domingo, 12 de abril de 2009

LA TAREA DE RECONSTRUCCIÓN.




Todo esto que llevamos semanas comentando, sobre el mito heroico, su significado y su reinterpretación en nuestros días se inscribe en una tendencia subterránea que, aunque nunca se ha ido del todo, creo que ha ido aumentando en los últimos años. Y si alguien se está preguntando por qué el tema del héroe nos interesa tanto justo ahora, tengo algunas respuestas. O más bien preguntas.

En realidad el héroe nos ha interesado siempre. Pero actualmente parece haber una necesidad imperiosa de reconstruir valores previamente deconstruidos por nosotros mismos, de recuperar asideros simbólicos que podamos compartir para refundar el orden simbólico común. Mitos, en otras palabras. Asideros que nos hemos cargado a base de ironía, crítica, deconstrucción posmoderna y más crítica posmoderna. Yo al menos veo en todas partes una necesidad de reconstruir el mito heroico, especialmente desde el mazazo, literal y simbólico, que supuso para Occidente el 11-S. Y sus "secuelas" y consecuencias, por supuesto, esto no podemos olvidarlo, tanto bélicas/terroristas como económicas. Consecuencias que han supuesto un nuevo "final de la fiesta".

I WANT TO BELIEVE. El problema inicial de reinventar mitos es que nuestro mundo es nuestro mundo y no ninguno del pasado, perogrullada al canto. No podemos volver la vista atrás y asumir mitos premodernos, ni siquiera mitos de la modernidad tal cual, porque estamos muy lejos de ellos y no pertenecen a nuestro mundo simbólico. No nos los creemos, vaya. En nuestra sociedad occidental, basada en un modo de vida ya prácticamente ateo gobernado por la ciencia moderna, nos resultaría imposible asumir esos viejos mitos, y no me refiero exclusivamente a los religiosos. Ni siquiera estamos ya en el mundo de la posmodernidad sino más allá de él, o eso me parece a mí. Por eso tenemos necesidad de contar mitos que podamos creernos nosotros, personas de 2009, mitos que nos inspiren cambios positivos y sirvan para reconstruir un nuevo espacio simbólico común, adecuado a nuestra sensibilidad actual. La del mundo de la globalización y la sociedad del espectáculo en la era de internet, terrorismo fundamentalista/guerras preventivas, crisis ambiental, especulación financiera y secuestro económico de la democracia, terrorismo capitalista y recesión mundial.


USTED CREERÁ QUE UN HOMBRE PUEDE VOLAR. Frank Miller fue uno de los autores que se adelantaron a esta tendencia actual ya desde los deconstructivos y posmodernos ochenta, pues su preocupación temática fue siempre no deconstruir al héroe sino reconstruirlo. Lo hizo acudiendo a viejos mitos y arrojando sobre ellos la mirada irónica típicamente posmoderna PERO sin caer en la deconstrucción, pues lo que él buscaba era justamente reconstruir el mito. En particular BATMAN THE DARK KNIGHT RETURNS (1986, Miller, Klaus Janson y Lynn Varley), era exactamente eso, una reconstrucción en clave épica del (super)héroe, es decir, lo contrario a WATCHMEN.

"Hay una cosa genial de los superhéroes, la sustancia que los hace míticos. No es el hecho de que puedan volar o tragarse planetas, sino que pueden, o deberían poder, manifestar las cualidades que nos permiten afrontar la vida cotidiana, nuestro día a día. El éxito de la primera película de Superman lo demostró. Ahora que el mundo está a punto y jodido, el superhéroe podría ser revitalizado, podría animarnos desde un plano de fantasía a encontrar las fuerzas que necesitamos"

(Miller, en 1985, entrevistado por Kim Thompson para The Comics Journal mientras realizaba BATMAN THE DARK KNIGHT RETURNS. Tenía 28 años entonces)


Una reconstrucción épica del héroe que, sin embargo, no renunciaba a la media sonrisa y la ceja alzada, porque hoy nos cuesta mirar de otra forma. Y por esa senda, más o menos en serio, con más o menos sátira dependiendo del caso, siguió luego caminando, en tebeos igualmente épicos como BORN AGAIN (con David Mazzucchelli y Max Scheele), BATMAN AÑO UNO (con Mazzucchelli y Richmond Lewis), la saga MARTHA WASHINGTON (con Dave Gibbons, Robin Smith y Angus McKie), SIN CITY, 300 o DK2 (con Lynn Varley), aunque en este último caso la sátira pesara más que nunca sobre la épica. Capta el mensaje / el medio es el mensaje: DK2, 2001:




Dejando aparte diferencias formales y de tono en esos tebeos, y más allá de que le saliera mejor o peor la jugada según la obra, en todos los casos se buscaba reconstruir al héroe de un modo más acorde a nuestra mirada contemporánea. Se trataba de reconciliar dos fenómenos en principio antagónicos: uno, la autoconciencia, inevitable ya en el hombre desde hace mucho, de que se estaban contando mitos, es decir, ficciones, fantasías. Dicho en plata, mentiras. Mentiras que, a pesar de serlo, revelaban en sus metáforas y símbolos una verdad humana profunda. Y que por eso mismo nos servían, individual y colectivamente, para refundar un orden simbólico común que pudiéramos compartir. El otro fenómeno a conciliar con esa autoconciencia inevitable de hoy era justamente la vieja necesidad humana de contar mitos propios, adecuados a la época. "Nuevos" mitos para el mundo después de Auschwitz, Hiroshima, el Gulag y la guerra fría. Y ahora el tiempo parece estar dando la razón a esa estrategia de reconstrucción heroica.


