“El sacrificio heroico es la esencia de la civilización, que es en gran medida una serie de compromisos que aceptamos. Por ejemplo, mientras crecía, siempre odié la frase “el crimen no compensa”. Porque era claramente visible que compensaba a lo loco, y por tanto esta no era la razón para no cometerlo. La razón es que tenemos un contrato entre nosostros para no hacer ciertas cosas, y para hacer ciertas otras, porque eso es lo que hace la sociedad posible”.
El problema de hacer posible el contrato social, por supuesto, se presenta justamente cuando esa sociedad (esa comunidad) se está fundando y tiene que luchar contra el caos de la violencia privada que se opone al orden civilizador (uno de los temas por cierto de la película EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE, de John Ford), cuando una comunidad ya formada o en formación se revela contra un opresor, extranjero o no. En el caso de la historieta de Giménez, se trataba de una sociedad que se estaba refundando durante la denominada no por casualidad transición, desde una dictadura hacia un orden más justo y de mayores libertades, y para ello había que combatir los residuos del franquismo que se oponían a ese cambio. Desgraciadamente, la (re)fundación de la comunidad hacia un orden civilizado más justo se suele basar en la vida real en sangre derramada real, de gente real. Como la de toda aquella gente a la que Giménez quiso aludir en su historieta, los que habían luchado contra el franquismo y se habían sacrificado por la justicia y la libertad.
Además del tema clásico de sacrificio heroico, el conjunto de la historieta RECUERDA de Giménez muestra también un proceso típico en las obras artísticas de género histórico que pretenden apelar a los sentimientos de la comunidad a la que va dirigida. Si Goya quiso exaltar con su pareja de cuadros EL DOS DE MAYO EN MADRID/LOS FUSILAMIENTOS DEL TRES DE MAYO las ideas de lucha por la libertad y de patriotismo español contra la invasión napoleónica, en la historieta de Giménez se pretende exaltar la misma idea de lucha por la libertad, pero también de memoria sobre el sacrificio heroico de los opositores a la dictadura de la que entonces apenas estaba saliendo España, después de cuarenta años de franquismo.
ESPAÑA. ¡UNA... GRANDE... Y LIBRE! se publica así en un momento clave de la historia reciente española, en 1976, un año después de la muerte de Franco y con el pueblo pendiente del futuro político del país. La serie era una obra fundamentalmente satírica, que ridiculizaba duramente los residuos del franquismo y atacaba a la derecha en todos los frentes posibles: capitalistas explotadores, políticos franquistas despiadados, censura oficial, policía cruel e injusta al servicio de la represión. También pretendía ser un testimonio de lo que estaba sucediendo en aquellos días agitados, desde la aprobación de la Ley para la Reforma Política de 1976 (una Ley que fue sometida a referéndum popular, que puso fin oficial al régimen franquista y permitió entre otras cosas la legalización de partidos políticos, la celebración de Elecciones Generales democráticas en 1977 y la elaboración de una Constitución, aprobada finalmente en 1978, la vigente) a la amnistía de presos reclamada en numerosas manifestaciones populares, en algunas de las cuales hubo muertos y heridos, o por los propios presos en los motines carcelarios de la época, amnistía que fue obtenida finalmente entre 1976 y 1977.
"Por supuesto, éste es un libro político, que se estructura sobre tres hechos fundamentales: los primeros meses del primer Gobierno, a dedo, de Suárez; el Referendum para la Reforma Política; y las primeras Elecciones Generales de junio de 1977. Hechos ante los que los autores reaccionan dando testimonio de lo que sucede en la calle, de forma inmediata, visceralmente. Y hay que señalar que éste es un libro político comprometido con unas ideas progresistas, si bien es inútil buscarle sigla o afiliación definitiva y oficial, por más que muchas de sus historietas puedan ponerse, unas bajo advocación ácatra, y otras bajo la comunista".(Antonio Martín, historiador. Su texto completo puede leerse en la web de Carlos Giménez)
A veces se publicaban también historietas como RECUERDA, donde la sátira cedía paso a una intención mitificadora o de creación de leyendas heroicas para la comunidad. En este caso para el pueblo español que demandaba esos cambios institucionales hacia un régimen democrático.
