se ofreció a redibujarla; la historieta se publicaría finalmente en 1976 en
Métal Hurlant (y en 1977 en su versión americana,
Heavy Metal). THE LONG TOMORROW sería a su vez una de las claves visuales más directas para Ridley Scott en BLADE RUNNER (1982). De hecho Scott, como puede leerse en algunos posts de abajo, contaría más tarde con O'Bannon y Moebius para ALIEN (1979). O'Bannon, como es bien sabido, fue quien escribió junto a Ronald Shusett la historia original para ALIEN, un trabajo que le salvó económicamente. El fiasco del proyecto de DUNE le había dejado sin blanca y en la calle; estuvo un tiempo durmiendo en el sofá de la casa de Shusett.
Merece la pena volver al
DUNE de Jodorowsky, sobre el que
Frank Pavich ha rodado un documental que se estrena en 2012. Atención a Jodo en el teaser del documental:
"Yo quería hacer una película que diera a la gente que tomaba LSD en esa época las alucinaciones que la droga daba sin alucinaciones. Yo no quería que se tomara LSD, yo quería fabricar la droga en cine, iba a cambiar la mentalidad del público. Mi ambición con Dune fue tremenda. Me daban todos los medios económicos de hacer lo que yo quisiera".
Y tanto que el DUNE de Jodorowsky fue un proyecto ambicioso, una especie de apoteosis cultural repleta de referencias, tanto a las vanguardias artísticas históricas (surrealismo) como del presente de su propia época. El chileno quiso contratar a Dalí, y para el papel del Barón Harkonnen pensó en Orson Welles.
«Cuando preparaba el reparto de mi película Dune, basada en la novela de Frank Herbert (proyecto que no se pudo realizar), Salvador Dalí me sometió a una angustiosa prueba. Yo quería que el pintor interpretara al demente Emperador de la Galaxia. Le gustó la idea y, para "conocer el talento de ese jovenzuelo que cree poder dirigir a Dalí", me invitó a una cena en un lujoso restaurante de París. Me vi sentado frente a él entre un séquito de doce personas. A quemarropa, me preguntó: "Cuando Picasso y yo éramos jóvenes e íbamos a la playa, siempre al pisar la arena encontrábamos un reloj, ¿usted ha encontrado alguna vez en la playa un reloj?"
Los aduladores del artista me miraron con sonrisas crueles. Yo tenía apenas unos segundos para responder. Si decía que había encontrado un reloj, pasaría por ser un pretencioso. Si decía que no había encontrado ninguno, pasaría por un mediocre. No pensé la respuesta, me llegó sola: "¡No he encontrado ningún reloj pero he perdido muchos!" Dalí tosió, dejó de prestarme atención y se puso a hablar con la corte que lo acompañaba. Pero al final de la cena me dijo: "Muy bien, firmaré el contrato". Luego agregó: "Quiero ser el actor mejor pagado del mundo: 100.000 dólares la hora".
Modifiqué el guión: inventé que el Emperador tenía un robot idéntico a él, con piel de cera y que lo representaba, y contraté a Dalí por una hora: sólo aparecería sentado en un laboratorio manipulando botones para dirigir su robot».
(
Jodorowsky)
En cuanto a Orson Welles, Jodorowsky sabía que estaba en Francia en esa época, aunque en paradero desconocido; se decía que Welles no quería oír hablar de cine después de ver sus propios proyectos parados porque los productores ya no confiaban en él. Según ha contado el chileno, consiguió dar con Welles tras pedirle a un ayudante que telefoneara a los restaurantes gastronómicos de París para averiguar si era cliente suyo. Era bien conocida la afición de Welles a la buena comida y los buenos vinos.
Orson Welles en F FOR FAKE (1973)Después de muchas llamadas, en un pequeño restaurante, Chez Le Loup, confirmaron que un día a la semana, pero no el mismo, recibían al cineasta. Jodorowsky decidió entonces ir a cenar allí todos los días, de lunes a jueves, esperando encontrarle. El jueves apareció la presa.