Una de las consecuencias de esta necesidad actual de reconstruir nuestro mundo simbólico es que la ficción heroica, aunque nunca haya desaparecido del todo, está experimentando en esta década un resurgimiento significativo, o al menos es lo que veo yo. Por poner sólo unos pocos ejemplos que hemos comentado aquí en las últimas semanas: De ALL STAR SUPERMAN (reconstruir al héroe, no deconstruirlo, en palabras de su guionista Grant Morrison) a GRAN TORINO (actualización del sacrificio heroico narrado con la risa floja-pero a la vez en serio para la sociedad multicultural de extrarradio) pasando por PROMETHEA (notición: Alan Moore reivindicando la figura heroica, aunque sea bajo su personal deconstrucción fantástico-esotérica, después de tirarse veinte años criticándola en buena parte de sus tebeos).

"Hemos deconstruído todos nuestros iconos. Sabemos que los políticos son gilipollas mentirosos, sabemos que las estrellas de los culebrones son freaks de la coca, actores guapos son travestis raros y preciosas supermodelos son bulímicas, neuróticas desgraciadas. Sabemos que nuestros cómicos favoritos acabarán siendo pervertidos alcohólicos o suicidas depresivos. Nuestros reality shows nos han mostrado un espejo hirviente para nuestras caras de babuíno aullador y obsesiones obvias, cursis; nuestro amor por la basura, el cotilleo, las trivialidades y la suciedad.

Sabemos que hemos jodido la atmósfera y condenado a los adorables osos polares, y ya ni siquiera somos capaces de reunir la energía para sentirnos culpables. Dejad que los pedófilos tengan a los niños. No queda donde volverse ni nadie a quien culpar excepto, paradójicamente, aquellos tipos ligeramente medievales sin base industrial. ¿En qué creer? El único hombre auténticamente moral, auténticamente bondadoso que queda, ¡es un personaje de comic book inventado! Los únicos modelos laicos para una cultura progresista, responsable, cientificamente racional de iluminación son… ¡Kal-El de Krypton, alias Superman, y sus descendientes multicolores!"
(Grant Morrison, en declaraciones a Wired de hace apenas un mes)


"De repente, todos éramos exactamente quienes éramos, para bien o para mal, y entonces el Presidente anunció que se necesitaban más tropas en Irak y seguimos mirándonos en aquel espejo, reconociendo algo, algo deslumbrante bajo los pliegues y contornos familiares de nuestras caras, esa luz única que desprenden nuestras personalidades míticas y sagradas, cada uno de nosotros es único, irrepetiple en la inmensidad del Espaciotiempo y ahí mismo todos recordamos que éramos reales, que en nuestras propias y apasionadas sagas éramos amantes, dioses o enemigos y rompimos a llorar, "¿Qué son estos patios lúgubres que hemos levantado? ¿Qué vidas son éstas que nos tiñen de gris cual mortajas?", y entendimos que en lo más hondo de nuestras almas todos somos héroes"
(Alan Moore, 2004, PROMETHEA nº 28, episodio titulado ¿AÚN NO SE HAN ENTERADO DE QUE ES EL FIN DEL MUNDO?; aquí abajo, doble página de otro episodio de la serie)





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"MIENTRAS LOS AUTÉNTICOS MONSTRUOS SE HACÍAN CON EL PODER SIN OPOSICIÓN ALGUNA". Entretanto, otro loco británico genial como Morrison o Moore, el músico Jarvis Cocker, cantaba en 2006 cunts are still running the world, los cabrones siguen dirigiendo el mundo. La canción, RUNNING THE WORLD, fue puesta gratis en internet por el cantante, y solamente después apareció publicada, como un corte "camuflado" al final de su siguiente CD. En el minimalista clip, Cocker nos presentaba brevemente la canción invitándonos a corearla si nos apetecía, y añadía al final de su introito el ya clásico "SMASH THE SYSTEM". No te pierdas el karaoke:


Bien, ¿has oído que hay un orden natural?
¿Que los que más lo merecen terminarán teniendo lo mejor?
¿Que la flor y nata no puede ayudar pero siempre sube a lo más alto?

Bien, yo digo... la mierda flota.

Si pensaste que las cosas habían cambiado
Amigo, mejor piénsalo otra vez.
Digámoslo sin rodeos, con las menos palabras posibles:

Los cabrones siguen dirigiendo el mundo
Los cabrones siguen dirigiendo el mundo.

