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domingo, 13 de octubre de 2013

GRAVITY. UNAS PALABRAS.

Fui a verla el fin de semana de estreno, y lo hice por el impacto que me causó el trailer en 3D que vi en NYC. Por comentar y compartir comentarios aquí, si os parece. Mis impresiones: el mensaje redentor, tan directo y obvio (didáctico), es la cagada de la película. La única, a mi juicio. Quitando eso, creo que la cagada tiene poca importancia por comparación con el resto. Y el resto tiene mucha tela, sinceramente. Experiencia visual de altura, nunca mejor dicho, y cine (ciencia ficción, por supuesto, frente a la credulidad de quienes han entendido la película en clave de "documental ficcionado") que no quiere ser literatura. ¿Que la historia es «muy sencilla», tal como se ha insistido? Sí, efectivamente, y justo por eso esta película es diferente. Eso es un elemento muy importante del concepto de la película, y su acierto como obra que aspira a marcar un estilo propio y diferente. Algo que consigue sin lugar a dudas, tal como en su día hicieron, cada una a su manera, 2001, Solaris, Alien, Blade Runner o Avatar. Si los Cuarón hubiesen introducido más tramas, subtramas y personajes en el guión, sería otra película. Más convencional, también.

EN EL ESPACIO NADIE PUEDE OÍR TUS... PALABRAS. Pero hablamos de cine, y el cine, como insistió tanto Tarkovski, no tiene por qué ser literatura ni limitarse a «contar historias». El cine es IMAGEN. Y la imagen, sobre todo sin el anclaje del texto, se resiste al sentido 
(como dijo Barthes, para no escamotear la fuente), sumando a lo obvio un significado «obtuso» que no puede traducirse a palabras. La imagen puede ser más inaprensible, si queremos decirlo así. Esta es una de las razones, por cierto, por las que mucha teoría de la narratología, construida en base a la literatura y para la literatura, me parece inaplicable al cine, las artes visuales o el cómic.

Esta película, sin duda, no se puede traducir a palabras. Hacerlo es reducirla a una chorradita, algo que de ningún modo es. Tiene momentos de gran resonancia y abstracción, sin palabras, sólo la imagen y el sonido, donde parecen decirse muchas cosas y ninguna a la vez. Esta película hay que verla y oírla (gran empleo de la música de Steven Price como «efecto de sonido» salvo tal vez en la parte final, sobreorquestada a mi juicio; ahí eché en falta más silencio), pero por encima de todo hay que experimentarla. Eso es Gravity, una experiencia no traducible a palabras que sólo tiene sentido en el medio para el que ha sido concebida. El vacío negro de la gran pantalla. Que no te la cuenten.

miércoles, 24 de febrero de 2010

CINCO AVISOS

Veo que a Manuel Darias le ha hecho gracia la cita de Barthes sobre "la crítica ciega y muda" que copié el otro día por aquí; me alegro, a mí también me la hizo cuando la leí. Aparte de la anécdota, Darias daba cuenta este domingo en su página sobre historieta en Diario de Avisos de varias noticias: sobre el premio de novela gráfica Fnac-Sinsentido que ha ganado este año Esteban Hernández, sobre dos museos del cómic, sobre los premios de Angulema 2010 y sobre lo mejor de 2009 según los lectores de Entrecomics y La cárcel de papel. Clic para ampliar y leer

martes, 2 de febrero de 2010

"DEBE SER COSA MÍA, QUE NO ME ENTERO"

"Los críticos (literarios o teatrales) se valen a menudo de dos argumentos bastante singulares. El primero consiste en decretar bruscamente que el objeto de la crítica es inefable, y por consiguiente, la crítica inútil. El otro argumento, que también reaparece periódicamente, consiste en confesarse demasiado tonto, demasiado torpe para comprender una obra [...]. ¿Por qué la crítica proclama periódicamente su impotencia o incomprensión? No es por modestia ciertamente [...] Todo esto significa, en realidad, que uno se cree de una inteligencia tan segura como para que al confesar una incomprensión se ponga en duda la claridad del autor, y no la del propio cerebro: se finge bobería y se logra la protesta del público; así se lo arrastra ventajosamente de una complicidad de la impotencia a una complicidad de inteligencia. Operación ampliamente conocida en los salones Verdurin: 'Yo, que tengo como oficio ser inteligente, no comprendo nada de eso; ustedes tampoco lo comprenden; luego es que ustedes son tan inteligentes como yo'".
Roland Barthes, "La crítica muda y ciega", en MITOLOGÍAS, 1957.

