La reseña de Harold Bloom sobre el GÉNESIS de Crumb que he traducido parcialmente más abajo me ha parecido muy significativa por varias razones. Hace unos años, durante un Salón del Cómic de Barcelona, participé en una mesa redonda sobre la crítica de cómic en la que alguno de los participantes venía a decir que la crítica no es realmente relevante ni tiene una influencia real entre los lectores. Algunos de los participantes en la mesa, entre ellos yo, opinábamos lo contrario, y por supuesto sigo opinando lo mismo. Las razones: el crítico, el teórico, el historiador en su caso, es quien relata al mundo el devenir del medio sobre el que escribe (artes plásticas, literatura, cine, música, cómic, el que sea). Son ellos quienes seleccionan el grano de la paja -siempre por supuesto con arreglo a su criterio, por eso puede haber tantos relatos como teóricos e historiadores- y explican al mundo no especializado qué obras son importantes, qué obras merecen ser conocidas y disfrutadas con preferencia a otras, y argumenta los porqués de todo ello, o al menos debería argumentarlos. No sólo eso, es que el público no especializado busca y necesita guías para no perderse en ese mundo especializado (para eso leen suplementos y revistas culturales, igual que leen libros de historia para conocerla, o libros sobre directores de cine o pintores). El sábado pasado teníamos un ejemplo habitual por estas fechas: el Babelia de El País publicaba su lista de mejores libros del año, y otro tanto están haciendo en estos días otros suplementos culturales de la prensa, nacional e internacional. Cualquier librero te podrá contar que el impacto real que tiene esa lista del Babelia (elaborada por críticos) se mide en ventas contantes y sonantes.
Recuerdo también que en aquella mesa redonda del Saló de Barcelona puse de ejemplo precisamente a Harold Bloom como crítico con un impacto evidente en el entendimiento actual de la literatura, y en particular en la literatura inglesa (no olvidemos que el medio literario se inserta en un sistema por lenguas, pues obviamente la forma literaria se basa exclusivamente en el lenguaje, no hay imágenes como en el cómic, y esa forma pura es la escritura en la lengua en que originalmente se escribe, no en sus traducciones extranjeras). Pues bien, resulta que ahora había que reseñar el GÉNESIS de Crumb en el New York Review of Books y la reseña le toca hacerla a Bloom, experto en estudios sobre la Biblia ente muchas otras cosas. Y resulta que el ilustre y erudito Harold Bloom tiene que reseñar un cómic y no sabe bien qué decir. Por supuesto, su vasta cultura y sus décadas escribiendo artículos y reseñas le permiten analizar algunos aspectos con perspicacia y decir cosas con interés (nada más lejos de mi intención cuestionar a Bloom en general), pero al final su texto es una faena de repertorio, por usar terminología taurina, donde acude mecánicamente a sus temas y giros favoritos en vez de hablar en particular del tebeo que había venido a reseñar. Por supuesto: Bloom es un crítico LITERARIO y es evidente que no sabe cómo abordar la reseña de un CÓMIC, un medio en el que se maneja un lenguaje VISUAL que integra palabras e imágenes. En su reseña, Bloom reconoce de buen principio su ignorancia sobre Crumb -imaginémosle diciendo lo mismo en una reseña del nuevo libro de Philip Roth o de Martin Amis, ¿imposible, verdad?-, luego lanza en plan fuego graneado un puñado de referencias que no siempre tienen que ver con Crumb sino más bien con los gustos del propio Bloom (de entre todas las que cita, las que más se acercan a las auténticas influencias y referencias de Crumb es la revista MAD y, mucho más atrás, las caricaturas de Gillray), cita a Miguel Ángel y Tintoretto porque sí, porque pintaron escenas bíblicas (en realidad Crumb detesta la escuela de Miguel Ángel), se refiere a un enfoque de "realismo" respecto a las mujeres de Crumb (!!) y remata la faena aludiendo un par de veces a que esas mujeres de Crumb le parecen horribles, una observación "estética" absurda digna de un blogero aficionado hablando de sus manías (cambiemos a Crumb por otro dibujante: "Qué feas son las mujeres que dibuja Frank Quitely", ¿os suena, verdad?). Y, como en general a Bloom tampoco le gusta demasiado este Génesis, se pone finalmente a hablar de sus autores fetiche: de Shakespeare, de su fascinación por William Blake (en realidad las auténticas influencias de Crumb procedentes del arte oficial están en El Bosco, el Viejo Brueghel y Hogarth) y del JOSÉ Y SUS HERMANOS de su adorado Thomas Mann, versión libre de los últimos capítulos del Génesis sobre la que Bloom insiste un par de veces en su reseña.