Ahora que las clases obreras son obsoletas,
hay excedentes para las necesidades de la sociedad,
Así que vamos a matarnos el uno al otro
y a conseguir criadas en el extranjero.
Esa es la palabra, ¿no la sabes?
La de los tipos que están dirigiendo el espectáculo,
Vamos a dejarlo perfectamente claro, chicos y chicas:

Los cabrones siguen dirigiendo el mundo
Los cabrones siguen dirigiendo el mundo.

Oh, alimenta a tus hijos con cigalas y langostas,
Encuentra una escuela cerca de lo mejor de lo mejor
En teoría, yo respeto tu derecho a existir
Te mataré si te aproximas a mí.

Ah, esto apesta, sí, es una mierda, es antropológicamente injusto,
Oh, pero las recaudaciones las cobra un tercero,
Los cabrones siguen dirigiendo el mundo
Los cabrones siguen dirigiendo el mundo.

El libre mercado es perfectamente natural,
¿Te crees que soy una especie de muñeco?
Es el modo ideal de ordenar el mundo;
a la mierda la moral, ¿acaso da dinero?

Y si no te gusta, entonces abandona.
O usa tu derecho a protestar en la calle.
Sí, usa tu derecho, PERO NO PIENSES QUE SERÁS OÍDO,

NO MIENTRAS LOS CABRONES SIGAN DIRIGIENDO EL MUNDO.

Los cabrones siguen dirigiendo el mundo
Los cabrones siguen dirigiendo el mundo.
Los cabrones siguen dirigiendo el mundo
Los cabrones siguen dirigiendo el mundo.
Los cabrones siguen dirigiendo el mundo
Los cabrones siguen dirigiendo el mundo.

NOS VOULONS DES HÉROS. Mientras tanto, más abajo en el mapa, un grupo musical tan de izquierdas como Expérience, gente francesa, nada que ver por tanto con la tradición americana, y mucho menos la tradición que representan Eastwood-Miller, músicos que conocen los problemas de la banlieue francesa y han sido testigos de los disturbios de noviembre de 2005, cantaban el año pasado una proclama sobre la falta de referentes actuales para jóvenes y no tan jóvenes en la que repetían como un mantra: NOS VENDEN ÍDOLOS, QUEREMOS HÉROES. Aquí hay algo.


VIVIR EN TU PROPIA FICCIÓN. No está de más recordar ahora las declaraciones de Alan Moore que comentamos el otro día sobre la posibilidad (o necesidad) de dejar de vivir en ficciones impuestas por otros, especialmente cuando son ficciones imaginadas por cabrones (no creo que haga falta dar nombres).

"La realidad es una experiencia tremendamente ficcional. No creo que tengamos opción de elegir si vivimos o no en una ficción, la opción es en la ficción de quién queremos vivir. Hay gobiernos por todo el mundo que tratan de convencernos de vivir en sus ficciones. El gran acto mágico es decidir si vas a vivir en tu propia ficción, si vas a encargarte de escribirte una mejor historia".

"Hemos creado fantasías y luego hemos luchado por hacerlas realidad. Todo lo que se halla a vuestro alrededor ahora mismo tuvo su origen en la mente de alguien. Al crear dioses, diosas, héroes y heroínas, intentábamos ser como ellos, extender nuestras personalidades a través de la imaginación pura".

«Cambiar un mundo es tan fácil como cambiar tu mente. Solo que la materia es más viscosa que la imaginación, así que lleva más tiempo»

"Las ideas sirven para cambiar el mundo. Es para lo único para lo que sirven".
(Moore)


Vuelve ahora a este post y mira las imágenes heroicas que lo ilustran, procedentes de tebeos y películas recientes. Puedes mirar también todas las que ilustran este mismo post, si te apetece. Es casi seguro que algunas imágenes te resultarán más simpáticas y otras más antipáticas, dependiendo de tu ideología y creencias, o de la distancia a la que tú creas estar de la estética concreta, del personaje heroico o del autor responsable de cada una de esas imágenes. Sin embargo, a pesar de las diferencias estéticas, todas esas imágenes heroicas en el fondo te están hablando de lo mismo a un nivel poético. Manejan las mismas metáforas y símbolos, los mismos arquetipos universales. En otras palabras, responden a las mismas necesidades humanas, deseos y esperanzas. Ahí está el espacio simbólico común que todos nosotros, vengas de donde vengas, de la izquierda, la derecha o el centro del campo, del norte, del sur, del este o del oeste, podemos compartir. Para mirar al futuro, barrer los pedazos rotos y empezar la tarea de reconstrucción. La tarea de imaginar el mundo por venir.







39 comentarios:

JC malaga dijo...

Excelente post. Romántico y esperanzador para la humanidad. Aunque vemos a diario demasiados elementos que hacen perder la esperanza en un mundo mejor, hay que soñar con ello, y los héroes son el referente que tenemos.