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EJEMPLOS PRÁCTICOS DE AYER Y DE HOY:

Evidentemente, el mecanismo de este tipo de "crítica" que Barthes criticaba a su vez hace más de cincuenta años con su habitual perspicacia y no sin ironía, suele ser inconsciente: quien acude a este tipo de "recurso" crítico que desmontaba Barthes, el de confesar la propia incomprensión o la incompetencia para entender una obra concreta, no suele darse cuenta de todo lo que está diciendo implícitamente. Como daba a entender Barthes en su ensayo, se trata por un lado de enviar un guiño de complicidad demagógico al público para intentar ganárselo y, por otro, sugerir que la responsabilidad de esa incomprensión ante una obra no es en realidad problema del crítico, sino de la obra y por tanto del autor (y por extensión, de los que sí dicen entenderla, aquellos que "le rían las gracias al autor"). El crítico se ve de este modo como alguien "valiente" que confiesa "con sinceridad" ante los demás su incomprensión, pero lo hace porque él es el "único" con la "inteligencia" y "arrojo" para señalar "lo obvio", aquello que "nadie más se atreve a decir alto y claro": que "el emperador va desnudo". En otras palabras: como el crítico no pilla lo que otros sí dicen pillar, y él cree que no puede estar equivocado (pero los otros sí), está claro que "en realidad no hay nada que pillar", así que se finge incompetente, "no lo entiendo, no lo comprendo", y de este modo se traslada la culpa de su incomprensión a la calidad de la obra y a una supuesta incompetencia del autor para comunicarse eficazmente con el espectador/lector.

Este tipo de "argumentación", además de ser simple retórica chusca (y no auténtica argumentación, por supuesto), maneja técnicas dignas de la propaganda más demagógica. Además, yo me pregunto: 1), ¿Es que nos tiene que gustar o interesar todo lo que a los demás les gusta? ¿Por qué si algo no te gusta hay que creer automáticamente que es "malo", como tantas veces se ve por ahí? ¿Tan difícil resulta admitir que una obra de calidad no te interesa personalmente, y que puede tener calidad a pesar de que a uno no le gusta? ¿Cuándo vamos a abandonar la edad mental de la adolescencia?; 2), ¿Qué necesidad hay, cuando a uno no le gusta o no interesa lo que a otros les parece buenísimo, de "demostrar" que esos otros "se montan pajas mentales" para "encontrar lo que no hay"?; y 3), ¿No será que, en ciertos casos, ese tipo de "crítico" sí es realmente (y no sólo de forma fingida) un completo incompetente, y que con su fingida incomprensión únicamente está mostrando la ignorancia de su propia ignorancia, y de paso su falta de sensibilidad?

Veamos algunos ejemplos concretos de nuestra época. He hecho unas cuantas búsquedas en el Google combinando frases clave como "Debe ser cosa mía, que no me entero" o "Me he perdido algo" y similares junto al nombre de críticos (o "críticos", quizás deberíamos decir) a los que recuerdo haber visto usar el mecanismo en cuestión que denunciaba Barthes. Empecemos con un "clásico" de nuestra época, los subrayados son míos:

"Han homenajeado a David Lynch en el Festival de Sitges y me parece bien que hagan tributo al jefe de los modernos en el cine, lo que pasa es que a mí es un director que me pone muy nervioso y me carga bastante con esos mundos en los que no entiendo nada y con esas pesadillas llenas de símbolos que a mí me resbalan. (...) Además, como espectador, a medida que envejezco cada vez soy más convencional, y si hay algo que no es Lynch es convencional. Y hay que esforzarse. Reconozco que tiene pesadillas que son muy suyas, pero no son las mías. Y que sea referencia de tanto moderno que detesto también me pone muy en contra".
Carlos Boyero, 2006

