lunes, 29 de marzo de 2010

LA NOVELA GRÁFICA

"A nosotros, sin embargo, es esa tercera condición de Kunzle [el medio en el que aparece el cómic y para el que está destinado originalmente tiene que ser reproductivo, es decir, en forma impresa, un medio de masas] la que nos resulta particularmente interesante, ya que todas las definiciones formalistas acaban resultando restrictivas. La que se basa en la secuencia ignora la imagen singular, la que se basa en la imagen ignora el dibujo, e incluso la de Groensteen acaba eliminando de la lista cómics que reconocemos como cómics.

Resulta mucho más productivo para nuestra investigación considerar el cómic como objeto social, y por tanto, «definido más por su uso común que por criterios formales a priori»70. Y en su uso social común, el cómic lo identificamos con un objeto impreso. Un libro, un folleto, una revista, un cuadernillo o una sección de un periódico u otra publicación, pero reproducido para el consumo masivo. En parte, podemos parafrasear la famosa definición del arte de Dino Formaggio y decir que, igual que «arte es todo aquello a que los hombres llaman arte»71, «cómic es aquello que los hombres llaman cómic». Lo cual nos viene bien para recordar que un cómic no es un cuadro de Lichtenstein que copia una viñeta de un tebeo, como no lo son la columna de Trajano o el techo de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, que también nos cuentan una historia con imágenes secuenciales. Dice McCloud que «al concentranos en el mundo del tebeo, no hay que olvidar en ningún momento que este mundo es sólo uno... ¡De entre muchos mundos posibles!»72. Con esto en mente, no nos olvidaremos de tratar los cómics que han existido y existen en este único mundo, y no de los que podrían existir en otros mundos posibles. Podemos empezar, pues, nuesta historia del cómic con la imprenta".
--Santiago García, en el epígrafe ¿A qué llamamos cómic?, página 42 de LA NOVELA GRÁFICA (Astiberri), un ensayo que acabo de terminar de leer y que creo que está destinado a ser histórico. Y no lo digo porque el enfoque del libro sea histórico, que lo es, sino porque es tal la ambición de sus planteamientos y la concreción de sus resultados que es un libro que va a crear, o al menos eso espero, escuela dentro de la moderna teoría del cómic. Me ha impresionado mucho, sí, pero es normal que alguien pueda pensar al leer estas líneas que esa opinión puede estar condicionada por el hecho de que Santiago y yo tenemos una relación de amistad y de colaboración desde hace más de diez años. En ese caso, sólo puedo invitaros a que leáis el libro y juzguéis por vosotros mismos si estoy siendo exagerado o no.


¿Que qué es LA NOVELA GRÁFICA? Tras esa portada de Max hay un ensayo histórico de más de 300 páginas que pretende comprender, y explicar, qué es la novela gráfica, cómo ha surgido, cuándo y por qué. De dónde viene, qué relación tiene con la tradición precedente del cómic, qué cosas tiene en común con ella y en qué se diferencia de ella, y cuáles son sus antecedentes. Es esa perspectiva histórica la que elige Santiago García para plantear su estudio sobre la novela gráfica e insertarla dentro de la historia del cómic, "pues trata de explicar su objeto de estudio a través de cada momento de su existencia, y no en un plano puramente abstracto, ideal y teórico". De este modo, empieza por los protocómics que significaron los caricaturistas del XVIII y XIX, sigue por Töpffer y otros historietistas europeos decimonónicos (en uno de los relatos de ese periodo más convincentes y mejor articulados que he podido leer hasta ahora) hasta llegar a las tiras de prensa de finales del XIX y comienzos del XX, y a partir de ahí sigue por todo el siglo XX hasta llegar al cómix underground y su poderosísima influencia posterior, tanto en Estados Unidos como en Europa. Y de ahí a su vez hasta el cómic alternativo de los 80 y 90 -incluyendo el primer boom de la novela gráfica a partir de 1986, con el MAUS de Spiegelman como punto de inflexión-, y finalmente los autores de la novela gráfica contemporánea, la desarrollada durante la primera década del siglo XXI.