Haciendo Amig@s dijo...

Un placer leer este blog recién descubierto. Enhorabuena.

Elisa McCausland dijo...

Ese es el espíritu, si señor. Busquemos y, por qué no, creemos nuevos mitos ;)

Anónimo dijo...

Maravilloso post!
Crear nuevos mitos, buscar nuevos héroes, sin duda un camino de largo aliento, sobretodo porque muchos solo darán unos cuantos pasos atrás y se conformarán con fotocopiar un clásico anteposmoderno. Por mi parte me quedo con miller y moore.
saludos!

Ernesto dijo...

La idea de fondo, me parece a mi, es que ahora nos hemos dado cuenta que los malos podemos ser nosotros, que ya no existe un enemigo que potencie las virtudes con las que nos gustaría vernos reconocidos, y sobre todo, que en la era de la imagen ya no es posible esconder las partes “oscuras” del modelo sobre el que se asienta el mito: Alejandro Magno fue el ideal heroico y político durante mucho tiempo. No imagino tanto brillo si pudiésemos ver en directo las atrocidades que cometió en su aventura imperial, por ejemplo, en la Tebas griega, donde exterminó a toda la población. Y en aquella época pudo ser una buena decisión política, pero a día de hoy, con la retrasmisión en directo de la muerte de cada mujer y niño tebano, y con una comunidad internacional sensibilizada, no tendríamos más que a otro político o militar hablando a su propio grupo tribal, pero no ante un verdadero héroe ético y estético. Y eso vale también para los “héroes civiles”, sometidos a un escrutinio público constante, donde sus acciones “heroicas” pueden verse diluidas por la acción constante de la cámara y el micrófono. Por eso me gusta la idea del “héroe de mentira”, el Supermán de Morrison, porque creo que cada vez hay menos espacio para los héroes reales (aunque siga habiéndolo para las acciones heroicas).

Pepo Pérez dijo...

Creo que la visión que hoy se tiene de Alejandro Magno es la de un político, no la de héroe. Sin necesidad de visualizar las carnicerías que implicó la instauración de su imperio. La identificación del Veidt de Watchmen con Alejandro Magno me parece, en este sentido, perfecta. Veidt es también EL Político de Watchmen, con mayúsculas, por eso resulta tan ambiguo e inquietante que en el desenlace del tebeo haya momentos en que parezca el héroe de la historia, incluso cierta complacencia admirativa hacia él por parte de los autores... Como ya he dicho treinta veces, perdón por repetirlo de nuevo, el héroe de Watchmen no es Veidt, salvo que de repente empecemos a considerar héroes a los líderes políticos (Truman, Churchill, Stalin, por qué no, Nixon, Clinton, Buuuuuush....).
Veidt es un sosias de Truman cuando tira la bomba atómica en Hiroshima (en realidad Veidt es mucho peor porque él mismo crea con su conspiración las condiciones necesarias para poder "salvar" al mundo; es eso tan viejo, y tan terrible, de aumentar la amenaza para poder combatirla luego). El héroe de Watchmen, el único que hay en la historia, es el desgraciado que decide inmolarse por todos. El que decide desaparecer voluntariamente del nuevo mundo porque 1) él no puede transigir con todo lo ocurrido justamente porque no es un político sino un héroe, y 2) él tampoco tiene un sitio en el "brave new world" que pretende instaurar Veidt. Estos dos presupuestos para su sacrificio son paradójicos pero simultáneos, y son los que le llevan por la vía rápida al sacrificio heroico. Y es por eso por lo que (casi) todo cristo que lee o ve Watchmen elige a Rorschach como su personaje favorito. Porque es el único héroe puro (de ficción, de mentira, como tú dices, POR SUPUESTO) que hay en esa historia.

Pepo Pérez dijo...

DICHO CON menos palabras: un héroe es un ideal, un deber ser. Y un político es el que tiene que lidiar con la realidad, con el ser. Por supuesto, hay políticos Y políticos: no todos los políticos son iguales ni muchísimo menos. No parece lo mismo ni mucho menos Buuuush (lo de antes era broma) que Obama (esperemos). Hay políticos más y menos decentes, más y menos amorales, más o menos buenos. Algunos, directamente demoníacos (Hitler, Mussolini, Stalin, Pol Pot... me temo que esta lista es larga).

Pepo Pérez dijo...

Por cierto, ya va siendo hora de que metamos sin complejos a nuestro "Paquito" en esa última lista a la que me refería.

Ernesto dijo...

El político como héroe es un rareza que puede encontrar sus excepciones: un mito fundacional de nuestra joven democracia es la de Suárez sentado en el hemiciclo mientras el resto de diputados se tumba tras sus escaños (salvo Carrillo, que no sale en las imágenes televisadas) y Gutiérrez Mellado, un anciano, que se enfrenta sin armas a los golpistas. Quizá sólo fue un acto de dignidad, pero acto salvó de la vergüenza a casi todos los españoles, y cuando pasen los años y a casi nadie le preocupe lo bueno y lo malo que hizo Suárez, las imágenes seguirán hablando de unos tipos que en un momento determinado supieron ejemplarizar con su comportamiento un modelo en el que todos nos reconocimos con independencia de que en la misma situación casi todos hubiéramos acabado en el suelo.