El local era de una elegancia discreta, con un menú refinado y una carta de vinos excelente. Lo atendía el propio dueño. Todas las paredes, menos una, estaban decoradas con reproducciones de cuadros de Auguste Renoir. En el muro de excepción, dentro de una vitrina, había una silla rota. Le pregunté al dueño el porqué de esa extraña decoración. Me dijo: "Son restos que nos llenan de orgullo: una noche, Orson Welles comió tanto que la silla que lo sostenía se rompió". Volví el martes, el miércoles, el jueves… Enorme, envuelto en una gran capa negra, llegó el actor. Lo observé con la misma fascinación con que un niño contempla en el zoológico a los grandes animales. Su hambre y su sed eran fabulosos. Lo vi devorar nueve diferentes platos y beber seis botellas de vino. A los postres, le envié una botella de cognac que el propietario me aseguró era el preferido de su voluminoso cliente. Orson Welles, al recibirla, con gran amabilidad me invitó a su mesa. Lo escuché monologar una media hora sobre sí mismo antes de que me atreviera a proponerle el papel. No me interesa actuar. Odio el cine actual. No es un arte, es una industria asquerosa, un inmenso espejismo hijo de la prostitución". Tragué saliva, su decepción era gigantesca. ¿Cómo entusiasmarlo para que trabajara conmigo?
Me puse tenso, creí que había olvidado todas las palabras pero, de pronto, me oí decirle: "Señor Welles, durante el mes que durará la filmación de su papel, prometo contratar al cocinero jefe de este restaurante, quien cada noche le preparará todos los platos que usted pida, acompañados de los vinos y otros alcoholes de la calidad y cantidad que a usted se le antoje". Con una gran sonrisa aceptó firmar el contrato.
Después de dos años de trabajo intenso en París, cuando parecía que Dune se iba a realizar, bruscamente el productor interrumpió el proyecto. Nuestra decepción fue enorme. El futuro director de efectos especiales tuvo que regresar a Los Ángeles y fue internado durante dos años en una clínica psiquiátrica. El pintor Giger, contratado para imaginar los decorados, se quejó con furia de este "fracaso".
Sin dejarme demoler por los embates de la realidad, dije a Moebius, que había trabajado en el diseño de los trajes y dibujado las tres mil imágenes del guión: "El fracaso es un invento mental, no existe. Lo llamaremos 'cambio de camino'". Y le propuse que si no podíamos expresar nuestras visiones en el cine las realizáramos en forma de cómic. Así fue como nació El Incal.
(
Jodorowsky)
Sobre el fallido DUNE, tal vez algunos detalles más nos arrojen luz sobre los motivos del fracaso del proyecto (o, bueno, del cambio de camino). Junto a Moebius y H. R. Giger, Jodorowsky también contrató al ilustrador de portadas de ciencia ficción Chris Foss para el diseño artístico, y a Pink Floyd para la música (entre otros), y empezó a gastar dinero. Mucho.
Jodorowsky en la actualidad, en una imagen del teaser del documental JODOROWSKY'S DUNE (2012), dirigido por Frank PavichPocos años antes Jodorowsky había conseguido reconocimiento internacional con películas como EL TOPO (1970), que gustó tanto a John Lennon como para convencer al director de Apple Records, Allen Klein, para distribuirla en Estados Unidos y financiar con un millón de dólares la siguiente película del chileno, LA MONTAÑA SAGRADA (1973). Sólo eso puede explicar que los productores de DUNE le dieran a Jodorowsky nueve millones y medio de dólares de la época como presupuesto, de los cuales hacia 1976 se había pulido dos millones, y solamente en los trabajos de preproducción. Tenían miles de dibujos, entre ellos los de Moebius, y un guión para 14 horas de película "del tamaño de una guía telefónica", según contó Frank Herbert cuando viajó a París para ver qué estaba haciendo Jodorowsky. Al parecer, las negociaciones para el estreno en salas de Estados Unidos –se necesitaban unas mil al menos– terminaron de dar al traste con el proyecto. Los productores decidieron retirarse y vendieron los derechos de la novela a Dino de Laurentiis, quien consiguió finalmente levantar el proyecto en 1984, dirigido por David Lynch.