El enfoque elegido, pues, es rastrear en toda esa historia las huellas del cómic adulto, artístico y de autor, que es básicamente lo que significa la novela gráfica como fenómeno reciente. Santiago entiende la novela gráfica como un movimiento internacional de autores de cómic contemporáneo que se ha desarrollado plenamente en la pasada década (coincido con él), y cuyas raíces más recientes (aunque las hay mucho más lejanas) se encuentran en el cómic alternativo de los 80 y 90 (muchos autores de la novela gráfica actual empezaron de hecho como "alternativos" en esas décadas, de los hermanos Hernandez a Daniel Clowes y Chester Brown pasando por Charles Burns y Chris Ware, entre otros), un cómic alternativo que a su vez tuvo como padres a los autores del comix underground, quienes a su vez tuvieron como abuelo a Harvey Kurtzman y sus revistas satíricas. En fin, no quiero seguir describiendo el contenido de LA NOVELA GRÁFICA porque es un trabajo muy serio, muy reflexionado y muy documentado (Santiago ha manejado fuentes bibliográficas muy amplias, tanto europeas como americanas y hasta japonesas, que recorren además un gran arco temporal, desde el clásico ensayo de Baudelaire sobre caricatura del siglo XIX a artículos y libros sobre cómic, muchos de ellos universitarios, aparecidos hasta los primeros meses de 2010), y hay que leerlo para captarlo en todos sus matices; lo demás es simplificarlo y por tanto tergiversarlo. Lo que no quiero es dejar de apuntar aquí algunas cosas.

La primera, y Santiago insiste más de una vez en ello en el libro, es su planteamiento de que el cómic no es literatura, ni por tanto un "subgénero" de la misma, sino "una forma artística con entidad propia", que por tanto exige sus propias herramientas de análisis. Lo segundo es su preocupación, adecuada y necesaria, por las cuestiones materiales del cómic (soportes y formatos de publicación) y sociales (canales de distribución, modos de consumo, percepción social de los cómics según la época y el formato, relación con fenómenos históricos coetáneos y con otros medios). Lo tercero es que, y lo digo como el mejor halago posible, Santiago ha demostrado ser un buen discípulo de Juan Antonio Ramírez, el primer historiador del arte que en España se ocupó del cómic. LA NOVELA GRÁFICA es de hecho el resultado de un trabajo académico de Santiago para sus cursos de doctorado en Historia del Arte que dirigió el mencionado Ramírez, quien de hecho prologa el libro -y alude entre otros temas a la dificultad para insertar el cómic tanto en el sistema institucional del arte como en la literatura, precisamente por la propia y peculiar naturaleza del cómic- con uno de sus últimos escritos antes de su triste y repentino fallecimiento el pasado septiembre. Y creo que se nota, y mucho, el legado de Ramírez en LA NOVELA GRÁFICA. Santiago introduce constantemente elementos de contexto histórico, no siempre habituales en los textos teóricos sobre el cómic, algo particularmente evidente en su rastreo de los orígenes del medio, que asocia continuamente a los avances de la imprenta, de la democracia y de la crítica burguesa del XIX. Pero no sólo ahí se nota la continuación del legado Ramírez.

Se nota también, yo al menos lo noto mucho, en ese esfuerzo permanente por explicar las cosas del modo más accesible posible, por hacerse entender, por rehuir la jerga seudotécnica y expresar las ideas -a menudo complejas- de la forma más sencilla y divulgativa posible. Casi periodística, podríamos decir, y sin el casi porque tanto Juan Antonio Ramírez como Santiago García estudiaron periodismo antes de elegir la historia del arte como carrera académica. Solemos tomar como maestros a las personas con las que más afinidad sentimos, y supongo que ése fue también el caso de Santiago. Cuando descubrió los libros de Ramírez, siendo Santiago un estudiante de periodismo como él mismo cuenta en su introducción, me imagino que halló en ellos un modo de escribir sobre el cómic que reconoció como un camino que ya había empezado a recorrer solo -Santiago escribe sobre tebeos desde hace más de 20 años-, y por él se adentró intentado mejorar y superarse, ahora teniendo como modelo al maestro elegido. Sé que Santiago no ha leído aún por falta de tiempo el último libro publicado de Ramírez, más allá de alguna incursión aquí o allá para hojearlo, EL OBJETO Y EL AURA. (DES)ORDEN VISUAL DEL ARTE MODERNO (2009, Akal), un magnífico ensayo donde el prestigioso historiador reescribía toda la historia del arte del siglo XX y que resulta un libro muy accesible a lectores no especializados, algo que he comprobado de primera mano regalándolo y recomendándolo. Y ello sin renunciar en ningún momento a la profundidad de análisis. Salvando todas las distancias en el tema objeto de estudio y el estilo personal de cada autor, LA NOVELA GRÁFICA me ha recordado mucho a ese libro de Ramírez. Por ambición, amplitud de miras, minuciosidad en la documentación y forma de expresión. En las intenciones reflexivas y analíticas, de aportar ideas propias y cuestionar determinados "discursos heredados", y, sobre todo, de explicarse de forma que un público general pueda acceder a su discurso. Lo cual no excluye sino que incluye, precisamente, lo ameno. Ese esfuerzo por hacerse entender de forma ágil y amena se extiende a la decisión de usar numerosas imágenes para ilustrar el texto. Páginas y portadas de cómic reproducidas en color, siempre a un tamaño considerable e incluso a toda página, de modo que el lector tenga en todo momento una idea gráfica del objeto de estudio, dentro del particular discurso "icónico-verbal" -que se pueda ver reproducida junto a texto la obra sobre la que el historiador escribe, vaya- propio de la moderna historia del arte (especial mención aquí para el trabajo de Manuel Bartual al diseñar el libro). Como los libros de Ramírez, en fin, espero y deseo que éste de Santiago sobre historia del cómic en general y de la novela gráfica en particular haga historia, valga la expresión redundante, dentro de la teoría española (e internacional, porque nivel tiene de sobra para ser traducido en otros países del mundo). Porque es lo que, sinceramente, creo que se merece.

