viernes, 11 de septiembre de 2009

LA PERSONA QUE CREES QUE ERES.

“Había alquilado una casa de pescadores por catorce dólares al mes, lo cual me permitía vivir con menos de mil dolares al año. Eso fue antes de que Hydra se convirtiese en el Saint Tropez griego. Después, heredé mil quinientos dólares de mi abuela y me compré una casa, experimentando todas esas malditas sensaciones de un propietario que va de una habitación a otra. Estaba allí casi todo el año. Regresaba a Montreal un par de semanas para ganar algo de dinero leyendo poemas en cafeterías y universidades, y enseguida volvia a Hydra. Asi me las arreglé para sobrevivir".

"Reconozco que necesitaba dinero. Acababa de publicar mi novela 'Los hermosos vencidos' -editada en 1966-, y aunque recibió buenas críticas, apenas significó un par de miles de copias vendidas en Canadá, y algo más en Estados Unidos. Así que les dije a mis amigos: 'Ya que no puedo ganarme la vida como escritor, me dedicaré a cantar'".

“Después de la gira de 'The Future' [1992] caí en picado. Había bebido muchísimo y mi salud estaba tocada. Afortunadamente siempre he tenido un estómago muy delicado y no he podido abusar de las drogas y el alcohol. Así que decidí retirarme, cuidarme como nunca lo había hecho, al fin y al cabo un monasterio zen es un lugar de rehabilitación para personas desquiciadas por la vida”

"La meditación no es lo que piensas. Te sientas en absoluto silencio y tu mente empieza a repasar todas tus películas. Durante ese proceso, te vuelves tan familiar con los guiones que mantienes en tu vida que acabas hartándote de ellos. Entonces comprendes que la persona que crees que eres no es más que un complicado guión en el que gastas la mayor parte de tu energía. Tras un examen más minucioso, descubres que tu personalidad te asquea. Y eso es porque en realidad no eres tú. Si te sientes lo suficientemente aterrado por esa personalidad, espontáneamente permites que se desvanezca. Y entonces, si tienes suerte, puedes experimentarte a ti mismo sin la distorsión de esa personalidad".
--Leonard Cohen, 75 años, alive & kicking. Todas las declaraciones aparecen en un estupendo reportaje de cuatro páginas de Alberto Manzano para el Rockdelux de este mes.

DEVUÉLVEME LO QUE ME PERDISTE
. Más declaraciones de Cohen sobre Kelley Lynch, su ex-mánager, y la estafa de la que fue víctima, sobre la cual estuvimos hablando en los comentarios el otro día:

"Kelley, bendita sea, puso en orden mi casa. Desde que la conocí, he podido ganarme la vida" (1997)

"Éramos muy buenos amigos. Nuestra relación era tanto profesional como personal, e incluso tuvimos una pequeña aventura en 1990. Nuestras familias estaban muy unidas. De hecho, Kelley me ayudó mucho en la educación de mi hija Lorca cuando se vino a vivir a Los Ángeles".

“Tu padre debería mirar su cuenta bancaria porque se podría llevar una sorpresa" (un amigo de Lorca, que a su vez era novio de una empleada de Kelley Lynch)

"Eso es imposible, mi padre confía plenamente en la gente que le lleva los asuntos financieros. Y además, está a punto de retirarse" (Lorca, hija de Cohen)

"Quizás no pueda" (el amigo de Lorca)


Cuando Lorca llamó a su padre, Leonard Cohen se fue directamente al banco. Después de una investigación y de despedir a Kelley Lynch, se descubrió que habían desaparecido 8.4 millones $ de su cuenta entre desviaciones de fondos y operaciones de venta no autorizadas por Cohen (entre ellas la venta de su editorial musical y con ella los derechos sobre sus canciones). En la desviación de fondos también intervino un banquero, Neal Greenberg, que manejaba mucho dinero de diferentes clientes, entre ellos Cohen.

"Sólo en un primer momento se planteó la posibilidad de vender una parte de mis derechos a Sony, pero nunca estuve de acuerdo con la operación. Mis canciones generaban unos beneficios anuales de cuatrocientos mil dólares, lo cual me permitía llevar una vida más que digna. Lynch recibía el 15%, es decir, noventa mil al año. Y Greenberg me enviaba un informe mensual donde concluía que todos mis ahorros estaban a buen recaudo". (Cohen)

"Querido Neal, yo creía en ti. Dependía de ti. Cuando vistes que las cosas iban mal, ¿qué sentido tenía que tus únicos consejos fueran dirigidos a la única persona en el cosmos que trataba de engañarme? Un simple email informándome de que alguien estaba retirando el dinero de mi cuenta hubiera bastado. Yo siempre te he contestado a todos tus emails. Afortunadamente, los conservo todos. Admítelo, Neal. Eras el guardián de confianza de mis bienes, y dejaste que se esfumaran... Devuélveme lo que me perdiste, y duerme bien”.
(Cohen, escribiendo a Greenberg)

"Dios me dio un corazón fuerte, así que no me voy a hundir. Este asunto me ha dado un gran impulso para trabajar. No puedo hacer otra cosa. Pero no me quejo. Creo que conozco un poco cómo funciona este mundo para entender que estas cosas pasan."


En 2006, Leonard Cohen ganó el juicio contra Kelley Lynch y obtuvo una sentencia que obligaba a su ex-mánager a restituirle nueve milones y medio de dólares. Lynch no acató la sentencia y se dio a la fuga. Sigue en paradero desconocido y el dinero no ha aparecido. En 2008, Cohen volvía a los escenarios. 10 años atrás, había declarado que no haría más giras.

1 comentario:

Little Nemo's Kat dijo...

Decía el otro día Fernando Neira en El País, "En la procelosa nómina de yokoonos que en la historia de la música popular han sido, tendremos que ir buscándole lugar de honor a Kelley Lynch. Lo que hizo estuvo muy feo, sí, pero igual acabamos dándole las gracias. De no ser porque esta pérfida señora, manager y amante esporádica de Leonard Cohen, se dio a la fuga en 2005 con cinco milloncejos de su teórico protegido, es muy probable que el hombre del sombrero no se hubiera tomado ayer la molestia de pasar el día en Madrid."

Gracias a dios (perdón, a Belcebú en versión mala pécora), Cohen estuvo en el pabellón de deportes de Madrid y, gracias a su talento infinito, los privilegiados que pudimos asistir a esta "ceremonia epifánico-monetaria" presenciamos una de las actuaciones más emocionantes que servidor ha tenido el placer de vivir.