martes, 28 de abril de 2009

MONTEYS Y 'WATCHMEN' EN EL MANGLAR 9


En este número de la revista, Monteys ha firmado además de la portada, unas acojonantes, abrumadoras páginas interiores de cómic. Va sobradísimo. Humor fino, metahumor más fino, meta-metahumor y triple pirueta sin red. Espero que siga publicando en la revista, ojalá que sí. José Antonio Serrano también le ha entrevistado en las páginas centrales, merece la pena leer también la entrevista.

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SUPERHÉROES Y "SUPERHÉROES". Al margen de esto, y aprovechando que ha vuelto a salir "casualmente" WATCHMEN en el post de abajo, quería citar un extracto de la sección de John Tones en El Manglar, A MACHETE. Se trata de unos párrafos que me sorprendieron gratamente porque explican una idea que comparto desde hace bastante tiempo. Tones argumenta por qué es absurdo citar a WATCHMEN como "cumbre de los tebeos de superhéroes". WATCHMEN es una sátira en clave dramática de los superhéroes, una deconstrucción, una coda al género de enmascarados, un experimento en los márgenes del mismo, lo que queramos. Pero no es definitivamente el paradigma del cómic de superhéroes ni "el mejor cómic de superhéroes de la historia", sencillamente porque se salta a la torera los códigos que definen a este género. El SUPERMAN de finales de los cincuenta sí es un buen ejemplo del cómic de superhéroes; LOS 4 FANTÁSTICOS de Lee y Kirby, sí, por supuesto; SPIDERMAN, de Lee y Ditko, sí. BATMAN de Bill Finger y Dick Sprang también es un buen ejemplo del género, igual que el LINTERNA VERDE de John Broome y Gil Kane. BATMAN de O'Neil y Neil Adams, también; LA PATRULLA X de Roy Thomas y Neal Adams, sí, por supuesto; LOS VENGADORES de Lee y Kirby, evidentemente que sí; SUPERMAN Vs. SPIDERMAN de Gerry Conway, Ross Andru y Dick Giordano por supuesto que también. Etcétera. Porque cuando hablamos de un género determinado, hablamos de eso mismo, de un género. Es decir, de un tipo de relato con unos códigos y convenciones muy concretos, en el que pueden caber muchas cosas dependiendo del autor, sí, pero no cabe todo. Particularmente aquellos relatos que, como WATCHMEN, se dedican precisamente a deconstruir esos códigos y convenciones del género y a criticarlos abiertamente.

El origen del género: el Superman de Jerry Siegel y Joe Shuster (Action Comics 1, 1938)

Hazañas bélicas superheroicas: el supersoldado Capitán América zurra a los nazis en su debut, fecha de portada Marzo 1941, por Joe Simon y Jack Kirby. En 1986, el supersoldado americano de WATCHMEN -El Comediante- es el fascista que liquida a inocentes

Momento cumbre de la Edad de Oro de los superhéroes, años cuarenta: la socarronería heroica del Capitán Marvel -luego Shazam!- superaba en ventas (millonarias) a Superman, su máximo rival. Portada de C.C. Beck (1946)

Dos Caras y los cacharros gigantes del Batman de los cincuenta, por Bill Finger y Dick Sprang (1954)

Más género de supertipos disfrazados: El GREEN LANTERN de John Broome y Gil Kane (1959) en los inicios de la Edad de Plata del comic book de enmascarados

El hombre que se casó con Lois Lane. El delirio no tan ingenuo del Superman de la Edad de Plata, por Wayne Boring y guionista no acreditado (1960)


¡Si este fuera el día del juicio final...! La Edad de Plata del género alcanza su gloriosa cima con la llegada de Galactus al Edificio Baxter de Los 4 Fantásticos. Por Stan Lee, Jack Kirby y Joe Sinnott (1966)

LA DROGA MATA. En la segunda mitad de los sesenta, los problemas sociales de la época entran de forma cada vez más intensa en el género de superhéroes por la puerta abierta de Marvel. La portada y viñetas de arriba constituyen un punto álgido de los "temas sociales" en los superhéroes de la Edad de Plata, concretamente pertenecen a la célebre "trilogía de las drogas", en AMAZING SPIDER-MAN #96 (1971), por Stan Lee, Gil Kane y John Romita. El chaval que está en el suelo en esa portada se había tomado una pirula y, colocadísimo, hacía un salto del ángel desde un séptimo piso creyendo que podía "flotar, volar como un pájaro". Menos mal que Spidey estaba cerca para salvarle. El episodio no pasó la censura del Comics Code, y Lee decidió publicarlo y ponerlo en la calle sin el famoso sellito. Había llovido ya demasiado desde que el Comics Code Authority se creara durante la "caza de brujas total" de los 50.

LA IMPACTANTE VERDAD SOBRE LAS DROGAS. De manera casi simultánea, en DC Comics se lanza el mismo mensaje a la juventud de una forma más contundente. Speedy, el sidekick del superhéroe Green Arrow, se chuta heroína. "¡Mi pupilo es un yonki!", gritaba Flecha Verde en esa portada de Neal Adams de 1971; guiones de Denny O'Neil. Releída ahora la saga, sorprende por su ingenuidad en el tratamiento del tema.

En 1974 el caso Watergate llegaba a Marvel para despertar al Capitán América del sueño americano. El héroe termina renunciando a su papel de supersoldado patriota, pero no a su papel de héroe: se convierte en un superhéroe sin país, el Nómada. Fue en la saga de EL IMPERIO SECRETO, por varios autores (principalmente, Steve Englenhart y Sal Buscema). La portada de arriba es de John Romita.

Otro hito en el género. SUPERMAN VS. EL ASOMBROSO SPIDERMAN (1976) supone el inicio de la moda de los crossovers entre las dos grandes editoriales rivales, Marvel y DC. Después de una larga gestación, este especial daba todo lo que prometía destilando "esencia pura" de superhéroes. Megahostias, megavillanos hiperlocos, megarrobots gigantes, megaplanes demenciales de conquista del mundo y, por supuesto, breve megapelea donde los dos héroes medían sus fuerzas mientras la chiquillería aplaudía a rabiar. Final feliz donde el superbien triunfaba frente al archimal (Dr. Octopus y Lex Luthor). Por Gerry Conway, Ross Andru y Dick Giordano



MARIDOS Y MUJERES. Una miniserie de DC realizada en 1983 por Jan Strnad, Gil Kane y Tom Ziuko, SWORD OF THE ATOM, adelantó cierto tono "realista", crepuscular y desengañado, que explotaría tres años más tarde con los superhéroes del "curso de 1986". El héroe, Ray Palmer alias Atom, descubre que su mujer le engaña con otro, y además lo hace porque las tareas de Ray Palmer como científico y superhéroe no le dejan tiempo para atenderla debidamente. "Oh, Ray... ¡Crece! ¡Dejé de leer comic books hace años! ¿Qué te hace pensar que quiero vivir en uno?", le decía su mujer. Es el comienzo de una aventura que combinó género de superhéroes y fantasía heroica. Para matar las penas, el cornudo Atom viaja reducido a tamaño de bolsillo a una tierra salvaje microscópica; el héroe renacerá allí como un hombre nuevo, convirtiéndose después de muchas vicisitudes en el líder local y, por supuesto, conquistando el corazón de una bella moza.

