lunes, 8 de junio de 2009

LAS DOS PARTES DE LA PELÍCULA.


"Las dos partes de la película corresponden, pues, a la contraposición entre la realidad social (sostenida por la dialéctica de la Ley simbólica y el deseo) y la fantasía. Fred (Bill Pullman) desea en la medida en que "el deseo es el deseo del Otro", es decir, desea en la medida en que no comprende el oscuro deseo de Renee (Patricia Arquette), en la medida en que no se cansa de buscarle una interpretación, en que trata de comprender "qué es lo que quiere ella".

Cuando pasamos a la fantasía, su nueva encarnación (Alice/Patricia Arquette rubia) es activa y agresiva, es ella quien le seduce y le dice lo que quiere: la fantasía aporta una especie de respuesta al "Che vuoi?" ("¿Qué quiere el Otro de mí?"). A través de esta confrontación directa de la realidad del deseo con la fantasía, Lynch DESCOMPONE nuestro habitual "sentido de la realidad" sostenido por la fantasía, de modo que nos quedamos, por un lado, con la realidad puramente aséptica, y, por el otro, con la fantasía: la realidad y la fantasía ya no se relacionan verticalmente (la fantasía por debajo de la realidad, como su soporte), sino horizontalmente (una al lado de la otra). La prueba última de que la fantasía se halla en la base de nuestro "sentido de la realidad" debe buscarse en la sorprendente diferencia que existe entre las dos partes de la película: la primera parte (la realidad privada de fantasía) carece de "profundidad", no tiene color ni densidad sustancial, es oscura, extrañamente abstracta, casi surrealista, enigmática como un cuadro de Magritte, y los actores se mueven en ella como autómatas alienados, como en una obra de Beckett o Ionesco; paradójicamente, es en la segunda parte, o en la escenificación de la fantasía, donde el "sentido de realidad" es más fuerte y pleno, donde sonidos y olores tienen profundidad, y la gente se mueve como en el "mundo real".
Slavoj Žižek, de su ensayo sobre David Lynch. Incluido en LACRIMAE RERUM. ENSAYOS SOBRE CINE MODERNO Y CIBERESPACIO (2006)

6 comentarios:

santiarcas dijo...

Creo que la mayoría de estos argumentos sobre "Carretera Perdida" son también aplicables a "Mulholland Drive" y, en cierta medida, a "Inland Empire" (aunque con esta última no estoy muy seguro de nada).
Y, si me apuras, incluso se puede ver la semilla en "Terciopelo Azul". Parece que es casi el tema central de la obra de Lynch, ¿No?

Pepo Pérez dijo...

Sí, yo creo que sí. La diferencia quizás es que en Carretera Perdida Lynch quiso deliberadamente mostrar de manera "seria y realista" (sic) un desdoblamiento de personalidad. Había una escena-bisagra entre las dos partes de la peli que "explicaba" la relación fantasía respecto a la realidad, pero luego se la cargó en el montaje, igual que otras escenas que sobreexplicaban demasiado la cosa. Esta peli, ahora que recuerdo, la co-escribió junto a Barry Gifford.

Hace poco Lynch contó que hubo una influencia inconsciente procedente de la realidad mientras escribieron la peli: el juicio de O.J. Simpson por el asesinato de su mujer. Te cagas.

santiarcas dijo...

Por mi propia experiencia, creo que, cuanta más via libre se deja al inconsciente a la hora de trabajar en algo, más permeable se es a lo que está sucediendo alrededor de uno, y a menudo eso hace que el resultado final esté más cargado de "verdad". Así que no me extraña nada que Lynch se viera influido por el tema O.J. Simpson.

Ollo de Vidro dijo...

Lo que disfruté con ese texto de Zizek...

Eduardo

Pepo Pérez dijo...

Es chulo, eh?
Saludos.

Little Nemo's Kat dijo...

Bueno, me parece que en Mullholand Drive ese "desdoblamiento" que comentas, Pepo, es aún más obvio, aunque con la sustitución perceptible de la fantasia por el sueño como factor demiúrgico. La fractura es clara en el último tramo de la cinta, dominado por la narración onírica de la protagonista, que aporta soluciones (simbólicas) a una trama (la del universo de la realidad de la primera parte de la película) que dejaba todas las puertas abiertas y las respuestas muy distantes. Una resolución narrativa perfecta, ya que por su naturaleza subconsciente y aleatoria la "lógica" del sueño es del todo irrefutable (frente al estatus de la fantasía, guiada por unas pautas más convencionales y conscientes).

De hecho, en mi opinión Mulholland Drive representa el punto álgido de una etapa creativa en Lynch. Inland Empire lleva su teoría cinematográfica al paroxismo, en mi opinión de una forma un tanto confusa y manierista, si bien abre nuevas vías de investigación fílmica.