jueves, 28 de mayo de 2009

SUS MANOS.


"El regimiento envió dos secciones desde el puerto de San Antonio para custodiar los prisioneros, que en Santiago los militares dejaron primero en el Estadio Chile y, después, cuando ya no cabían en este recinto techado, en el Estadio Nacional, el mayor campo de fútbol del país. Jara fue detenido al día siguiente del golpe militar, junto con otros 600 estudiantes y académicos de la Universidad Técnica del Estado que quisieron resistir desarmados el golpe militar. Recibió un tratamiento brutal en el estadio. Militante comunista, era uno de los símbolos culturales de la experiencia socialista de Allende. Los soldados rompieron a culatazos sus manos, lo golpearon y dejaron sin alimentos ni agua. Otros prisioneros lo ayudaron, pero su suerte estaba echada.

Un subteniente jugó a la ruleta rusa con un revólver en la sien del cantautor y le dio el primer disparo mortal en los subterráneos del estadio. Después ordenó a Paredes y otros soldados disparar al cuerpo que convulsionaba agónico para rematarlo, según su relato, transcrito por el Centro de Investigación Periodística. Detrás presenciaba la escena el oficial Nelson Haase, a cargo de los interrogatorios en ese recinto y que después se incorporó a la DINA.

Catorce prisioneros corrieron la misma suerte de Jara ese día. El cuerpo del cantautor fue arrojado después en la calle y su viuda, Joan Jara, lo pudo rescatar de la morgue entre cientos de víctimas, gracias a la valentía de un funcionario del servicio de identificación que lo reconoció y fue a avisarle a su domicilio.

(...) El juez ordenó a la policía determinar la participación de Haase y pidió nuevas diligencias. La justicia busca identificar a un oficial conocido como El Príncipe y a quien los prisioneros describieron como rubio, alto y de voz enérgica, y recuerdan porque fue quien más se ensañó con Jara".
Procesado uno de los soldados que ejecutó al cantautor chileno Víctor Jara (1932-1973)

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