LA ERA POSMODERNA. Deconstrucción y sátira en clave dramática del género de enmascarados: frente a todo lo anterior, los superhéroes son antihéroes (menos uno en última instancia) y son cuestionados en su totalidad. Neuróticos, decadentes, amorales, fetichistas, megalómanos o fascistas sin paliativos. Véase el Comediante, que en esas viñetas de arriba se caga en todo lo que significan los superhéroes y de paso revienta una reunión para crear un nuevo grupo de justicieros. "He dicho MIERDA. Esta idea de los Justicieros APESTA. (...) Solo un idiota puede pensar que los problemas de América son lo suficientemente pequeños para que PAYASOS como vosotros puedan manejarlos. No tenéis NI IDEA de lo mal que va este mundo. Creedme". Toda una declaración de intenciones en WATCHMEN, capítulo 2. Por Alan Moore, Dave Gibbons y John Higgins (1986)


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En palabras de Tones en la revista El Manglar 9, cedidas amablemente por él para este blog (gracias):

"La revista de literatura Quimera publica, en su número 301, un dossier que titula Narrativas Superheroicas y que, a la sombra de la gravedad arrojada por ese extraño nuevo orden impuesto por el soporífero cine de superhéroes reciente, intenta reivindicar un modo de contar las cosas que lleva reivindicándose a sí mismo desde hace veinte años. Este dossier, coordinado por Jorge Carrión, se compone de un artículo introductorio (Los montes de Kryptonita, de Carrión); un artículo (Las cuatro edades del superhéroe, de Juan Trejo) que sitúa cronolígicamente la historia del género equiparándolo con otras tantas novelas sobre el tema (Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay de Michael Chabon, La Tormenta de Hielo de Rick Moody, La Fortaleza de la Soledad de Jonathan Lethem y Muy Pronto Seré Invencible de Austin Grossman); una inofensiva galería fotográfica de Dulce Pinzón en la que gente normal se viste de superhéroe para llevar a cabo tareas cotidianas; un interesante artículo (La supervivencia del supergénero, de nuevo de Jorge Carrión) sobre la relación entre los héroes y sus congéneres humanos; y, finalmente, un diccionario de superhéroes en el que participé con unas breves semblanzas de Punisher y Hulk, y en el que también intervino gente como Alvy Singer, Doctor Zito o Eloy Fernández-Porta. La conclusión para el lector curtido es, en términos generales, la habitual: es contraproducente teorizar buscando la rareza y la disidencia en una forma narrativa que se desea convencional. Dicho de otro modo: no tiene ningún sentido hablar de tebeos de superhéroes usando como elementos teóricos Watchmen y otros títulos cuyo sentido es, precisamente, que se apartan del canon.

Me irrita la necesidad de la crítica de señalar obras como Watchmen como la culminación de la narrativa superheroica, precisamente porque tal y como se subraya siempre, se distancia de la narrativa superheroica. No tiene sentido: Watchmen es una obra maestra del medio, que usa el material superheroico como orgulloso soporte argumental, pero las grandes muestras del género, precisamente por eso mismo, hay que buscarlas en los tebeos que saben cómo no apartarse de los estrictos códigos que rigen los universos superheroicos: la etapa de Claremont y Byrne en los X-Men, las alienígenas fantasías para todos los públicos del Shazam! clásico, los retruécanos de metafísica superheroica de Mark Waid para Flash o, como mucho, la mayúscula superlativización de los mitos Marvel en los dos primeros volúmenes de Ultimates de Mark Millar. Es el constante terror de la crítica cultural (pasa aquí, y pasa en el cine, y en la música) a las restricciones genéricas lo que lleva a elogiar los productos que las ignoran cuando, aún reconociendo el indiscutible valor de las visiones laterales, los condicionantes de los géneros son la camisa de fuerza que los hace evolucionar. Por supuesto, no hace falta aclarar que Watchmen es un extraordinario comic de superhéroes, pero no debería ser el espejo en el que se mire el género, precisamente a causa de su revolucionaria singularidad. Watchmen es una maravillosa rareza".


El "slice of life de un mundo alternativo", en palabras de Dave Gibbons, o la ucronía de WATCHMEN (1986)

Tones apunta una de las posibles razones del extraño fenómeno: la aversión de la crítica cultural a las restricciones (convenciones) del género. Yo propongo otra posible razón, y esta apunta también hacia los propios aficionados a los superhéroes. Cuando se dice que "WATCHMEN es el mejor cómic de la historia", muy a menudo se está afirmando implícitamente que el mejor cómic de la historia es un cómic de superhéroes porque se da por hecho que WATCHMEN lo es. Y sin embargo, ni siquiera uno de los autores, Dave Gibbons, era capaz de verlo como tal sino como “una historia de ciencia-ficción, un ‘slice of life’ de un mundo alternativo” (sic). WATCHMEN en todo caso es una deconstrucción posmoderna de las convenciones que habían sostenido el género, un artefacto autoconsciente que pretende dejar al descubierto las piezas del mecanismo, los motivos psicológicos y políticos que se ocultan -según la interpretación personal de los autores de Watchmen- bajo los tópicos superheroicos. Pero por eso mismo no es un ejemplo paradigmático del cómic de superhéroes sino justo lo contrario. Una "maravillosa rareza", en palabras de Tones.

¿Cuál es entonces, según lo veo yo, la razón de que se elija WATCHMEN como "cumbre del género de superhéroes" cuando difícilmente puede defenderse como un relato de ese género, y quizás no pertenezca a ningún género en realidad (Zack Snyder declaró hace poco algo en este sentido, que ve a WATCHMEN como una obra sui generis que crea su propio mundo al margen del género)? La razón a mi juicio oculta un secreto sentimiento de inferioridad del aficionado al género de enmascarados, y me refiero al auténtico género: Superman de Siegel y Shuster, Batman de O'Neil y Adams, Spiderman de Conway, Kane, Romita y Andru, X-Men de Claremont y Byrne, X-Men y All Star Superman de Morrison y Quitely, etc., etc. etc.

El Batman de los setenta, por Denny O'Neil y Neal Adams (1971)

El fin de la inocencia: el Spiderman de Gerry Conway, Gil Kane y John Romita en LA NOCHE QUE GWEN STACY MURIÓ (1973), punto final de la Edad de Plata del género de superhéroes y comienzo de la más oscura y violenta Edad de Bronce, que se extendería durante el resto de los setenta y primera mitad de los ochenta. The times, they are a-changing.