En este sentido, la última gran viñeta de RECUERDA, ver página aquí arriba, se contrapone a la primera viñeta de la historieta, y funciona como crítica didáctica o propagandística. Se trata más exactamente de contrapropaganda, pues la crítica va dirigida a la historia "oficial" que pretendía ofrecer el cartel con los políticos de la transición, frente a la cual Giménez apela a la memoria colectiva. El mensaje final de la historieta, después de mostrar a todos los caídos a manos del franquismo, era meridiano: ojo, no son los políticos del cartel los héroes que hacen posible la democracia, sino los caídos por ella, los sacrificados por ella. Ellos son los que han permitido este cambio hacia un régimen de libertades. Los torturados, los fusilados, los encarcelados por razones políticas, ellos son los verdaderos héroes del pueblo, y no los que el poder intenta "vender" desde la propaganda oficial.
Desgraciadamente, esos sacrificados, voluntariamente o no, existen en la vida real. No solo aquellos a los que aludía Giménez en pasado para mitificarlos. Por aquellas mismas fechas, la revista donde se publicaba la historieta de Giménez, el semanario El Papus, era objetivo de las amenazas de la extrema derecha, y lo era precisamente por los contenidos satíricos de la publicación contrarios a todo lo que oliera a la naftalina franquista. En medio de un clima generalizado de atentados de distinto signo (a comienzos de 1977 tuvo lugar la matanza de abogados laboralistas de Atocha perpetrada por la fascista Triple A, y todo ese año hubo atentados de otros grupos de extrema derecha, pero también de ETA y GRAPO), las amenazas contra El Papus se materializaron el 20 de septiembre de 1977, cuando la redacción de Amaika, editorial de El Papus, fue objeto de un atentado con paquete bomba reivindicado por la Triple A donde murió el conserje, Juan Peñalver Sandoval, y resultaron heridos 17 trabajadores. Hubo más amenazas en los siguientes días contra divertos medios periodísticos y publicaciones satíricas como Por favor. La respuesta democrática y pacífica no se hizo esperar, con huelga de periódicos y gran manifestación del sector, que entendió este atentado como un ataque directo a la libertad de prensa y de expresión que aquella predemocracia prometía. Foto:
Poco después se publicaba un álbum colectivo de historietas en solidaridad con las víctimas del atentado, LOS PROFESIONALES DE LA HISTORIETA, EL HUMOR Y LA ILUSTRACIÓN EN SOLIDARIDAD CON EL PAPUS (más en el enlace a Tebeosfera), cuya portada era realmente significativa. Un dibujo de Giménez a partir de una idea de Frabetti mostraba a un trabajador del sector con "pintas" (de la izquierda ácrata de la época) que se burlaba haciendo la señal de los cuernos mientras se ofrecía heroicamente como posible nueva víctima de los atentados:
Por su parte, el número de El Papus posterior al atentado mostraba esta portada:
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La Constitución de 1978, que recogió los postulados clásicos del movimiento liberal actualizados a su época, fue aprobada por las Cortes el 31 de octubre de ese año y sometida a referéndum popular el 6 de diciembre (87% de votos a favor), día que desde entonces se celebra como fiesta nacional. Fue una Constitución que definió a España según el modelo de Estado (de Derecho) Social, es decir, los poderes públicos intervendrían en la economía y la sociedad, aun dentro de una economía de mercado, para hacer desaparecer progresivamente las desigualdades entre clases sociales y entre regiones. La Constitución también garantizó un amplio catálogo de aquellos derechos y libertades reivindicados por los demócratas, además de consagrar la descentralización territorial del poder reconociendo las autonomías de regiones y entidades locales para satisfacer en parte viejas aspiraciones nacionalistas, y recogió principios rectores de la política social y económica (mandatos dirigidos a los poderes públicos para llevar a la práctica el Estado Social) tan avanzados para su momento como el del art. 45, sobre protección, defensa y restauración del medio ambiente. Por otra parte, la Constitución de 1978 restauró la monarquía parlamentaria como forma política de Estado -encarnada en el Rey Juan Carlos, proclamado Jefe de Estado tras la muerte de Franco- en lugar de instaurar una República, una cesión por parte de las fuerzas de izquierda. Fue una Constitución de ardua elaboración, fruto de la discusión y el pacto entre las fuerzas políticas del país más representativas según las Elecciones Generales de 1977, que incluyeron tanto al franquismo moderado como a la oposición democrática, incluyendo el Partido Comunista de España, que había sido legalizado en medio de una gran polémica en abril de 1977.