En fin, a donde quiero llegar con todo esto es a destacar no sólo la importancia general de la teoría y la crítica para respaldar, divulgar y relatar un medio entre el público no especializado, sino a la importancia específica de la crítica sobre cómics puesto que se trata de hablar de, eso mismo, cómics. Me consta porque lo he oído de otros, o vivido directamente, que en algunos medios generales había un interés por publicar reseñas y artículos sobre cómic desde hace años pero no tenían a nadie que pudiera hacerlo, y realmente no empezaron a dedicarles espacio hasta que no consiguieron a colaboradores que supieran de cómics y, a ser posible, de cómo escribir sobre cómics. Cosa que Bloom, crítico literario, evidentemente no sabe. Nueva prueba de que todavía tampoco se sabe a ciencia cierta dónde colocar al cómic en las estanterías, las reales y las figuradas de la cultura oficial: las novelas gráficas, como ésta de Crumb, son libros, tienen aspecto de libro y se leen, como los libros. Pero no son iguales que los libros de literatura porque son cómics. Su lenguaje no es literario, es una original combinación de palabras e imágenes, un lenguaje visual donde el texto es dibujo y el dibujo texto, todo a la vez, y ese lenguaje específico demanda por tanto un conocimiento específico. Y es en ese terreno específico donde un crítico literario, por mucha cultura que tenga, puede perderse sin llegar a ninguna parte. Es normal por otra parte. Los que nos hemos especializado en los cómics, los que nos gusta leerlos, hacerlos o escribir sobre ellos, aún estamos dando palos de ciego para aprender a escribir decentemente sobre tebeos.
lunes, 28 de diciembre de 2009
LA IMPORTANCIA DE LA CRÍTICA (SOBRE CÓMICS)
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R. CRUMB
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16 comentarios:
Coincido en todo lo que dices.
Hay tanto que analizar en el cómic…. Como dibujante, como narrador, como artista.
No son simplemente “historietas con muñecos”. Como arte, necesita de sus teóricos, de sus intelectuales. Ya sea para estar en desacuerdo con ellos, o para todo lo contrario.
Tengo un libro que habla de los grandes directores del cine. En él explican las influencias de cada uno, con lo cual conozco a otros directores. En él también puedo conocer toda su obra, y sus rasgos característicos como directores. Gracias a este libro puedo conocer el mundo del cine, su historia, la gente que ha hecho posible que este arte evolucionara…
Pues bien, el cómic también necesita esto. Muchos libros sobre esto. Muchas revista sobre esto. Gente que analice el medio.
Bueno, eso, totalmente de acuerdo contigo. De hecho, mis palabras sobran… tu texto está genial.
Felices fiestas!
Aunque Bloom mee fuera de tiesto, el tema en sí es muy interesante. Yo no creo que Bloom se haya planteado que está reseñando un cómic. En todo momento se refiere a Crumb como "ilustrador" y creo que ése su concepto del libro: una nueva versión ilustrada del Génesis. Bloom no cree en la cultura popular, ni le interesa, y el mejor ejemplo es su comentario en el texto sobre MAD.
Una de las teorías más fascinantes de Bloom es que considera que no hay diferencias entre los libros sagrados y los laicos. Que todo es literatura. Supongo que por eso hace esas consideraciones en el último párrafo, sacando a colación a Thomas Mann, un escritor quizás más idóneo para él que los yahvistas por "estético"...