El loco loco loco Arcade contra los UNCANNY X-MEN de Chris Claremont, John Byrne, Terry Austin y Glynis Wein (1979). Spiderman, de superamigo invitado

"Hazañas bélicas" nada gloriosas de los "superhéroes" de WATCHMEN (1986). El Comediante asesina a sangre fría a una vietnamita embarazada por él mismo, mientras el Dr. Manhattan se cruza de brazos

Al escoger a WATCHMEN como mejor cómic de superhéroes de la historia se trata de elegir no un tebeo de superhéroes de verdad, con todo lo que eso implica (tramas delirantes y ridículas, maniqueísmo a tope, villanos loquísimos y malísimos, peleas físicas a porrillo con superpoderes, superamigos y supermamporros, es decir, todo lo que hace GLORIOSO, ORIGINAL e IRREPETIBLE al género de superhéroes), sino de elegir un tebeo de "superhéroes" que podamos mostrar sin vergüenza ante el público general. Un tebeo de "superhéroes" presentable. Porque WATCHMEN, con su exhibicionismo formal y temático, dio una pátina de respetabilidad cultural a un género popular que había sido menospreciado hasta entonces por infantil y banal. Enarbolar ante el mundo la bandera de WATCHMEN es como decir “mirad, los superhéroes también pueden ser complejos y adultos”. Y esa es la razón, creo yo, de que a menudo se le cite como mejor tebeo de superhéroes de la historia cuando WATCHMEN es ante todo y sobre todo una sátira que critica duramente ese género hasta demolerlo.

43 comentarios:

John Tones dijo...

Gracias por la cita, Pepo. Coincido también con la explicación que das, con ese sentimiento de inferioridad que creo que es el que secretamente hace que muchos aficionados se enorgullezcan de que películas bajo mi punto de vista definitivamente erradas como Watchmen o Dark Knight reciban el beneplácito de la crítica y el público (quizás menos en el caso de Watchmen, aunque el bombazo mediático compensa): ese complejo de inferioridad lleva al lector de tebeos a pensar inconscientemente que los comics son un medio por debajo del cine, y que el cine precise de los éxitos del cómic para generar sus propios éxitos es una victoria jaleada en los foros de fans pero teñida, creo yo, de cierto complejo de inferioridad.

Fox dijo...

>>>"La razón a mi juicio oculta un secreto sentimiento de inferioridad del aficionado al género de enmascarados"

Pues amen, vaya. Mira que Watchmen es mi tebeo favorito, pero nunca lo he considerado un comic de superheroes como tal. Que grande por cierto el hecho de ilustrar parte del artículo con esa imagen del Spiderman de Conway y Kane... que no voy a decir que es el mejor, pero sí es mi verdadero cómic de superheroes favorito (121 y 122, el resto de la etapa de Conway me gusta menos que la de Stan Lee, exceptuando la saga del clon). Pues rompe esquemas manteniéndose aun dentro del género. Es el climax de Amazing, el punto álgido de Marvel, y la cumbre del genero superheroico norteamericano... aunque Morrison se ha acercado mucho con su All Star Superman...

FOXXXXXXXX

Fox dijo...

Eso sí, he de reconocier que yo era el primero que salia de la librería especializada con 13 años y escondía los Spidermanes que compraba no fuera que me vieran los amigotes o la rubia explosiva de mi clase de Cultura Clásica.
Y precisamente con Watchmen se me empezó a quitar esa odiosa manía y ahora llevo los comics bien a la vista XD

FOXXXXXXXXXXX

Octavio B. (señor punch) dijo...

Muy de acuerdo, Pepo.
De hecho, siempre he pensado que (tan comparados y tan diferentes) mientras Watchmen era ciencia ficción, más cercano a El Hombre en el castillo (Dick) que a Superman, el Señor de la Noche de Miller sí pertenece al género al 100% (por mucho que se desarrolle en el futuro). Miller deconstruye, pero no se sale del género. Hay mamporros por docenas, hay poses hercúleas, malos malísimos de una cara (o dos, jeje, chiste tonto). Pero renovados. Ojo, renovados, no negados, que a veces eslo que parece hacer Watchmen (l uqe no es malo tampoco, claro... es... otra táctica, simplemente)
Ya sin buscar renovadores, me gustaría sacar a modo de pregunta una idea paralela y salirme de Watchmen: ¿dónde podemos encontrar hoy superhéroes puros, esenciales? ¿en los guiones de Geoff Johns?¿En Invencible, quizás? Y meto nombres que suenan en los blogs más pijameros, porque son ejemplos que conozco relativamente poco...vamos que no digo que sí, que realmente pregunto.

Pepo Pérez dijo...

Sí, BATMAN DKR es superhéroes de verdad, estoy de acuerdo. Igual que BATMAN DK2.

Esto también son superhéroes de verdad a tope.

Álvaro Pons dijo...

" los condicionantes de los géneros son la camisa de fuerza que los hace evolucionar."

Establecer los códigos de los géneros como inviolables no creo que los haga evolucionar, la verdad. Los géneros son conjuntos genéricos (valga la redundancia) de arquetipos, códigos y reglas a los que se llega por cierto consenso, pero que tienen mucha flexibilidad y permiten su deformación, perturbación y violación continuada. Precisamente de esas miradas atrevidas, que son capaces de darle vueltas a los géneros, es de dónde estos evolucionan, mutan, crecen, transforman... A fin de cuentas, los superhéroes nacen de una mutación del género fantacientífico, son una evolución casi natural de un género en otro. Subgéneros que toman conciencia de identidad y superan al original. y no es necesario que la evolución sea desde uno a otro género nuevo, dentro de los mismos superhéroes, la evolución entre la golden y la silver se puede entender como una derivación de la ruptura de códigos. Stan Lee y Ditko rompieron los límites nunca escritos del género con héroes más humanos.
Y Moore, en ese sentido, siempre ha jugado a la hibridación de géneros, a la mixtura, antinatural si se quiere, pero muy efectiva.
Establecer límites a los géneros es dar naturaleza de ley a una etiqueta y poner barreras que, casi por definición, están hechas para ser tumbadas.
Creo.
(Lo que no quita que, evidentemente, se pueda jugar desde la aproximación canónica con extraordinaria calidad, como los ejemplos citados de DK y DK2).

Otra cosa es que, efectivamente, la utilización de Watchmen sea en este caso ejemplificadora de un sentimiento de inferioridad mal asumido, que es incapaz de ver la genialidad de muchas obras. Incluso iría más allá de lo que acertadamente indica Pepo: muchas veces se reniega de tebeos de superhéroes porque son infantiles o juveniles, como por ejemplo muchas series de la Golden y Silver -pienso en el SUperman de los años 50, Batman, etc-, de nuevo en un complejo de inferioridad mal asumido que obliga a sólo considerar tebeos "adultos". Y si bien se puede argumentar que pueda ser más interesante o gratificante una lectura más adulta, es absurdo utilizar ese mismo argumento como criterio de calidad. Seria tan absurdo como descalificar Spirou por ser un tebeo para niños. Es un ejemplo más de ese sentimiento de inferioridad terriblemente asimilado por el lector de superhéroes.

Pepo Pérez dijo...

Una cosa es hacer evolucionar un género, renovar sus códigos, que es lo que hicieron muchos autores como los que tú apuntas. Y otra muy distinta es satirizar esos códigos y convenciones, criticarlos o deconstruirlos. ¿Tú dirías que El Quijote es una novela de género? Yo no. ¿Es una novela de caballería? Tampoco. El Quijote es justamente una sátira de las novelas de caballería, además de muchas otras cosas.

