¿Qué tienen en común el dibujo de arriba y la página de aquí abajo?
Pues sencillamente que ambos los firma la misma persona, Felipe Almendros. El dibujo de arriba del todo cerraba como dedicatoria su PONY BOY, un tebeo que publicó Glénat en 2006 y que pasó ampliamente desapercibido, y la página con viñetas procede de su reciente SAVE OUR SOULS (Apa-Apa, 2009), que espero no corra la misma suerte porque tampoco se lo merece. Autoeditado en 2008 con una tirada limitada de ¡cien! copias numeradas (el autor no consiguió entonces editorial, así que pasó a publicarlo en una edición tan minúscula que convertía al tebeo más bien en un fanzine/objeto artístico), Apa-Apa ha tenido el ojo, y el buen gusto, de rescatar el tebeo y publicarlo de nuevo hace un par de meses.
En 2006 escribía Pepe Gálvez en el prólogo de PONY BOY lo siguiente: "Viene esto a cuento de destacar la obstinación con la que nuestro autor se ha enfrentado a la travesía en el desierto, con sus espejimos incluidos en este caso, que significa para un autor novel intentar publicar hoy en nuestro mercado. (...) He de decir que no recuerdo en nuestra historieta un tratamiento tan próximo y a la vez tan veraz de la adolescencia. Hay cariño y valentía en el acercamiento a esos chavales y chavalas, un posicionamiento que no se pierde en los ensimismamientos usuales, en las nebulosas superficialidades más acostumbradas. No, las secuencias describen momentos íntimos y relaciones de los personajes con cierta austeridad, pero transmitiendo grandes dosis de información sobre ellos". El propio Felipe Almendros, por su parte, describe sucintamente a su PONY BOY como "una mierda" en una de las viñetas de SAVE OUR SOULS. Creo que exageraba de largo, pero lo que sí puedo decir sobre SAVE OUR SOULS es que definitivamente no es una mierda, y que, parafraseando a Pepe Gálvez, no recuerdo en el cómic español un tratamiento similar de lo autobiográfico. El tebeo me ha gustado, me ha gustado mucho, y demuestra que afortunadamente hay una nueva generación ahí fuera en el cómic español. Lo de fuera es literal, al menos de momento, porque está claro que Almendros es un marginal respecto al mundillo comiquero español, alguien que no "pertenece" a él y que se mueve en sus márgenes. Da igual. El viaje que cuenta en esta memoria autobiográfica en viñetas transcurre en Colima, México, un viaje realizado junto a su madre para visitar a su hermana, a punto de tener un bebé. Almendros no corre ninguna aventura especial en su viaje ni es testigo de ningún suceso extraordinario, por otra parte lo habitual en la mayoría de viajes que hacemos, y sin embargo todo lo que nos cuenta es tan interesante (su forma de matar el tiempo, sus contactos con los paisanos locales, sus escarceos sexuales mientras su novia le esperaba en Barcelona) que no puedes dejar de leer hasta acabar las muchas páginas del libro (calculo que unas doscientas, porque no vienen numeradas).
Felipe, rebautizado en su viaje (o en su tebeo) como Felipollas, se retrata como un tipo algo enfermizo, pasivo y apático, pero lo que más me ha llamado la atención en SAVE OUR SOULS es: 1), que el viaje está contado a un personaje interpuesto, un amigo con el que está chateando pero al que dibuja constantemente en las viñetas del viaje como una especie de enano que lleva a cuestas. El amigo no está en México físicamente, está en la reconstrucción que Felipe le hace acudiendo a su memoria, lo cual nos recuerda en sentido inverso la fabulación que implica toda memoria. A saber qué sucedió realmente y qué ha sido distorsionado por los recuerdos de Felipe, o por sus necesidades narrativas. Lo que está claro es que Felipe, Felipollas en el tebeo, no pretende ponerse bien puesto ni retratarse de forma heroica, una inclinación frecuente en los cómics autobiográficos que por cierto a Crumb le irritaba mucho (Crumb citaba como ejemplos los tebeos autobiográficos de Will Eisner o de Trina Robbins, en concreto la forma de retratarse ambos como si fueran una especie de personaje tipo Cándido). Felipollas en cambio cuenta cosas que en la mayoría de tebeos autobiográficos no se cuentan, sobre sí mismo y sobre los demás, y con una "honestidad brutal" rara de ver.
2), que en algunas viñetas, todas del mismo tamaño y en el mismo número en todas las páginas, ocho por cada, no hay una sola imagen, como se dibuja en los cómics de toda la vida, sino varias imágenes (ver ejemplo abajo). Y el recurso, tan fuera de la tradición del cómic, funciona sorprendentemente bien. 3), que el dibujo, intencionadamente "primitivo", está lleno de recursos no aparentes pero muy efectivos (cuerpos incompletos, rostros flotantes, borrones ocasionales, fondos que vienen y van, vacíos en la página), un dibujo que opera como una técnica de extrañamiento respecto a la historia. Leyendo SAVE OUR SOULS, uno tiene la sensación de estar asistiendo más a un documental sobre rituales animales que a una historia humana y personal.
Más sobre SAVE OUR SOULS en las reseñas de Santiago García en Mandorla y Álvaro Pons en La cárcel de papel
miércoles, 30 de diciembre de 2009
PREGUNTA
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Pepe Gálvez
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5 comentarios:
La "honestidad brutal" a la que aludes es lo que yo encontré en Epiléptico. Cuando David B habla de como deseaban él y su hermana matar al hermano "maldito". Se produce una empatía profunda al comprender lo que sienten en su contexto, moralinas a parte.
Interesante recomendación.
Sí, también. Me refería al terreno cómic español, pero en el internacional David B (y Crumb, y Spiegelman, y Chester Brown, y Joe Matt, y Alison Bechdel, y más) cuentan cosas personales que muy poca gente se atreve a contar.
SOS es un tebeo excepcional por la pureza con la que está planteado y resuelto. Felipe Almendros nos da droga de la buena, sin cortar.
Espero que los aficionados a los tebeos sepan perdonárselo.
Ramón Boldú.
Boldú, sí. También gusta. Pero no es lo mismo que esto, es otro rollo. A su manera, Boldú se narra como "héroe" de su película, por muchas desventuras y momentos sórdidos que nos cuente en el camino. Lo digo sin quitarle mérito, eh? A mí me gusta mucho lo que hace.
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