Por ejemplo, este artículo: "El crítico Harold Bloom analiza a Jesús y Yaveh como personajes literarios": http://www.elpais.com/articulo/cultura/critico/Harold/Bloom/analiza/Jesus/Yahve/personajes/literarios/elpporcul/20060307elpepicul_9/Tes
"En todo momento se refiere a Crumb como "ilustrador" y creo que ése su concepto del libro: una nueva versión ilustrada del Génesis".
Exacto, estoy completamente de acuerdo. Y es una prueba más de su desconocimiento sobre el lenguaje específico del cómic. No está hablando, por ejemplo, del texto del Génesis con algunas ilustraciones intercaladas al lado, es una historieta con todo lo que eso implica. Este Dios, este Abraham, este Jacob, no sólo están dibujados, y dibujados por Crumb a su peculiar modo, es que hablan con bocadillos, y eso sólo para empezar. Quien crea que eso no tiene importancia creo que se equivoca por completo. Podríamos seguir mucho rato. Diseños de página con las genealogías enteras dibujadas, etc. Este Génesis es una adaptación a otro medio, una interpretación por tanto, no el "Génesis original". Es otra cosa.
De acuerdo con todo.
Fue Breccia el primero al que oi' hablar de que la dignididad del medio empezaba por la cri'tica. Que no es que no la haya habido, sino que ha sido mala y nada constructiva.
Al cri'tico del NY Times, se le pueden perdonar sus faltas, desde que reconoce primero, el medio como tal y luego su ignorancia sobre 'el (cosa que es mucho esperar de otros por lo que se ve'). Esta falta de herramientas no le inhibe para aplicar su conocimiento del arte en general, y en base a su intuicion como cri'tico (y dar su opinion si las mujeres de Crumb le parecen horrendas que para eso le pagan). A falta de pan buenas son tortas y mas si vienen del NY Times.
SÍ SEÑOR!!!
Y por tirar de hilos que nos hagan ir un poco más allá:
el historiador, el investigador, se "hace", al menos es la teoría, en la carrera superior, y sobre todo en su tercer ciclo (intuyo, se dice...). Aprende técnicas, discierne fuentes y escuelas de investigación (que si la marxista, que si la...)
Y el crítico...¿aprende en algún lugar?¿es "Periodismo" el lugar adecuado? Lo pregunto sin ningún ánimo provocador, conste.
Y me pongo de ejemplo:¿soy crítico por recomendar tebeos en un periódico de tirada regional? Tengo mis estudios (Historia, especializado en Arte) y tengo mis conocimientos de cómic, basados en mi experiencia lectora y en el seguimiento de revistas de crítica. Y paso un flitro, un editor (que muy contadas veces me rectifica, todo sea dicho, que me gusta lanzarme flores). Pero esto es como aquello del cuece o enriquece...
¿basta con esta voluntad y bagaje no académico para definirse como crítico? ok, tengo Historia, pero imaginemos que soy de telecos, o de algo que no casa con la crítica ni de lejos ¿vale cualquiera que lée cómics desde hace muchos años para ser crítico? y a mayores: ¿se debe el crítico, además de a la objetividad y el conocimiento, a lo que Lara tenía, esto es, cierto estilo literario?
¿Y sobre todo, cuándo se come aquí? (cita a Averell D.)
(repito para marcar "seguimiento", perdón...)
"Los que nos hemos especializado en los cómics, los que nos gusta leerlos, hacerlos o escribir sobre ellos, aún estamos dando palos de ciego para aprender a escribir decentemente sobre tebeos."
Nos hace falta un corpus teórico específico del cómic para desarrollar esta labor crítica. Se nos llena la boca al hablar de la normalización del cómic (a mi el primero) pero la verdad es que su presencia en las universidades es casi testimonial.
Y respecto a Bloom, jactarse de no conocer a Robert Crumb a estas alturas, me parece un acto de garrulismo intelectual tremendo.
Ops, veo Octavio que hemos coincidido en el comentario
Valentín atina cuando comenta que la referencia de Bloom sobre MAD es reveladora. Conocer como de pasada la revista satírica más importante de habla inglesa no dice mucho del interés del Bloom por el cómic. ¿Que resulta que suena la flauta y MAD sí que tiene que ver como Crumb? Pues sí, pero no veo que la comparación de Bloom vaya muy al fondo del asunto, es puramente anecdótica. Y que conste que yo no quiero criticar a Bloom, es bueno en lo que hace, pero se ha salido de su terreno y ha patinado.