En un sentido parecido veo yo Watchmen. No es auténtico género de superhéroes, es sátira de ese género, de sus códigos y convenciones. Llevándolos al "mundo real" además (la operación también es parecida a la que hizo Cervantes con su "caballero" Don Quijote).

Bruce dijo...

...Ergo Watchmen sí tiene cosas en común con 'El Quijote'...

Jeune Albert dijo...

La pregunta que me planteo y creo que se plantea en esta discusión en el fondo es: ¿Pueden existir tebeos de superhéroes que respeten los códigos del género que sean disfrutados por los adultos y que a su vez sean reconocidos por los grandes medios de comunicación como una obra artística “per se”?

A mi modo de ver el problema está en la última parte de la ecuación, ya que en este blog por ejemplo, creo que pensamos que los superhéroes, y por extensión los tebeos, pueden ser un entretenimiento para adultos, es decir, ser obras artísticas que te pueden hacer pensar y reflexionar sobre muchos temas.

Todo depende del talento, hasta “All Star Superman” creía que el personaje estaba demasiado agotado, que Moore, una vez más, le había dado la puntilla. Sin embargo, es uno de los mejores tebeos que he leído últimamente, comparable a cualquier obra en principio más “adulta”.

Pepo Pérez dijo...

"...Ergo Watchmen sí tiene cosas en común con 'El Quijote'..."

Sí, claro. Igual que muchos otros relatos, literarios y del cine, que tienen cosas en común con El Quijote...

Pero no era eso lo que decía el director de cine. Que una obra tenga cosas en común con otra obra no quiere decir que esté a su misma altura.
"Watchmen tiene la calidad literaria de El Quijote". Esta afirmación es la que se negaba en la conversación, y se incluía a 300.

Bueno, da igual, no importa.

"¿Pueden existir tebeos de superhéroes que respeten los códigos del género que sean disfrutados por los adultos y que a su vez sean reconocidos por los grandes medios de comunicación como una obra artística “per se”?"

SÍ. Yo al menos los puedo seguir disfrutando en algunos casos. Lo del reconocimiento ya no sé, me da igual. All Star Superman es un buen ejemplo, ya que lo pones.

Pepo Pérez dijo...

Dicho de otro modo. No tendría sentido elegir al Quijote como "cumbre del género de caballerías", ¿verdad?

(Recordemos el momento del Quijote en que el cura y el barbero tiran al fuego las novelas de caballería de Alonso Quijano, esas que le sorbieron el seso hasta creerse un caballero medieval)

Jeune Albert dijo...

Por ejemplo, si todos los medios generalistas cuando salga Gus 3 se pusieran a decir que esta serie es la obra maestra del western en los cómics, la gente que no conoce mucho los tebeos, el famoso lector ocasional, tendría una opinión nada exacta de lo que es el género del western en el cómic (Blueberry, Ken Parker, Tex, jerry Spring etc,etc).

Claro, si no existe un película detrás, quizás no tendríamos ese problema porque no se intentaría llegar a toda la gente, sólo a los "aficionados".

Bruce dijo...

"Watchmen tiene la calidad literaria de El Quijote"
Claro que no, pero tampoco hace falta. A mí nunca se me habría ocurrido compararlos.

Pepo Pérez dijo...

Exacto, Jeune Albert. Por eso usaba antes el símil del Quijote. Sería una cagada elegirla como "cumbre de la novela caballeresca" porque, entre otras razones, el Quijote NO es precisamente una novela muy representativa de ese género.

Bruce dijo...

"¿Pueden existir tebeos de superhéroes que respeten los códigos del género que sean disfrutados por los adultos y que a su vez sean reconocidos por los grandes medios de comunicación como una obra artística “per se”?"

Un elseworlds como 'All Star...' en el que el autor tiene libertad (no sé si total o no) lo tiene más fácil, pero ¿y una serie como Green Lantern donde G. Johns tiene 'libertad vigilada'? ¿Vale la pena seguir una serie en la que el escritor está tan vigilado por el editor?

Bruce dijo...

..y tan esclavizado por la continuidad y por las ventas.

Pepo Pérez dijo...

En realidad El Quijote no era género, ni de caballerías ni ningún otro. Aquí volvemos a lo de los códigos de género, que es otro tema. Es que hoy se usa el término género con una alegría que , vaya. De repente cualquier obra parece ser encajable en algún género, cuando no siempre sucede así ni mucho menos.

Jaime Hernandez, por ejemplo, ¿qué género practica? Ninguno. Su obra es intensamente personal, toma de aquí y allá, pero lo que él hace no comparte códigos y convenciones narrativas con ningún género preexistente que podamos identificar. Chris Ware igual, Clowes igual, Burns igual, Sfar igual, Valenzuela igual, Durán igual. Etcétera mil. En el cine o la literatura igual. Hay muchos autores cuya obra no es encajable en un género narrativo.

Álvaro Pons dijo...

Pero...¿por qué es necesario la etiquetación de las obras? ¿Por qué se debe seguir unos códigos estrictos? Sinceramente, no veo razón para establecer unos límites estrictos al género, me sorprende, la verdad. Hernández, ya que lo citas, toma precisamente elementos comunes del género de Ciencia ficción en las primeras entregas de Mechanics, pero luego los reinterpreta, al igual que hace con los superhéroes. ¡Es género de sh o de Cf? No entiendo la necesidad de etiquetarlo, lo que hace es nutrirse de códigos y convenciones previas para establecer un camino previo. Analicemos esos códigos y su nueva escritura sin necesidad de dotarlos imperiosamente de ficha de catalogación...¿no?

El caso de la parodia, la sátira, me parece que es diferente, ya que pese a que se considera en sí mismo un género, en el fondo es un metagénero, es un -llamémoslo así- protocolo de deconstrucción aplicable a cualquier género. Y no, yo no entiendo Watchmen como una sátira. Deconstrucción sí, sátira no. Aunque es cierto que hay muchas conexiones entre ambas ideas y la segunda es una herramienta habitual de la primera.
Creo.

Pepo Pérez dijo...

No, si es que aquí no estamos poniendo las etiquetas, Álvaro. La etiqueta la ponen otros cuando dicen que Watchmen es "el mejor tebeo de superhéroes de la historia". Y las etiquetas precisamente sirven muchas veces, como en este caso, para despistar al personal. Si tú le das Watchmen a alguien que no haya leído nunca un tebeo de superhéroes,y le cuentas esa etiqueta "aquí tienes el mejor tebeo de superhéroes de la historia".... Me parece que ese lector se va a hacer una idea un tanto extraña del género de superhéroes.


"Y no, yo no entiendo Watchmen como una sátira. Deconstrucción sí, sátira no. Aunque es cierto que hay muchas conexiones entre ambas ideas y la segunda es una herramienta habitual de la primera.
Creo."

Watchmen es sátira de los superhéroes, como El Quijote era sátira de la novela caballeresca.
En Watchmen hay intención evidente de crítica política y social, de crítica a los superhéroes, y para ello se recurre a la ironía y la ridiculización de los clichés de los superhéroes (no digo que Watchmen sea solo eso, pero sí hay MUCHO de eso). Eso es sátira tal como la entendían los griegos. Se hace en clave dramática en vez de cómica, pero hay una evidente intención satírica.