"(...) Lynch, homenajeado en esta edición de la Mostra con el León de Oro a toda su carrera, no da muestras de haber enloquecido absolutamente con esta Inland empire que cualquier espectador sin referencias e inocente juzgaría como el delirio de un morador fijo del frenopático. (...) Pero le han reído y coreado siempre las gracias y los disparates al niño bonito. Por lo tanto, resulta hipócrita que sus infinitos fans vayan a sentirse decepcionados ahora ante el transparente compendio de tonterías que acumula su última película. Lynch, que siente ancestral alergia hacia los argumentos entendibles y los guiones lineales, que prefiere fascinar a convencer, nunca ha tenido el menor interés en que sus historias pudieran ser descritas por los receptores"
Carlos Boyero, 2006

(es decir: "el problema real no es mi incomprensión ante Lynch, es Lynch", y por extensión todos aquellos que "le ríen las gracias". Es, claramente, una postura de reacción contra un supuesto "bando", el de aquellos a quienes sí les gusta Lynch. Boyero presupone además que a todos esos a los que les encantan las películas de Lynch simplemente son unos esnobs que se autoconvencen "por pose" de que les gusta cuando en realidad, ya se sabe, Lynch es un "tostón que nadie puede aguantar")

"Es más que probable que a Daniel Day-Lewis le caiga el Oscar por una interpretación en la que su histrionismo se pasa siete pueblos, en la que tengo la fastidiosa sensación de que está repitiendo su desaforado personaje de El Carnicero en Gangs of New York. Allí me convencía y me aterraba, aquí me suena a innecesario, a ya visto y oído, a sobreactuación. Cosas mías, que debo de ser muy raro, ya que la mayoría del personal que ha asistido en la Berlinale a Pozos de ambición se muestra deslumbrado por el trabajo de Daniel Day-Lewis y también fascinado por la estética y los mensajes de su pretencioso autor. Cuanto más pienso en esta película pretendidamente turbadora, más antipática me cae".
Carlos Boyero, 2008

(en otras palabras: yo soy "especial" e inteligente porque reconozco la "impostura y pretenciosidad" de POZOS DE AMBICIÓN, frente a la mayoría del personal que se ha dejado deslumbrar por la película en la Berlinale)

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Y en un ámbito muchísimo más modesto, veamos un ejemplo en nuestro pequeño mundillo de la blogosfera comiquera:

"confieso que he leído, sí, pero que no he podido terminar de leer: Superputa, del gran Manel Fontdevila. Ni he podido con él, ni he entendido nada de lo que sí he leído... Mea culpa, con seguridad, y bien que lo siento, que la edición es excelente (el olor de la tinta, ay...) y el autor está, en mi lista de imprescindibles, bien arriba.

Y, sin abandonar la confesión, y al hilo de la última entrega de El Manglar, en la que brilla Rutu Modan con luz propia y el amigo Vañó dice cosas intrigantes sobre Valenzuela, confieso también (y no por vez primera) que tampoco al creador del Capitán Torrezno he sabido entenderlo nunca, si bien no descarto un próximo intento, porque tanta gente con buen criterio no puede ser que se equivoquen a la vez y en la misma cosa, y algo debe tener Valenzuela para generar tanto aplauso. (O quizá me vuelvo blando con la edad y procuro siempre dar una oportunidad más.)"
F. Naranjo, 2007.

(lo de las cosas "intrigantes" que se afirman sobre Valenzuela, lo dice todo implícitamente)

"Leí también el Pomez #1 (va sin tilde en el logo), de Leandro Alzate. Porque a mí estas cositas de autoedición en papel y con grapita me ponen, todavía. Y porque la portada me pareció (me parece) muy bonita. Y, hombre... un poco mejor que su colaboración en Humo sí es, pero yo había leído por ahí que era algo muy arriesgado y novedoso y, la verdad... me ha gustado la primera historia, sí, pero estas cosas se hacían ya en los años ochenta (Madriz, Cairo, La Granada de Papel...), y se hacían mejor. (No sé, igual me he perdido algo yo...)".
F. Naranjo, 2010

"Lean y tomen nota. (Por cierto, que a mí lo de Pascal Brutal no me gusta nada, me parece una simpleza sin gracia... No sé, ellos sabrán...Igual se me escapa algo, como ya va siendo costumbre...)"
F. Naranjo, 2010, sobre los premios del Festival de Angulema de este año.