En el capítulo final de conclusiones del libro, titulado EL ÚLTIMO ARTE DE VANGUARDIA y repleto de ideas para releer y reflexionar, Santiago escribe, propósito de la consideración que ha tenido históricamente el cómic como arte de masas vulgar y al servicio de intereses comerciales, lo siguiente:

"Sin embargo, el cómic como forma artística no tiene nada de vulgar ni de infantil. Por el contrario, es sofisticadísimo. El cómic no es un híbrido de palabra e imagen, un hijo bastardo de la literatura y el arte que haya sido incapaz de heredar ninguna de las virtudes de sus progenitores. El cómic pertenece a una estirpe distinta, y se realiza en un plano diferente al que se realizan cada una de esas artes. Tiene sus propias reglas y sus propias virtudes y limitaciones, que apenas hemos empezado a entender".

Ése es el principal esfuerzo de LA NOVELA GRÁFICA, su principal intención. Entender, y por tanto aprender. Al comienzo del libro, en la introducción, Santiago escribía también que "En el transcurso de esta investigación he aprendido muchas cosas, y la mejor prueba de eso es que las conclusiones a las que he llegado no las tenía previamente, sino que han sido consecuencia del trabajo. Lo que he aprendido no ha sido sólo información nueva que he descubierto, sino, sobre todo, cómo ordenar, situar y entender la que ya poseía. Cómo entender la posición del cómic en la sociedad y en la historia de las artes, y la mía propia dentro del cómic. Eso es lo que espero que sea capaz de aportar a quien se adentre en estas páginas. Al lector ocasional que siente curiosidad por el cómic, una vía de entrada a un mundo tal vez más rico e interesante de lo que imaginaba; al practicante del oficio de historietista, una reflexión sobre su propia situación que le permita relacionarse con una tradición de la que quizás se sintiera aislado; al estudioso de las viñetas, un argumento para la discusión, un punto de partida para profundizar con nuevos trabajos sobre el análisis de este arte". Conmigo al menos ha conseguido varios de esos objetivos, y desde ya lo considero uno de mis libros teóricos de cabecera. Deseo de corazón que, a partir de ahora, tenga la suerte que se merece. Si no me equivoco, llega a las librerías a partir de esta semana.

5 comentarios:

elpablo dijo...

es que YA HACÍA FALTA una movida de estas dimensiones.
ya le daré la enhorabuena a santiago cuando lo lea... NO ANTES!!! jojojo

Unknown dijo...

Dios, que ganas tengo de que caiga en mis manos...¡¡¡¡ahora mismo lo cambiaría por cualquiera de los cómics que he comprado recientemente!!!!

Mikel dijo...

Estupendo análisis, Pepo! Acabo de terminar el libro, y me ha dejado sin respiración... Interesantísimo, necesario y accesible solo son tres palabras que se me vienen a la cabeza, así a bote pronto. A ver si lo "digiero" y me expreso más ampliamente! Salu2 desde aquí!

Pepo Pérez dijo...

Mola mucho el libro, eh? A ver qué dices en tu blog, Mikel.

El Fan Nº1 dijo...

Mira lo que he encontrado:
http://caprichosdecomic.blogspot.com/search?q=Max