Y no es porque la sátira sea metagénero aplicable a cualquier género. Es simplemente porque la intención mayor en Watchmen es satírica. Sátira sobre la política USA de la guerra fría, sátira sobre Nixon/Ronald Reagan, sátira sobre el género de superhéroes, sobre sus estereotipos, sobre sus héroes, sus villanos.

Rorschach, el héroe romántico puro y maniqueo, es un perturbado que fue maltratado de niño por su madre prostituta. El "Capitán AMérica" de Watchmen, Comediante, es un mercenario amoral que ha hecho auténticas barbaridades, y la guerra sucia para la CIA, sin cortarse un pelo. "Superman" -Dr. Manhattan- pasa de los seres humanos como de un simple y vulgar hormiguero de termitas.
"Batman" -Búho Nocturno II- es un cuarentón frustrado, impotente sexual, que sólo se empalma cuando se pone las mallas y la capa. La "heroína genérica" (en palabras de Moore), Sill Spectre II, es una mujer florero que cambia de novio como quien tira de oca en oca. Y el retrato de su madre no es mucho mejor. Finalmente, el supervillano megalómano de cualquier tebeo de superhéroes (en Watchmen es Ozymandias) termina como "héroe" de la función "salvando" al mundo al final de la historia.

Si esto no es sátira de los superhéroes clásicos...

Pepo Pérez dijo...

Es una sátira (dramática), además, sin épica. Porque se quiere evitar a toda costa el tono habitual de los superhéroes, que era justamente ese: épico, heroico.

Y los personajes de Watchmen son prácticamente todos antihéroes.

Álvaro Pons dijo...

En efecto, hay hipérboles de los arquetipos superheroicos, pero no los veo riduculizantes o, incluso absurdos. Alonso Quijano es un esperpento, ríduculizado por decisiones absurdas. Es una sátira que, desde luego, no tiene épica, pero si ataca a través de esa concepción humorística tan devastadora. Sin embargo, no veo que exista concepción satírica en Watchmen sinceramente. Veo crítica a través de la hipérbole, cierto, que se puede calificar como uno de los recursos de la sátira, pero sin esa concepción satírica. El que Rorschach sea un perturbado maltratado de niño por su madre prostituta es una simple plasmación de la concepción freudiana del trauma infantil, una simplificación de una explicación "realista" de la creación del héroe.
Como deconstrucción lo entiendo, como sátira, sinceramente, no.

Octavio B. (señor punch) dijo...

es difícil decir absolutos sobre Watchemn, que es obra muy poliédrica. Básicamente trata de superhéroes, claro... pero en muchos aspectos no respeta los formalismos que hacen al género. Igual que el terror en cine lo es por la forma, los SH lo son por cómo se cuentan. Miller ¿hace Sh en Año uno?¿o noir?¿o mezcla? Yo creo que es muy de serie negra en ese cómic, la verdad. En DK 2 es claramente pijamero, pero no por salir Batman, sino por el tono, las formas, los recursos... Watchmen sabe tomar cosas de la forma de los tebeos de Sh, como el dibujo no-realista. Pienso que en el fondo la estructura cartesiana es tan "irreal" como las páginas-viñeta de Spiderman vs Superman, así que aquí tenemos un posible ejemplo de deconstrucción genérica. No rompe un código sino que lo recrea de un modo no habitula (la planificación enfatizando la fantasía narrada
Millar y Hitch en Ultimates hacen Sh muy rotundos pero aplican un dibujo hiperrealista, lo que no es muy del género.
Pero creo que (vuelvo a Watchmen, menudo cacao) si sumamos las cosas que obvia Watchmen y las que respeta/renueva, estamos ante ciencia ficción de realidades paralelas antes que ante la hiperbólica fantasía de los Sh. Aunque también se rastrea género pijamero, claro (y vuelta a empezar)
¿Es sátira o deconstrucción? Burlesco, desde luego, no es. Pero la sátira puede ser denuncia, y eso sí que lo es Watchmen. Sería interesante la opinión, al respecto, de un filólogo...

Pepo Pérez dijo...

el DRAE define a la sátira como "Composición poética u otro escrito cuyo objeto es censurar acremente o poner en ridículo a alguien o algo".

Y es muy exacto, porque lo que define a la sátira, ya desde los griegos, era esa intención de denuncia, censura y crítica dura, ridiculizante, al poder, a costumbres sociales, etc.,

En Watchmen hay una evidente intención satírica contra varias cosas: contra el reaganismo y la política USA de la guerra fría (¿sí o no, Álvaro?), contra los clichés superheroicos, contra lo que los superhéroes representaban en los tebeos de género... Que se use una clave dramática en vez de humorística no impide que siga siendo sátira, en el sentido estricto del término.

A ver, que es que no me lo invento. Mirad el último post de hoy, el de Superduperman! Lo dijo Moore, y también se lo he leído a Gibbons. A ambos les fascinaba esa historieta de la MAD de los 50 (una fuerte inspiración por cierto para la contracultura de los 60; y por edad tango Moore como Gibbons vivieron la contracultura de los años 60). Cuando se plantean hacer Watchmen, 1984-85, Moore y Gibbons quisieron "darle la vuelta 180º a Superduperman!.. Hacerlo dramático en vez de cómico" (Moore dixit). Más claro...

Pepo Pérez dijo...

Otra visión del asunto. WAtchmen: Premio Hugo en 1988. ES un premio literario que se da, como sabéis, a obras de ciencia-ficción y, en menor grado, fantasía.

Pepo Pérez dijo...

Volviendo a Superduperman!, Gibbons también ha dicho que fue una de sus principales inspiraciones para dibujar Watchmen, en concreto por el increíble nivel de detalle en los decorados y por la capacidad de Wally Wood de integrar esos detalles permitiendo a la vez que la historia fuese legible. Ya digo que es una historia muy querida por Moore y Gibbons...

Óscar Gual Boronat dijo...

Partiendo de la idea que un tebeo no tiene porque cumplir a rajatabla con los arquetipos básicos de un género para ser adscrito al mismo, y aceptando que para refrescar un género en concreto (estamos hablando de cómic de superhéroes en este caso), y no repetir una y otra vez la misma historia, es necesario introducir elementos de otros géneros (Batman, durante muchas de sus etapas ha recurrido a elemento de serie negra, o de tebeos de detectives; cuando O’Neil y Adams se hicieron cargo de Green Lantern & Green Arrow introdujeron cierto hálito costumbrista), yo no tengo tan claro que “Watchmen” no sea un tebeo de superhéroes. Un tebeo de “superhéroes” posmoderno, atípico, revolucionario.

Para empezar –y esto ya ha sido comentado por aquí-, los personajes estaban basados remotamente en la plantilla de superhéroes de la Charlton, personajes que después fueron integrados totalmente en el universo DC (algunos de ellos, sin ir más lejos, llegaron a formar parte de la Liga de la Justicia). En origen estos superhéroes eran superhéroes clásicos, Blue Beetle, por ejemplo, fue creado en 1939, el Capitán Atom más tarde, en 1960, y The Question ya en 1967, es decir, cuando los cómics de superhéroes vivían algunos de sus mejores años.