Por otra parte, me imagino que los miembros del jurado de Angulema han sido muy inteligentes, rectos y justos al premiar el PARACUELLOS de Carlos Giménez, pero "bobos", "chovinistas" e "interesados" al premiar el PASCAL BRUTAL de Riad Sattouf. El criterio del jurado resulta así válido para un autor (el autor que me gusta a mí) pero no para el otro (el que no me gusta). Sin más comentarios.

domingo, 3 de enero de 2010

UNA CABAÑA PERFECTA

"La imaginación del viaje corresponde en Verne a una exploración de lo cerrado; la coincidencia de Verne con la infancia no proviene de una mística banal por la aventura, sino de una felicidad común por lo finito, que puede encontrarse en la pasión infantil por las cabañas y las tiendas de campaña: el sueño existencial de la infancia y de Verne consiste en amurallarse e instalarse".
Roland Barthes, MITOLOGÍAS, 1957

sábado, 14 de noviembre de 2009

EL RELATO

Me consta que hay autores viejunos, por edad o mentalidad, que desprecian el trabajo de teóricos y críticos del cómic. O que, como máximo, lo miran con condescendencia. Me parece triste y profundamente inculto pensar de esa forma, pero, como digo, me consta que en algunos casos es así, algo asombroso a estas alturas de la película.

Cuando los autores se mueren, cosa que desgraciadamente hacemos todos más tarde o más temprano aunque no nos lo queramos creer, queda su obra. Esto es cierto. Sin embargo, la obra por sí misma no es "obvia". La obra puede decir algunas cosas más o menos obvias, por ejemplo, la historia que narra (siempre teniendo en cuenta que las interpretaciones de la historia pueden variar dependiendo del lector y de lo ambigua que sea esa historia), las peripecias de sus personajes o algún mensaje más explícito que otro. Pero lo que la obra por sí sola nunca te dice, particularmente a un público no experto, que es el gran público al que tantas veces se aspira en el mundo del cómic, es quién fue su autor, cómo vivió, donde nació y se crió, cuáles fueron sus gustos e influencias, en qué contexto cultural e histórico creció, a qué corrientes artísticas de su momento se conectó y cómo puede conectarse su obra con la de otros autores de su época o de la tradición precedente, cómo ha podido influir a su vez en autores posteriores y cuáles pueden ser los significados menos "obvios" de esa obra concreta. De todo ello, que no es otra cosa que el relato sobre la obra y su autor, es justamente de lo que se encargan los teóricos e historiadores del arte. Por supuesto, puede haber tantos relatos (no uno solo) como teóricos/historiadores se dediquen a relatar la vida y obra del autor, de un grupo de autores, de un movimiento, etc. También es posible que no haya un solo teórico/historiador que se preocupe de hacer ese relato, como tan a menudo ha sucedido tristemente en el cómic.

El otro día Santiago García citaba en su artículo sobre Crumb para el cultural ABCD al Barthes de LO OBVIO Y LO OBTUSO, y me parece que la cita es pertinente para lo que estoy diciendo ahora. "El cuadro, escriba quien escriba, no existe sino en el relato que se hace de él". Por supuesto, puede sustituirse "el cuadro" por "el cómic". Ergo, si no tienes a nadie que escriba sobre tus cómics...

Todo esto viene a cuento de la labor titánica, y no exagero un ápice, que están desarrollando alguno de nuestros teóricos/historiadores con el tebeo español. Dejando aparte esfuerzos meramente catalogadores, me salen muy pocas firmas (o webs, y Tebeosfera es una de las indiscutibles) que se estén ocupando de ordenar, catalogar, analizar, explicar y, en suma, relatar a nuestros tebeos y autores. Una de esas firmas igualmente indiscutibles es Antoni Guiral, que si por mí fuera ganaría un año sí y el otro también el Premio de Ficómic a la Divulgación, y ya de paso le pondría la dotación económica que no tiene aún a ese premio vitalicio "Toni Guiral". Si no habíamos acabado aún de leer sus dos vastos libros sobre la Escuela Bruguera (publicados por Ediciones El Jueves, 2004 y 2007) o su libro sobre Escobar (EL MUNDO DE ESCOBAR, Ediciones B, 2008), realizados contra viento y marea y no siempre en fáciles condiciones, aquí tenemos el nuevo libraco que ha preparado sobre la vida y obra de Jordi Bernet, uno de nuestros mejores dibujantes.