Por eso digo que quizás no se pueda hablar de héroes, pero si de actos heroicos.

En lo de W. estoy de acuerdo. Respecto a Alejandro tan sólo ponía como ejemplo la idea de héroe (y su modelo era Aquiles) en la antigüedad con respecto al escaso margen de maniobra que hoy día existe para representar se mismo papel.

Pepo Pérez dijo...

Sí, te había entendido. Lo de los políticos (o cualquier persona real) capaces de hacer gestos heroicos en un momento dado, también de acuerdo. Yo también leí ayer ese espléndido reportaje sobre el 23 F (creo que tú también : )

Pero ya que sacas el tema, observemos un poco todos los gestos previos de Suárez, porque su historia puede narrarse también como la de un sacrificio heroico: Suárez fue también una "víctima propiciatoria" en aquellos días, una víctima que impulsó el cambio y cuyo sacrificio contribuyó a ahogar, consumir, las envidias y tensiones sociales del momento. Durante la transición, como en todas las transiciones, hay un periodo de caos e incertidumbre, y ese es el que le tocó a Suárez una vez que se abandona el franquismo y se (re)inaugura la democracia con la Constitución de 1978. En ese momento, todo eran alegría, incluso el PCE había sido legalizado a última hora y participado en las elecciones de 1977. Pero... en 1980, llega la resaca, todo parece caos. Crisis económica y paro brutal, terrorismo etarra al límite, incertidumbre territorial con el proceso de las autonomías, descontento general de políticos de distinto signo, incluyendo los propios compañeros de Suárez, moción de censura del PSOE contra la UCD de Suárez (perdida en el último momento), descontento tremendo entre los militares (todos los mandos eran franquistas por entonces), varios conspiradores pensando en hacerse con el poder por envidia y ambición... Había que echar la culpa del caos a alguien, y ese alguien no podía ser otro que el presidente del gobierno, Suárez. ¿Qué hace él? Se ofrece "en sacrificio". Dimite voluntariamente en enero de 1981. Tuvo que soportar la humillación de que incluso su viejo amigo -quién además movió los hilos para designarle presidente en la etapa final del franquismo-, el Rey, le aceptara de buen grado la dimisión sin intentar convencerle de que siguiera. El Rey también quería que se fuera, ya no era útil.

Aún así, la dimisión de Suárez no fue "suficiente" sacrificio, porque los golpistas estaban al acecho, ven la oportunidad y ahí tenemos el intento de golpe del 23-F 1981. El gesto definitivo de sacrificio que convierte a Suárez en héroe ante el país y nuestra historia es lo que le vimos hacer en el Congreso, como tú decías, Ernesto.

Suárez permanece de pie mientras tiroteaban el techo al grito de "todo el mundo al suelo", y realmente todos estaban tirados bajo los asientos menos él y Gutiérrez Mellado, y también defiende a este último cuando los golpistas intentan tumbarle. Esto, sin duda, son gestos heroicos, porque cualquiera que viera esas imágenes en directo tiene la certeza de que Suárez se estaba jugando la vida. ¿Por quién? Hombre, pues por todos nosotros (me incluyo porque, aunque era pequeño, fui testigo en directo de los hechos, y porque mis padres como tantos otros millones de personas de este país estaban acojonados de que los golpistas ganaran, etc.). En fin, se la jugó por defender lo que la mayoría del pueblo quería y había elegido para el futuro.

No sólo eso, los testimonios hablan de la completa dignidad de Suárez durante la noche del 23 F, de cómo le plantaba cara al golpista con la mirada y de cómo incluso le llegó a gritar "¡Cuádrese!". Esto, sin duda, son gestos heroicos.

Para terminar la narración de todo aquello como "una historia de sacrificio heroico", vamos al "desenlace". ¿Qué sucede? El golpe fracasa, pero se consuma el "sacrifico" de Suárez, aunque -menos mal- en un plano simbólico, no con su muerte. Él ya ha dimitido, hay un nuevo presidente, no tiene sitio en el nuevo mundo de la democracia. Él facilitó la transición del franquismo a la democracia pero, cumplida esa misión, tenía que sacrificarse voluntariamente (y así fue: dimitió y casi se hace matar en el Congreso durante el 23 F) y desaparecer porque sus manos estaban "manchadas" por el franquismo (era un político franquista) y había que dejar paso a las nuevas generaciones. Así fue. El 23 F cierra la transición, y el nuevo capítulo empieza con las elecciones de 1982, que ganan por mayoría absoluta buena parte de los herederos de los perdedores de la guerra civil (PSOE). Suárez crea CDS, pero nunca volverá al poder porque representa el pasado, el viejo mundo.