En su momento la Constitución de 1978 fue entendida como símbolo de reconciliación nacional de "las dos Españas" que se enfrentaron a muerte durante la guerra civil de 1936-39, y abrió definitivamente la etapa democrática en la que actualmente vivimos. Es la Constitución con el periodo de vigencia más largo de toda nuestra historia (me corrigen en comentarios con razón: es la Constitución auténticamente democrática más longeva; pero la Constitución española con una vigencia más larga fue la de 1876).
El periodo histórico de la transición política española suele darse por cerrado después del frustrado golpe de Estado del 23 de Febrero de 1981, un intento de volver por la fuerza a un régimen militar de corte franquista. La respuesta a la intentona golpista, tanto institucional como popular, consolidó la incipiente democracia.
3 comentarios:
muy buen artículo, Pepo, solo puntualizar un par de cosas:Sin desdeñar la importancia de la oposición en la Transición( que sirvió para presionar en los tiempos y amplitud de alguna medida decisiva, me temo que la sarten estaba en el mango de los que la hacían.Y SÍ QUE HICIERON MÁS sUAREZ, fELIPE Y cARRILLO por la democracia que los que sufrieron la dictadura, a veces incluso con muerte y tortura.
Tampoco es la constitución del 78 la más longeva de nuestra historia, la supera la de la Restauración( del 1876 a 1931, aunque esta sólo fuera liberal y no democrática).
Para acabar, la transición se completa plenamente con el triunfo del partido del PSOE, QUE CONSOLIDA EL SISTEMA, cumple la promesa de cambio y sobre todo termina de desactivar al bunker militar
Tienes razón con la CE de 1876, Santi, qué mal se me da los números y contar (directamente no lo conté, mal por mi parte). EStoy de acuerdo contigo en que realmente la transición se cierra con la victoria del PSOE de 1982, que entre otras cosas fue una respuesta masiva a la necesidad de reforzar la nueva democracia, dirigida ahora por la oposición de izquierdas, particularmente después del susto del 23 F.
Yo también creo que los políticos son vitales, por supuesto, sin ellos no hay pactos ni Constitución ni nada de nada. Así funcionamos en los Estados actuales, aún. Es su misión: componer, pactar, discutir, negociar. La historieta de Giménez era panfletaria, como toda esa serie, pero es lógico porque está hecho desde un punto de vista muy concreto y desde ese punto de vista el discurso estaba muy claro, no iban a "hablar por los demás" sino por ellos mismos. Es, digamos, la "crítica necesaria" de los artistas. De hecho, como ya comentamos, durante el 23 F de 1981 Suárez, uno de los políticos criticados en la historieta RECUERDA, se comportó como uno de esos valientes opositores a los que Giménez aludía en su historieta años antes (1976). La vida real siempre es compleja, desconcertante y paradójica, no es maniquea como tendemos a pensar, o a mitificar en los relatos y leyendas. Y la vida real siempre da muchas sorpresas.
Me cago en los putos fachas.
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