En BERNET. 50 AÑOS DE VIÑETAS (Ediciones El Jueves, 2009), Guiral (Barcelona, 1959) se ha ocupado de ordenar y seleccionar el material facilitado por Bernet (Barcelona, 1944), de entrevistarle y redactar un texto que incluye no sólo los datos sobre su biografía y obra, también las apreciaciones de Guiral junto a las declaraciones de Bernet, y que le contextualiza en cada momento de su carrera en el terreno histórico e historietístico, desde sus comienzos en la revista Pepe Cola y en Ediciones Bruguera en 1960 a sus trabajos posteriores de agencia y los tebeos, ya en los ochenta, que le encumbraron en España y en otros países (con TORPEDO a la cabeza, la célebre serie que realizó con guiones de Abulí), y de ahí a su etapa con CLARA DE NOCHE, junto a Carlos Trillo y Maicas, y sus recientes trabajos para DC Comics. La selección y variedad de imágenes es impresionante (muchas de ellas son dibujos a la aguada o a todo color; hay varias historietas completas), y ya por eso el libro merece la pena aunque, como digo, sea bastante más que una selección de imágenes (el diseño, fundamental en libros como éstos, es de de Miquel Aparici). Se han escaneado cuidadosamente muchas páginas para reproducirlas de manera que se aprecien las correcciones, los textos pegados con la rotulación o los retoques con goauche blanco, puesto que para ver las páginas impresas ya están los tebeos. Y, como apuntaba antes, esto no es un simple catálogo ilustrado. El texto, el relato que hace Guiral sobre la vida y milagros de Bernet, incluye también abundantes citas de otros autores (de Will Eisner a Alex Toth). Yo no puedo más que recomendaros el libro, particularmente si os gustan los tebeos que dibujó Bernet junto a guionistas como Abulí, Carlos Trillo o Antonio Segura, entre otros.

Mucha más información sobre el contenido de este BERNET. 50 AÑOS DE VIÑETAS, en El Coleccionista de Tebeos.

domingo, 1 de noviembre de 2009

LA PALABRA Y EL DIBUJO

"La historia más grande jamás contada se ha convertido en la historia más grande jamás dibujada por mano de Robert Crumb, que ha realizado durante los últimos cinco años la que podríamos denominar “novela gráfica definitiva”, el hito final que confirma el tránsito realizado por el cómic durante la última década desde los arrabales de la cultura a sus esferas más prestigiadas.

Por supuesto que el Génesis de Robert Crumb no es la primera adaptación (parcial) de la Biblia a las viñetas. Las sagradas escrituras han sido tradicionalmente fuente de numerosas historietas didácticas infantiles y hasta se han visto convertidas en manga. Pero este libro tiene un carácter completamente distinto, en primer lugar por ser su autor quien es. Y es que Crumb no es sólo el historietista más importante de la historia; es, sencillamente, uno de los mayores artistas vivos del mundo.

(...) El Génesis puede verse, más que como una excursión inesperada, como la clave maestra para interpretar toda la obra de Crumb, que se revela a su luz como un inmenso proyecto para descifrar los mecanismos secretos de funcionamiento de la sociedad humana y de su unidad más esencial, la familia. Los comentarios sobre el texto que introduce Crumb en la parte final, donde analiza los mitos mesopotámicos que pudieron servir de material de base para las sagradas escrituras, muestran su interés por encontrar el sentido a lo que parece una caprichosa acumulación de sucesos descabellados. No es de extrañar que Crumb se sintiera atraído por un texto en gran medida velado y alegórico, informe y brutal, porque en eso se parece a las historietas que lleva realizando toda su vida.

Para Crumb, la Biblia no es la palabra de Dios, sino la palabra de los hombres, y su dibujo pone de manifiesto esa humanidad divina, ya que, por mucho que se empeñe el autor, no existe la fidelidad, sino la pretensión de fidelidad. El dibujo relee implícitamente las palabras. Decía Barthes que “El cuadro, escriba quien escriba, no existe sino en el relato que se hace de él”, y podríamos decir en este caso que el texto, dibuje quien dibuje, no existe sino en el relato gráfico que se hace de él. Igual que Pierre Menard reescribió el Quijote palabra por palabra como una obra propia, Crumb ha reescrito el Génesis dibujo por dibujo haciéndolo suyo".
Santiago García, ayer en el cultural ABCD. Texto íntegro en su blog