En 1982, ahora sí, comienza un nuevo ciclo, un nuevo mundo simbólico, y en ese camino se empiezan a cerrar definitivamente las heridas. El círculo se completa con la vuelta al poder, ahora ya legítimamente y no por la fuerza, de los herederos del franquismo (Aznar y su triunfo en 1996), etc. El camino para la reconciliación definitiva está ya prácticamente hecho, solo hace falta una generación más -creo- y dejaremos atrás de una vez por todas aquel pasado de sangre de nuestra guerra civil.

Pepo Pérez dijo...

" un mito fundacional de nuestra joven democracia"

lo has descrito muy bien porque a mi juicio es exactamente eso.

Jeune Albert dijo...

Para mí, la dimensión del héroe está ligada a la idea de Responsabilidad, no sólo con uno mismo, y sus ideas y valores, sino con el resto de la sociedad. Un héroe se hace responsable de los problemas de los demás sintiéndolos tan suyos que es capaz de sacrificarlo todo (Eastwood, Rorschach), por el bien común.

Esto chirría tremendamente en una sociedad en la que nos hemos hecho expertos en buscar o construir excusas para no tener que asumir responsabilidades, no sólo a nivel institucional (guerra de Irak, crisis financiera), sino a nivel personal, incluso hasta en los pequeños detalles cotidianos.

Sin ánimo de encender otra vez el mismo debate, me parece muy ilustrativo que A.Moore concibiera como un justiciero desequilibrado a Rorschach para acabar de deconstruir o derruir el concepto de héroe y que sin embargo los lectores lo sigan percibiendo (lo sigamos percibiendo) como alguien heroico.

Un héroe está condenado a la soledad, un sentimiento que impregna poderosamente todo Watchmen, y nadie quiere estar solo. Está mal visto.

Ernesto dijo...

Todo redondeado con su penosa enfermedad…es hermosa esa foto hecha por su hijo en la que se le ve caminando de espaldas cogido del hombro por el Rey…abandonando definitivamente la escena

Pepo Pérez dijo...

Sí, sí, esa foto es increíble.
Jeune Albert, menudo comentario te has marcado. RESPONSABILIDAD. Sí, es otra palabra clave en todo esto, bravo por expresarlo de forma tan directa.

Pepo Pérez dijo...

Y lo de la soledad del héroe es como dices, está por todas partes, en todas las historias heroicas. Doniphon/Ethan/John Wayne como paradigma en el cine moderno (El hombre que mató a Liberty Valance/Centauros del desierto), pero en cualquier otra historia heroica es así. SE quedan solos. Y aunque sobrevivan al sacrificio final, su destino final es también la soledad. La melancolía de todo Liberty Valance viene de ahí, de esa condena a la soledad del héroe. Doniphon/Wayne lo dio todo por su comunidad, perdió la chica y quemó después de eso su casa, su futuro hogar. Y muere solo, sin nadie que le vitoree como el héroe que fue. El último y famoso plano de Centauros del desierto expresa lo mismo.

De ahí nos podemos ir a Sacrificio, de Tarkovski, que es lo mismo expresado con otro lenguaje, otra estética... El protagonista renuncia a sus pertenencias materiales y quema su casa como gesto heroico para "parar la guerra". Y acaba solo, perseguido por los loqueros del manicomio...

Pepo Pérez dijo...

"mientras tiroteaban el techo al grito de "todo el mundo al suelo", y realmente todos estaban tirados bajo los asientos menos él y Gutiérrez Mellado"

Perdón porque antes me he olvidado de Carrillo, el otro que no se tiró al suelo aunque no saliera en "la foto", como tú decías, Ernesto.

Víctor dijo...

Supongo que todas las causas necesitan héroes y mártires, al parecer funcionamos así. No importa que la mayoría de los cambios sociales sean el resultado de la sangre vertida por miles de personas anónimas, el caso es que necesitamos rendir culto a una personalidad y para eso necesitamos héroes (que quedan muy bonitos en forma de estatua en un parque y junto a un macizo de margaritas).

Ernesto dijo...

Se necesitan modelos que aglutinen toda esa sangre y la conviertan en pegamento...

Víctor dijo...

Ah si, se necesitan modelos. Siempre aparecen aunque, muchas veces, nadie les de vela en el entierro.

Pepo Pérez dijo...

Eso es. De todos modos, muchas veces ni siquiera se rinde culto a los verdaderos héroes (Liberty Valance).

De todos modos, ahora estamos hablando literalmente, quiero decir de héroes reales. Pero el relato heroico de ficción no tiene por qué leerse así, literalmente. Al contrario, creo que el verdadero poder que tiene sobre nosotros es simbólico.

(volviendo a Watchmen: por eso mismo que dices, Ernesto, la forma de la mancha que deja Rorschach en la nieve, me refiero a la película, es un símbolo completamente acertado. Y no es cosa del tebeo porque en el tebeo salía un smiley subliminal de fondo, sino de los guionistas, o de Zack Snyder, o de quien sea del equipo de producción: en la película la sangre de Rorschach forma la silueta de los amantes de Hiroshima, y eso es exactamente lo que simboliza el sacrificio de Rorschach en esa historia concreta)

Pepo Pérez dijo...

