martes, 30 de junio de 2009

LOS SUPERHÉROES QUE NOS MERECEMOS.

"Hace unos días me sacudió el cuerpo un ligero escalofrío; la impresión de que muchos lectores, críticos y analistas no terminan de entender que cada tiempo tiene al superhéroe que se merece se apoderó de mí, y me puse a desbarrar, aludiendo a la terminación del texto y a las distintas lecturas que se pueden hacer de un relato. “Ir más allá de lo estrictamente histórico”, dije. Entender por qué se transgrede, por qué se rompen los esquemas, por qué hay quien decide mearse en sus mitos ¿Será que ya no nos satisfacen? ¿Nos han dejado de consolar?

Entender qué es un icono es importante ¿Dónde radica el poder del mito posmoderno? ¿Inspiración o entretenimiento? El superhéroe, que en algún momento perteneció a sus creadores, es ahora un habitante de la cultura de masas, un referente, un recurso, una parodia, una pantomima… porque el texto no termina hasta que no se decodifica, hasta que no pasa a formar parte del imaginario, hasta que no se convierte en plastilina para amantes de lo cool. Ahí reside su poder.

Dicen que el superhéroe se ha dejado el significado por el camino. Yo tengo la sensación de que los tiempos nos han dado los superhéroes que nos merecemos – carnales, sucios, cínicos, tristes-".
Elisa G. McCausland, La Pequeña Delirio, se pregunta por qué nuestros (super)héroes ya no son lo que eran. Sus respuestas, y propuestas, en su blog