22 de junio de 1968---
San Francisco, California
Querido Britt:
Recibí tu carta esta mañana... Me alegro de que me escribieras... Aún me gustaría ir a tu casa, ¡pero no hemos tenido guita en meses! Estamos sobreviviendo con el subsidio estatal y cheques de Cavalier. Cuando mi libro se convierta en un bestseller, podré darme la gran vida y visitar a todo el mundo. El libro sale en septiembre. Espero de veras que se venda.
Llevamos también meses intentando sacar el Zap número dos... Se retrasa una y otra vez... A veces pienso que no vale la pena tantas movidas... Aparecerán trabajos de otra gente en el dos de Zap... y en todos los otros Zap que salgan en el futuro... en concreto Rick Griffin, V. Moscoso, ambos dibujantes de pósters importantes que están hasta aquí de hacer pósters y quieren hacer cómics... Además S. Clay Wilson, un tío chiflado de Kansas que dibuja unos cómics pornográficos geniales... Es todo material genial pero no conseguimos publicarlo... Principalmente es por falta de fondos... viruta... papeles de los verdes... ¡Cómo me rebota, tío!
Otra razón por la que no he escrito es porque no he escrito a nadie últimamente ni he dibujado ni nada excepto ponerme ciego todo el día y beber vino. Nunca lo habría imaginado. ¡Pero está bien, Ma! He alcanzado la fama... Todo el mundo me adora por mi trabajo... ¡Ahora tengo que trabajarme el que me quiera a mí mismo! Así está la cosa este segundo día de verano de 1968...
El que escribía esto era, por supuesto, Robert Crumb. El Crumb del verano de 1968, pocos meses después de haber sacado a la venta el número 1 de ZAP COMIX, un tebeo de grapa completamente dibujado por él que se convertiría en el modelo principal del comix underground y que Crumb había distribuido principalmente en la calle, ayudado por sus amigos y su mujer entonces, Dana. Transportaban los números en un carrito de bebé y los vendían a 35 centavos en el Haight-Ashbury, el barrio hippie de San Francisco tras la explosión del flower power el verano anterior, el del amor. El número 0 de ZAP COMIX desapareció con el editor que había prometido imprimirlo, llevándose consigo los originales, aunque Crumb guardó fotocopias y pudo usarlas para publicarlo finalmente. El éxito de ZAP fue casi inmediato y masivo, pronto pasó a venderse por todo el país a través del circuito de head shops y convirtió a Crumb en una celebridad de la contracultura de finales de los sesenta. La cita de arriba la he sacado de TUS GANAS DE VIVIR ME HORRORIZAN, un libro que recoge la correspondencia personal de Crumb entre 1958 y 1977, y que en Estados Unidos era difícil de conseguir, al menos desde España. Ahora acaba de publicarse en castellano por Dolmen. El prólogo del libro, sobre la carrera de Crumb, es mío, y aparece (un verdadero honor) junto a la introducción original del gran Gary Groth.
Por cierto: no está de más recordar alguna otra cosa sobre la historia de ZAP COMIX. Tal como contaba Crumb en su carta, en ZAP efectivamente empezaron a publicar otros dibujantes invitados por el propio Crumb: S. Clay Wilson, Spain Rodriguez, Victor Moscoso o Rick Griffin. Poco después, esos mismos dibujantes se negaron a abrir el coto a otros autores en contra de la opinión minoritaria de Crumb, que quería que ZAP fuese una plataforma abierta a los nuevos valores del underground. Prevaleció la opinión de la mayoría.
5 comentarios:
Un poco flipante que el resto de colaboradores se pasaran por el arco del triunfo las intenciones de Crumb, ¿no? Especialmente porque tampoco es que fuesen grandísimos artistas, aunque parece que sí que se sintieron parte de una élite. Pero lo cierto es que volaban muchas millas por debajo de la altura de Crumb. Por supuesto, la importacia histórica de todos estos autores en la evolución del cómic no se la quita nadie.
jojo, menudos mamones. bueno, supongo que es duro admitir a gente en la sala vip cuando uno está dentro, eso ha sío de to la vida de dios.
qué frescor tiene crumb cuando habla, por diorl!
No os cortéis, podéis decirlo sin pudor: algunos de esos autores de esa "élite" underground eran MUY MALOS. Tenían únicamente sentido en su momento, como postura (intención) creativa y sólo dentro de su contexto; fuera de él se ven como lo que eran, fanzineros condenados a no dejar de serlo nunca.
Crumb siempre ha pasado de todo y ha sido muy receptivo (o muy laxo) con las propuestas ajenas. Su dirección de Weirdo también fue bastante más relajada que la que llevaron posteriormente Peter Bagge y Aline. Él es así. El resto de la humanidad somos de otra manera.
Jajaja!!! Pepo, veo que has leído bien entre líneas lo que quería decir. Sí, gran parte del underground de aquella época es horroroso, tiene valor como movimiento, como apertura de fonteras para el cómic, como germen de muchas cosas, pero si analizamos las obras "descontextualizadas", nos encontramos que Spain Rodríguez o Frank Stack, por citar los que me vienen ahora mismo a la cabeza, eran un horror.
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