"No importa que la mayoría de los cambios sociales sean el resultado de la sangre vertida por miles de personas anónimas, "

Hay una historieta de Carlos Giménez que habla de esto, seguro que sabéis cuál es. "Recuerda", de "Una, Grande y...Libre". Al principio había un cartel con políticos de la época con el lema LOS HOMBRES QUE HACEN POSIBLE LA DEMOCRACIA. Luego, a lo largo de las dos páginas de la historieta se mostraba, viñeta tras viñeta, a gente anónima siendo detenida, torturada, apaleada o fusilada. Penúltima viñeta, una manifestación exigiendo libertad y amnistía. Al final, bajo el lema LOS HOMBRES QUE HACEN POSIBLE LA DEMOCRACIA aparecían en el cartel los fusilados, torturados y encarcelados que habíamos visto a lo largo de la historia.

Pepo Pérez dijo...

Y para poner una nota de color y salir un poco del tono seriote, os recomiendo este post de Elisa "La Pequeña Delirio", que escribió aquí mismo el sábado.

Es su post "especial Resurrección" de ayer donde comenta el musical JESUS CHRIST SUPERSTAR (compara la versión apoteósica de 1973 con la reciente versión de la BBC de 2000, no "tan" apoteósica) y "resume el argumento" de la historia con mucha gracia. Enlace:

http://reinohueco.blogspot.com/2009/04/dia-de-resurreccion.html

Víctor dijo...

Muy bien traída esa historia de Giménez, Pepo. Para algunos, parece que la Transición española fue obra de algunos superhérores oficiales (el Rey, Suárez, Tarancón, etc) y la gente estaba mirando el paisaje. La Transición también se hizo en las fábricas y en la calle. Nuestros padres fueron héroes!!!!

Pepo Pérez dijo...

Claro, es lo que estamos aquí diciendo desde el principio. Toda historia de sacrificio heroico te recuerda eso, está hablando de la sangre y el sudor derramado por gente real para que los demás vivan mejor. El héroe solo es una proyección idealizada. O un símbolo aglutinante de todo ese sacrificio, como ya habéis dicho en este hilo.

Y esto mismo se puede explicar a las claras. Véase esa historieta de Giménez, propaganda necesaria de la época, como casi toda la serie "Una Grande y Libre" -anterior por cierto al golpe del 23F-, serie que fue una de las excusas para la bomba que le puso la extrema derecha a El Papus, donde murió REALMENTE una persona inocente de carne y hueso, el conserje del edificio.
O bien se puede contar de forma más simbólica, en una historia de ficción de sacrificio heroico, ya sean bélicas, policiacas o de superhéroes. O de barriada marginal, tipo Gran Torino. Pero todo va de lo mismo. Son solo formas de contarlo, con arreglo al gusto de cada uno, de forma más o menos directa, más o menos codificada, más o menos simbólica.

Pepo Pérez dijo...

La última página de la historieta de Giménez que estamos comentado, "Recuerda", puede verse aquí.

Pepo Pérez dijo...

Si no me equivoco, es de 1976.

El Miope Muñoz dijo...

Ya que estamos tan heroicos y gloriosos haré de contrapunto. John Updike ha explicado muy bien su motivo por el que dejó de leer sólo novelas de detectives (de conan doyle a agatha christie, se entiende) porque Kafka y Joyce le aportaban algo que el triunfo del héroe jamás podría. Porque esos mundos oscuros, complejos, sin sacrificio heroico ni iluminación, eran más cercano al suyo.

Pepo Pérez dijo...

Sí, pero a mí Kafka me parece más viejuno ahora. De chaval, en el instituto, me leí casi todo Kafka, y me fascinaba. Ahora no podría releerlo. No va conmigo, demasiado neurótico, demasiada "mierda" encima. Para problemas, traumas o neurosis, las de uno mismo, cada uno las suyas.

(K. era un genio, no lo pongo en duda, cuidado)

Pepo Pérez dijo...

Y no creo que la complejidad pase siempre por esos mundos oscuros y neuróticos. Hay historias heroicas bastante complejas, creo yo. Liberty Valance toca un montón de temas, el principal y otros secundarios. DK1, y DK2, igual. CONCIERTO EN DO MENOR PARA ARPA Y NITROGLICERINA es, a mi juicio, la mejor historia de Corto. Y es una historia de sacrificio heroico, también con falso héroe (aquí un Judas) glorificado por la leyenda heroica para la comunidad.

La historia misma de Jesucristo, ni te cuento. Está llena de símbolos universales, puedes ver casi lo que quieras en ella, permite múltiples interpretaciones. De Judas a Pedro y su Iglesia, de los múltiples gestos que hace el loco Jesús a lo largo de la historia, a la hipocresía de los suyos terminando con la "equidistancia" de Poncio Pilatos. Joder, si es que está "todo" ahí.