“Watchmen” además fue editado por una de las grandes editoriales de historietas superheroicas, DC, la casa madre del superhéroe por excelencia: Superman. Es cierto que DC a lo largo de su historia ha publicado multitud de títulos que nada tienen que ver con los superhéroes, pero es sintomático que “Watchmen” apareciera mensualmente listado en el checklist con lo más granado de la escudería de DC, coincidiendo cronológicamente –año arriba, año abajo- con las renovaciones que se llevaron a cabo de los personajes estandarte del sello: el “Superman: Man of steel” de Byrne, “Batman: The dark knight returns” de Miller, “Wonder woman” de Pérez, etcétera. Y creo que no es casualidad que “Watchmen” apareciera en esos momentos. Yo al menos lo veo como parte de esa corriente renovadora que DC llevó a cabo después de “Crisis”. Aquí he de aclarar que no he leído el libro de Gibbons sobre la concepción de “Watchmen”, así que no sé cómo surge el proyecto, ni si la idea partió de la editorial o de los autores.

¿Qué entendemos por cómic de superhéroes? Bueno, tiene que haber héroes enmascarados, y en “Watchmen” los hay, con superpoderes o sin ellos (Búho Nocturno tiene las mismas capacidades que Batman, y el Comediante que el Castigador); tiene que haber supervillanos, y en “Watchmen” hay alguno, peculiar, pero villano al fin y al cabo; hay mamporros, rescates, actos de valentía… Hay más elementos superheroicos en “Watchemen” que en otros títulos que sí se engloban dentro del género, caso del “Animal man” de Morrison, Grummett y Truog.

Y un último argumento: ¿cómo puede ser que un cómic que no es de superhéroes pusiera punto final a los superhéroes?

Efectivamente presentar “Watchmen” como un cómic de superhéroes con el único objetivo de dar prestancia a ese género y demostrar que aquellos que leemos tebeos de ese tipo somos igual de cultos e instruidos que los que leen a Spiegelman, Tomine, Crumb, Clowes o Ware es una muestra evidente de inferioridad, como si lo “nuestro” no fuera tan bueno, cara al exterior, como lo “suyo”. No es ese mi objetivo, ni mucho menos, pero por las razones que he aducido, yo sí veo a “Watchmen” como un tebeo de superhéroes.

Pepo Pérez dijo...

Eso no te lo voy a discutir, tmapoco tiene mucho sentido, y además para qué : )

La premisa que discutíamos aquí es que W. se trate de "la cumbre del género de superhéroes", o de que se le escoja como ejemplo paradigmático del género frente a otros.

toni bascoy dijo...

yo tampoco tengo claro que Watchmen sea un cómic de superhéroes. Sí lo es en la apariencia, en los "trajes", pero a nivel profundo. ¿Es suficiente que salga un tipo atavado con un sombrero stetson para que consideremos ese producto un western?
Sin embargo,la adaptación fílmica de Watchmen sí me parece una película de superheroes, aunque paradógicamente muchos le criticaron ser demasiado fiel al cómic. Menudo lío, que alguien me lo explique...

Óscar Gual Boronat dijo...

No, no es "la cumbre del género", ni mucho menos, ni el mejor ejemplo, es cierto.

Pepo Pérez dijo...

Y es que "héroes disfrazados" también salían en SUPERDUPERMAN! de Kurtzman y Wood...

En fin, no digo que esté claro, ni tampoco tiene mucho sentido etiquetar tajantemente a Watchmen(ES superhéroes; NO es superhéroes), esa es una discusión que tampoco creo que lleve a ninguna parte. Watchmen es sui generis. Es en gran parte sátira y en parte homenaje al género. Es deconstrucción de ese mismo género. Y por ese carácter sui generis decíamos que ponerlo como "cumbre" del género de superhéroes resulta muy raro también.

En realidad -y esto es una opinión mía muy personal- elegir como cumbre del género un tebeo tan deliberadamente anticanónico y crítico con los superhéroes es ningunear un poco todo ese género previo de los superhéroes: todo lo que se ha hecho en Superman, Batman, Spiderman, Capitán América, etc.

(lo del "fin de los superhéroes" tras Watchmen era un poco exageración para expresar esa idea de que desde entonces el género parece agotado, casi como si Watchmen hubiese aparecido justo en el momento en que debió aparecer para "liquidar" un género ya moribundo. Es exageración, claro, porque, aunque el género desde entonces parece agotado en líneas generarles (y cuando se ha imitado el tratamiento "realista" y decadente de Watchmen en los superhéroes clásicos ha sido más nefasto aún, en mi opinión), hay casos aislados y puntuales de tebeos de superhéroes que podemos convenir como "de género" superheroico de verdad, por muy renovado que esté. Ahora mismo hablábais de All Star Superman, y es estupendo ejemplo porque es un buen tebeo de superhéroes que -creo yo- respeta bastante las convenciones de los superhéroes, el "canon" del género digamos. Aunque lo renueve en muchos aspectos formales.

Las razones de este agotamiento también son complejas... pero yo creo que la principal razón tiene que ver con que los superhéroes clásicos son demasiado viejos; no queda nada por contar en ellos; y las franquicias que pesan sobre ellos terminan por eliminar de un plumazo cualquier intento verdadero de renovación que se quiera hacer sobre esos viejos personajes. ¿Que por qué no se crean nuevos? Está claro, no? Porque la Gran Editorial prefiere lo seguro, la marca ya conocida (Superman, Spiderman, Batman, etc.) que montar desde cero otra nueva "marca", otro nuevo personaje que pueda dar lugar a una nueva franquicia.

santibilbo dijo...

Yo creo que Watcmen sí es genero superheroico, y no sólo por los homenajes y la inspiracion primordial.No niego la evidente sátira, ni la deconstrucción, pero eso es lo más rancio del tebeo y lo más facilón.Porque lo más poderoso de este cómic se centra en los aspectos morales de los medios y los fines y sobre todo en la posibilidad de la ACCIÓN.sI SIRVE PARA ALGO, SI es posible hacerla.Y eso es casi el significado profundo del relato heroico.Además habíamos quedado que a Moore se le cuela el sacrificio heroico por la ventana.Moore y GIBBONS UTILIZAN EL GENERO DE SUPES, la sátira y la destrucción para contar un relato poderoso que en su más profunda lectura remite a la esencia del superheroe, no a su parodia.
Ah y SUPERDUPERMAN es genero de supes con la Lois lane más buenorra de la historia

Haciendo Amig@s dijo...

