viernes, 25 de septiembre de 2009

EL ARTE

Y digo yo que alguna que otra de las plumas comiqueras que se han alzado en armas contra el ya famoso artículo del "zombi" (en palabras francamente cachondas de Borja Crespo, que acabo de leer en su blog), un artículo que básicamente estaba dedicado a negar la condición artística del cómic, hasta hace nada se mesaba los cabellos si alguien se refería al cómic como arte. Cosa que es o puede ser en muchos casos, por supuesto. ¡Me alegro mucho de que sea así! No hay mal que por bien no venga, y más vale tarde que nunca. Está claro una vez más, no hay más que repasar la Historia, que toda comunidad siempre se aglutina -y toma conciencia de sí misma como tal comunidad, y empieza a construir y relatar su propia identidad como comunidad- contra alguien. Contra un invasor extranjero. Contra un enemigo.

3 comentarios:

Octavio B. (señor punch) dijo...

mmm... Pepo, ya sabíamos que las hordas saltarían como locas. Todos, cada cual en su estilo, hemos ya ocupado nuestros blogs mal que nos pese con... no uno, varios posts.
Éxito total, señor Foix. Plas plas plas.
Yo apelo por cerrar la puerta y seguir hablando del cómic: mejor en "el mundo real" que en estos blogs tan endogámicos como la más oscura esquina de nuestra impenetrable librería especializada (por narices, todas o casi huelen a humanidad). mejor prestarlos, regalarlos, escribir de ellos donde se nos deje... que actuar como adolescentes en celo (eh, esto no va por tí, quede claro... va por los insistentes en comentarios airados, insultos, peroratas eternas...)

Con todo, a mí me ha llamado la atención cómo para "autorizar" al medio se listan ejemplos de "Alto Cómic Adulto" (Maus a la cabeza... supongo... no puedo tirarme la vida entera leyendo cientos de comments, pero es el ejemplo recurrente, vamos).
El asunto en que nadie entró aún (¡¡¡jeje, salvo yó, que soy el más guapo!!!) es la naturaleza de lo artístico, que es, en última instancia, lo que puede esclarecer si el cómic es un arte o no (y de serlo, o no serlo, tampoco pasa gran cosa: lo importante es su capacidad para emocionar a su público, ¿no?)

Kalitro dijo...

Parte buena y parte mala. Le comentaba a una amiga que sí, que hace veinte años pocos hubiesen saltado diciendo que el cómic es un arte y no un arte menor (joven, y con una tradición de ir a jóvenes, si acaso).
Pero por otro lado si este señor llega a decir que la escultura no es un arte, porque es jugar con barro, se le habría mirado con cejas levantadas y poco más. Igual no y los escultores del mundo le habrían saltado a la yugular, pero sospecho que no.

Pepo Pérez dijo...

Yo también sospecho que no. LA respuesta a VMF me ha parecido demasié para un artículo tan malo, escrito tan apresuramente, tan demagógico, tan paleto e inculto. No merece el revuelo que ha causado, de verdad. La pataleta de VMF es significativa como reacción (de reaccionario) a lo que está sucediendo en estos años en el cómic, y en todo caso muy divertida por aquello de ver a un señor de la cultura oficial escribiendo semejantes chorradas y revelando ante todo el mundo que en realidad es un inculto sobre una disciplina entera, que esto era para mí lo más gracioso de todo su artículo. En realidad el texto ocultaba aquello del que teme lo que ignora justamente porque lo ignora, y por eso lo desprecia. Mucho de eso traslucía su libelo de una forma inconsciente: "hostia, un arte más y yo no tengo ni puta idea sobre él ni ganas de tenerla". No es lo que VMF quería decir conscientemente, claro, pero inconscientemente sí es lo que ha dicho entre líneas.

Por cierto, por mucho que ahora diga que se trata de gustos -ayer leí la "petición de tregua" en su blog- no es cuestión de gustos. Para nada. No cuela. Es una cuestión de ignorancia, simple y llanamente. Su artículo es el típico de quien no tiene ni pajolera idea de lo que escribe, es de manual, se ve a legua. No es sólo por el tono, también por la forma de escribirlo, por las citas que no vienen a cuento, por el amontonamiento de majaderías de tertuliano, y sobre todo por los ejemplos y autores que escoge, los cuatro que recuerda sobre la marcha, o que cree que "procede" citar (Daumier & cía.). Es el típico escrito del ignorante de su propia ignorancia.