Entonces ¿cuál es el problema de fondo? Que The New York Times sabe que tiene entre manos un tebeo como la copa de un pino que va a pasar a la historia del cómic y necesita un reseñista a su altura. No lo encuentra entre los críticos de cómic y recurre a un crítico literario que conoce el tema que se trata en el cómic pero no el medio. Así que la cosa queda en lo que comenta Pepo, que los críticos de cómic todavía están un poco en pañales en comparación con los críticos de otras áreas. Pero tiempo al tiempo.
a mí me parece que para ser crítico o teórico no hay que ser académico. Hay ejemplos a patadas, también entre nosotros, y hay obras teóricas de autores (escritores, artistas) sin título académico alguno. En el arte las hay a patadas, pero en los cómics hay algunas, ahí está la History of comics de Steranko, y otros casos. O las críticas literarias firmadas por escritores (Martin Amis), se me ocurre a bote pronto.
Leo comics desde hace poco tiempo y, claro, a gente como yo nos interesa la crítica para aprender los fundamentos del género. Éste es un ejemplo magnífico, en mi opinión:
http://blogflumer.blogspot.com/2009/12/book-of-decade.html
Acabo de descubrir tu blog. A partir de hoy puedes contarme entre tus lectores. Gracias y un saludo
En realidad poco importa -en mi opinión- que Bloom sepa o no sepa de historieta, o que se vaya por la tangente o incluso que manifieste poco o ningún interés por el medio. Lo que sí importa es que se reseñe un cómic en el NY Times a través de una firma de enjundia. Seguro que solo por esa crítica más de un lego descubrirá y/o reconocerá que existe algo más en el cómic que el manga y los superhéroes; nutrientes esenciales pero a la vez maldición del medio.
Seguro.
PD. Lo de la "maldición" no lo digo por pinchar, si no porque es casi inevitable que la gran (y merecida) difusión de estos géneros cree la impresión en el público en general de que los tebeos solo son cosa de leotardos y abracadabras. Nada más lejos de la realidad, desde luego.
cieerto Pepo, cierto. Pero que sea así no equivale a que sea el camino idóneo. Y personalmente creo qeu tampoco hay que ser excesivamente academicistas. Hay muchos buenos ejemplos, como bien ilustras, para no ser un "titulitis". Pero sí pienso que se precisa acotar una metodología de la crítica (en el fondo de eso hablamos, y estamos de acuerdo, creo), y seguro que de algún modo eso está ya realizado (¿no hay trabajos al respecto puestos en negro sobre blanco?).
Creo, en fin, que el crítico debe tener debate interno sobre su oficio, y debería poder acudir a fuentes que teorizen sobre el mismo (o a estudios específicos, ¿por qué no? aunque sea un master, o así). Porque lo contrario, aunque válido en casos y según talentos e intuiciones personales, puede convertirse en el "todo vale", y eso ya es otra cosa. Eso es (voy a ser algo malo)la blogosfera as we know it, un saco donde el ego manda, donde sin méritos reales florecen blogs-estrella, personales o corales, donde no leo más que amateurismo con pretensiones de marcatendencias.
Bueno, es que son dos cosas distintas. Una, tener título académico, que no hace falta (aunque pueda ayudar), y dos, leer teoría e historia del cómic como formación, que sí hace falta. En mi opinión.
Algo parecido a lo que se habla en esta entrada me ocurrió este año con Buñuel en el laberinto de las tortugas. En Extremadura se concede un premio anual llamado Premios a la Creación de Extremadura para diferentes artes como Literatura, Pintura, etc
Una vez entregados los premios coincidí con un miembro del jurado y me dijo que mi tebeo había estado sobre la mesa con los finalistas pero que al ser un cómic el jurado (compuesto por críticos literarios, profesores de literatura, escritores...) no sabía cómo juzgarlo, si por el dibujo, el guión, que estaban perdidos. Yo le dije, es muy sencillo, cuando has terminado de leerlo te ha gustado o no te ha gustado y nada más.
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