Watchmen es un cómic de superhéroes más típico de lo que parece. Y si al final se hubiera escrito usando los personajes de la Charlton en vez de copias, la cosa hubiera estado más clara. Varía el tono típico de la historia, pero son arquetipos de superhéroes. El vengador, el científico superinteligente, la tía con mayas, el superpoderoso, el paramilitar, el graciosete... Y lo de deconstruir el superhéroe y usarlo para contar historias novedosas ya lo hicieron antes otros seres humanos como aquel Grenn Lantern Green Arrow de O,neail y Adams que citáis... donde salía en una portada (que falta en ese listado de ejemplos prototípicos) nada más y nada menos que Speedy chutándose droga, algo que una mala leche y de una valentía que, para mí, supera a todo lo de Watchmen.

El que no se haya hecho peli del esa historia hace que pase desapercibida, pero ríete tú del tono adulto del Caballero Oscuro.

Y otro ejemplo es que en las pelis de Spiderman no tienen los cojones de poner algo tan dramático como que el héroe sea incapaz de salvar a su chica de la muerte. Y eso no es otra historia extraña y genial de un inglés raro, no, eso pertenece a la mitología oficial del personaje.

Y en Watchmen la chica no muere, les permito recordar.

No, Watchmen ES UN TEBEO DE SUPERHÉROES con todas las letras. Y quizá sea uno de los que más mala leche y mejor historia tiene, pero ni de lejos es una rareza única ni el que más se aleja de la imagen esterotipada que se tiene del género. Porque los superhéroes siempre fueron personajes MULTIGÉNERO, capaces de abarcar cualquier historia que sus autores se atrevieran a contar. Sirven para la comedia, la acción, el terror, el cine negro, la ciencia-ficción y lo que sea. Y pueden asimilar con pasmosa facilidad todos los referentes de esos generos y usarlos con igual o mayor maestría, porque precisamente es difócil encontrar en otra parte semejante eclecticismo. Y de la combinación aparentemente caótica salen cosas como Watchmen, o el Batman y Daredevil de Frank Miller, o el contraste de aventuras cósmicas y realidades sociales de Green Arrow y Grenn Lantern, o el desconcertante realismo ocasional de Spiderman, o la metafísica cósmica de Silver Surfer, o la sátira política de un Capitán América convertido en Nómada o liderando una rebelión civil, o mutantes a punto de ser linchados por ciudadanos presuntamente decentes que apoyan propuestas políticas de clara inspiración nazi... y un larguísimo etc. que demuestra que WATCHMEN es un cómic de superhéroes porque los tebeyos de superhéroes son eso y mucho más.

Ala, ya me he quedado tranquilo.

Pepo Pérez dijo...

No comparto lo que tú entiendes por deconstrucción al recurrir al Green Lantern de los setenta. Eso es introducir elementos de la época en el género (ya lo hicieron también Stan Lee y Gil Kane en la "trilogía de las drogas" de Spiderman), no deconstruir los mitos heroicos, ni sus clichés.

POR SUPUESTO que Watchmen usa estereotipos de los superhéroes, de eso va el planteamiento y todos los personajes tienen ecos de superhéroes clásicos. Pero recurre a esos estereotipos para darles la vuelta como un calcetín, para criticarlos, deconstruirlos y satirizarlos (El Quijote también demolía y satirizaba los clichés de la novela de caballerías, y si la consideramos como tal en todo caso sería una novela de caballería muy sui generis).

No entro a discutirte en lo demás. Un saludo, y muchas gracias por tu comentario.

Haciendo Amig@s dijo...

En el Quijote no salían magos ni gigantes de verdad. En Watchmen sí. No sé si me explico.

Esa es la diferencia y por eso la analogía Watchmen-Quijote es absolutamente inadecuada. Entre otras cosas.

Pepo Pérez dijo...

"En el Quijote no salían magos ni gigantes de verdad. En Watchmen sí. No sé si me explico"

Te explicas. Y ahí llevas toda la razón.

Jordi Bravo dijo...

Pués un ejemplo más claro de sátira sobre SH lo encontramos en el Marshal Law de Mills y O'Neill. Ese si es un cómic que satiriza y dinamita las características del género desde dentro. En cambio, por ejemplo: Elektra Assassin no me parece dentro del género, ya que los elementos que Miller utiliza en esta obra son más cercanos a la serie negra, la Sci-Fi, y la fantasía que no a lo propio de los SH. Watchmen si me parece que, aunque coincido en lo de la sátira (implícita que no explícita eso sí) es una obra respetuosa con las convenciones propias de los SH, tanto es así que algunos la consideran su mejor exponente. Seguramente apelando a su condición de "obra intelectual".

Pepo Pérez dijo...

Y ya por concretar más lo de la deconstrucción, Haciendo amig@s.

A ver. Introducir elementos sociales o elementos violentos u oscuros en un relato de género no significa deconstruir los clichés de ese género, ni el mito heroico que manejó siempre el género de superhéroes. El primer Superman era bruto como él solo. El primer Batman (1939) llevaba PISTOLA, y la usaba contra los delincuentes. Otros justicieros enmascarados de los 40 eran sumamente violentos. Pero eran los héroes, sin cuestionamiento alguno. ESte es el asunto. La Marvel de la segunda mitad de los 60 y primeros setenta introduce motines carcelarios, revueltas universitarias y problemas de drogas. Pero el mensaje siempre es moralizante y el héroe salva el día en el último minuto. El héroe no es cuestionado en ningún momento. Algo parecido sucede en la saga de Speedy el yonki de Green Lantern-Green Arrow (he subido la portada, por cierto) y en la de El imperio secreto del Capitán América. Sin embargo, el héroe emerge de entre esos problemas, o esa corrupción del sistema, y se enfrenta al sistema si hace falta. El Capi renuncia a su país, pero no a ejercer de héroe. De nuevo, no hay cuestionamiento del arquetipo heroico sino REAFIRMACIÓN (algo parecido le pasaba al Capi en el epílogo de Born Again, por cierto), ni tampoco hay una deconstrucción abierta y total de los clichés de género (como sí la hay en Watchmen). Solamente se introducen puntualmente algunos temas políticos y sociales de la época para atraer a los lectores y hacer un trabajo de género que incorporase el "espíritu de los tiempos".

En los setenta y primeros ochenta la violencia, oscuridad o tono crepuscular se fue incrementando, anticipando la negrugra de Batman DKR y Watchmen. La Pantera Negra de los 70, la sátira total American Flagg! de Chaykin (influencia reconocida de Miller y de Moore), Sword oh the Atom (1984, Jan Strnd y Gil Kane)... Todo esto estalla en 1986, con Batman DKR primero y poco después con Watchmen.

Sin embargo, a pesar del tono violento y desesperado, Batman DKR es lo contrario a Watchmen en muchos aspectos. DKR no es política ni realista, como sí lo era Watchmen. Es mítica, larger than life, con un héroe de métodos fascistas que no hace compromisos y que administra "la ira de Dios" a los malos (maniqueísmo), mata al Joker y y triunfa finalmente en su refundación de la sociedad como un nuevo mesías que muere y resucita varias veces (al final los jóvenes criminales, los "mutantes", se rinden a su liderazgo y le ayudan a poner orden en el caos de la ciudad, o sea, se convierten en apóstoles al servicio del bien). Y DKR contiene mucha sátira, sí, pero también muchísima épica. Es una refundación del superhéroe para los nuevos tiempos.