Pepo Pérez dijo...

De todos modos, no me hagas caso, Alvy, he caído en tu "trampa" de contraponer una cosa con la otra, como si hubiera que elegir y un tipo de relato fuera mejor que otro. Pero no hace falta elegir. Lo que hace Chris Ware es muy neurótico, y es un genio que ya ha firmado unas cuantas obras maestras.

El Miope Muñoz dijo...

Jjajajaja. ¡¡¡Claro ahí quería llegar!!!! Mi siguiente comentario, viendo tu respuesta, es: Updike siguió reseñando con delicada inteligencia novelas policiales y de espionaje.

Un abrazo.

Pepo Pérez dijo...

Otro, Alvy.

El Miope Muñoz dijo...

Por cierto se han fijado que Top Ten es mitad relato heroico, mitad refutación de la refundación heroico-mítica. Es espectacular. Me explayo enseguida.

El Miope Muñoz dijo...

Me explico: en Top Ten existen al fin los héroes, en un mundo donde los superhéroes son una patología común (los superpoderes), en el gesto heroico del que habláis. Pero el mal de Top Ten viene precisamente del relato heroico que ha fundado Megalópolis y que ha hecho nobles a la generación anterior.

La pregunta de Moore es puñetera: ¿y si el héroe de hoy tuviera que salvar el mañana poniendo en evidencia al de ayer? Ya estaba planteada, de forma más lateral, en su Watchmen, pero en Top Ten pienso en el relato de Rómulo y Remo que digamos, sirvió para hablar de la gloria de Roma. Con esos relatos heroicos, dice Moore, se puede adormecer la conciencia y justificar las atrocidades, mientras que el héroe de verdad, el detective/policía, debe desenmescararlo.

Pues eso.

Óscar Palmer dijo...

Impresionante entrada, Pepo. Llevo siguiendo con mucho interés todo lo que venís diciendo acerca del heroísmo, los mitos y su "aplicación práctica" en estos últimos diez días, pero lo de hoy me ha tocado particularmente la fibra. Y creo que tienes toda la razón y que hay que repetirlo cuantas veces haga falta: nuestra tarea es efectivamente la de imaginar el mundo por venir. Cada uno dentro de sus posibilidades y aportando lo que pueda a ese "espacio simbólico común", a esa laguna de los arquetipos en la que queramos o no todos vamos a pescar de vez en cuando, consciente o inconscientemente.

Pero volviendo a Eastwood, al que por cierto considero uno de mis pocos auténticos héroes de carne y hueso, hay una película que todavía a día de hoy sigue siendo mi favorita de todas las de su carrera, que creo que ejemplifica a la perfección esa frase tan de puta madre con la que has rematado la entrada, la de "Para mirar al futuro, barrer los pedazos rotos y empezar la tarea de la reconstrucción", y es El fuera de la ley, en lo que a mí respecta una obra maestra sin paliativos que toca todos estos temas: la conversión del hombre (Josey Wales) en mito, el poder legendario de ese mito y cómo se va agrandando en boca de los demás, el modo en el que se convierte en aglutinante de una nueva comunidad a la que da vida y sentido, el abandono de esa comunidad para permitir que pueda seguir adelante y finalmente la muerte/resurrección en la que se entierra la leyenda para que el hombre pueda seguir una nueva vida. Y todo ello, con ese medido sentido de la épica y ese sentido del humor tan socarrón que pocas veces se le reconoce como una de sus constantes. No sé cuántas veces la habré visto ya, pero me sigue emocionando como la primera vez y me fastidia que a la hora de hablar de los muchos logros de Eastwood como director no se la mencione tan a menudo como a otras, quizá porque rompe un poco ese esquema que se han hecho muchos críticos de su "maduración" en los ochenta, sobre todo a partir de Bird, y de su consagración con Sin perdón, cuando quince años antes ya estaba haciendo lo mismo: examinar las raíces de los mitos, del heroísmo y de la violencia.

Pepo Pérez dijo...

Es de mis favoritas suyas también, sí. Supongo que, al ser más antigua, se habla menos de ella.

Pepo Pérez dijo...

" la de imaginar el mundo por venir"

Y eso se empieza de modo individual, cada uno en su vida y con pequeños gestos. Seré un ingenuo, pero es lo que creo.

Ernesto dijo...

El mito, cuando nace, fija unas reglas del hoy que pronto se convierten en las del ayer, y frente a ese mito hay que construir el modelo del mañana. Cuando hablamos del mito como modelo estamos hablando de un modelo que la mayoría de las veces sirve simplemente como contraste. El ejemplo de Gran Torino es claro: el héroe crea las bases para un nuevo mundo, y cuando ese nuevo mundo ya está definido como un todo hay que crear nuevos referentes que se ajusten a las necesidades reales del momento (es lo que está pasando ahora ¿no?)

Pepo Pérez dijo...

SÍ.