Watchmen en cambio es todo sátira, sin épica, y hay una intención muy evidente de DEMOLER los clichés del género de superhéroes. Sí,no sólo desmontarlos, o deconstruirlos, también demolerlos a base de sordidez, ridiculización, crítica y sátira. A los ejemplos antiheroicos que he dicho arriba me remito, todos encarnados en sosias de los superhéroes clásicos (Manhattan es Superman/Atom, Comediante es Capitán América/Peacemaker, Búho Nocturno es Batman/Blue Beetle, etc.). Todos patéticos. El héroe es cuestionado en su totalidad, es usa el arquetipo del antihéroe, el supervillano es el "héroe" al final de la función... no hay piedad para el mito superheroico. Se aplasta con un martillo pilón.

Y me parece muy bien esta sátira y deconstrucción, ojo, yo estoy describiendo ahora lo que veo en Watchmen, no criticándolo. Lo que digo es que poner de pináculo, de cumbre de todo un género justamente a la obra que lo DEMUELE es un contrasentido. Esto es lo que Tones y yo estamos criticando. No el planteamiento de Watchmen en sí, que es perfectamente válido y cosechó además sus frutos artísticos. Nada más, saludos y muchas gracias a todos. El cuadradito para comentar es vuestro.

El Miope Muñoz dijo...

Y justamente el Daredevil de Miller nada tenía de sobrenatural y no lo calificamos de Quijotesco. En todo caso, creo que la metáfora no es literal: Watchmen se parece al Quijote en esa intención de ser terrenal, incluso con sus dioses, que sólo hay uno, que aparecen sólo para irse para siempre (y ya me diréis si eso no es más deprimente que su propia existencia).

El único motivo por el que veo a Alan Moore de una ambición algo literaria es por sus ambiciones, legítimas y no tan usuales en el tebeo (también el tebeo es más joven, más ecléctico y tiene otras zonas que explorar con más ahínco, como el terreno del inconsciente, lo surreal e irracional, etc.) y porque ha construido una de sus mejores obras, La liga de los hombres extraordinarios, usando muchos y variados referentes literarios, por no hablar de ese Próspero de Shakespeare qeu se cuelga en the black book y da un discurso sobre La Creación que nos recuerda el origen de estos. Esto no significa nada más, pero conviene aclararlo: Moore tiene ambición que a veces uno puede intuir equívocamente como literaria (piropazo innecesario en el muy talentudo mundo de los tebeos), pero si no supiera hacer tebeos no me gustaría nada.

Ateniendo a la selección de Carrión creo que esquivamos absolutamente, como él ha comentado en respuesta mía a su blog, sus intereses. Su propia obra, claro. Él nunca ha buscado -y esto es justo - a narradores singulares en cualquiera de sus estudios de Quimera (literatura postmoderna, literatura de viajes, etc.) y siempre ha ido en busca de la Singularidad. La obra y la investigación de Carrión se sustentan en la excepción porque, tal vez, ha leído muy bien a Saer que decía que obra maestra era aquella que se salía del género.

En todo caso, y como autocrítica, lo recuerdo. No hemos situado el contexto de Quimera. La crítica de Tones la suscribo, pero la intención de Carrión siempre ha sido otra. Y esto no se ha tenido nada en cuenta. Carrión no ha buscado paradigmas nunca (y no lo ha ocultado). O sea que criticamos un dossier que encumbra la excepción, pero está teorizado por un defensor de esa excepción....justamente excepcional. Perdonadme el abuso, pero me entenderéis.

El Miope Muñoz dijo...

Fe de erratas: ha buscado a narradores "paradigmáticos".

Haciendo Amig@s dijo...

Insistís que Watchmen es una sátira y yo no lo veo tan claro. Primero porque gracia tiene poca, es más bien triste. En vez de cachondearse de los superhéroes yo la veo muy melancólica, como diciendo "Qué pena que de haber superhéroes en el mundo real serían así seguro". Y la prueba final que demuestra esa melancolía es el personaje de Rorschach. Porque yo estaría de acuerdo en decir que Watchmen se toma a chufla lo superheroíco si el amigo Rorschach al final se hubiera acojonado y agachado las orejas delante de los demás... digo yo, ¿no?

Pepo Pérez dijo...

La sátira no es un género obligatoriamente cómico. Su sentido clásico era el de denunciar, criticar, ridiculizar algo. Al poder, a deteminadas costumbres sociales, etc. Se podía hacer con formas humorísticas, pero también dramáticas.

Aún así, Watchmen tiene momentos humorísticos, aunque sean los menos. De humor satírico, dicho sea de paso. Por ejemplo, el polvo frustrado de Dreiberg mientras de fondo televisivo Veidt da una clase de gimnasia. Luego, el polvo exitoso mallas mediante, que vaya si tiene mala leche (Snyder lo ha pillado en su película pinchando en ese momento "polvo en la nave" el Hallelujah de L. Cohen). Cuando llega el "momento culminante", fummmm, lanzallamas de Archie. Hay más. Los azucarillos y judías que se zampa Rorschach no son solo detalles de ambientación del personaje, también son pequeños chistes.

De todos modos, ya digo que el hecho de que la sátira sea humorística o dramática es algo formal, de tono. El sentido de fondo de toda sátira es criticar, ridiculizar el objeto de esa sátira, da igual que lo hagas con humor o con drama. Y esa sátira para mí está muy clara en Watchmen.

¿El tono melancólico? Claro. También está en Watchmen. Como estaba en El Quijote, y eso no le impedía ser a la vez una gran sátira. En la misma obra se pueden manejar tonos distintos.

Pepo Pérez dijo...

De todos modos, como no te voy a convencer, deja lo de "sátira". Lo preguntaré de otra forma.

¿HAy CRÍTICA a los superhéroes en Watchmen, sí o no? ¿Crítica dura, DEMOLEDORA, sí o no? ¿O es que se trata de un tebeo donde lo que se pretende es exaltarlos, o de demostrar que el héroe puede triunfar en su misión?

Pues a eso íbamos. Que se elija como cumbre del cómic de los superhéroes un tebeo que CRITICA HASTA DEMOLERLO el género de superhéroes es, como mínimo, un tanto extraño.

Pepo Pérez dijo...

Más humor satírico, y negro, en Watchmen. ¿Cuál es el principal leiv motiv del tebeo? La "gran broma" a la que alude constantemente el Comediante. ¿Cuál es el símbolo de Watchmen? Un smiley. Manchado de sangre, por supuesto. ¿Y cómo se entiende que Laurie sea hija del hombre al que más odia? Como otra "gran broma". ¿Y cómo se entiende el hecho de que los "héroes" fracasen en detener los planes del "supervillano" para salvar la Tierra? Es otra gran broma. Todas esas "bromas", por supuesto, se hacen a costa de lo que hasta entonces nos había contado el género de superhéroes, puesto que ese es el término de comparación en todo momento.

En la muerte de Rorschach, hay otro smiley subliminal detrás suyo. Es así todo en Watchmen. Es el Gran Chiste de humor negro, la Gran Broma, como el del payaso Pagliacci que se contaba al final del capítulo 1.