jueves, 15 de abril de 2021

Yo quiero verte danzar


YO QUIERO VERTE DANZAR

KLEZMER. 1: LA CONQUISTA DEL ESTE

PEPO PÉREZ
PEPOPEREZ@ELPERIODICO.COM

Autor: Joann Sfar
Traducción: Manel Domínguez
Editorial: Norma
Páginas: 144
Precio: 16 €    
Sinopsis: aventuras y desventuras de cuatro judíos y un gitano que
recorren Europa del Este tocando música tradicional hebrea.

Desde que en 1990 la pequeña editorial L’ Association entró en la escena francesa, una nueva generación de autores ha hecho valer sus propuestas renovadoras hasta tal punto que la crítica se refiere a ellos como la nouvelle vague del cómic francés: entre otros, David B. (La ascensión del Gran Mal, Sins Entido), Lewis Trondheim (Mis circunstancias, Astiberri), o la célebre Marjane Satrapi (PersépolisNorma). Precisamente Joann Sfar (Niza, 1971) es el autor más prolífico de esta nueva ola y, a poco que mantenga su ritmo de producción, de toda la historia del cómic galo. Porque desde su debut en 1994 ha firmado, como guionista o como autor completo, más de cien álbumes, que se dice pronto. Una obra orgánica y desprejuiciada que toca muy diversos palos: desde la actualización irónica de géneros clásicos –el folletín de aventuras decimonónico en Profesor Bell (Sins Entido) o la fantasía heroica en La Mazmorra (Norma), serie que codirige con Lewis Trondheim- a productos infantiles de éxito como Vampir (Alfaguara), pasando por trabajos de una inclasificable originalidad en los que muestra sus raíces judías y sus preocupaciones religiosas, filosóficas y artísticas. Es el caso de Pascin (Ponent Mon), una biografía imaginaria del pintor Julius Pinkas, de la serie El gato del rabino (Norma), ambientada en la Argelia colonial y protagonizada por un gato hablador que cuestiona las creencias humanas, o de Klezmer, el último trabajo de Sfar publicado en España.
   Klezmer abunda en las constantes estilísticas de este discípulo confeso de Hugo Pratt: formato de fábula adulta situada en un pasado sublimado –la Europa oriental de principios del siglo XX en este caso-, narrativa ligera y fluida, diálogos tan inteligentes como naturales, acabado sucio y libérrimo que oculta a un dibujante muy virtuoso, discurso abierto e implícito que jamás pasa al primer plano. Los tebeos de Sfar son básicamente aventuras vitalistas y sensuales, y Klezmer no es una excepción, a pesar de mostrar con crudeza el conflicto entre los dogmas religiosos y la razón laica, entre las mayorías integradas y las minorías discriminadas: la historia de estos parias que animan fiestas tocando klezmer, música del folclore judío, discurre como una canción de ritmo hipnótico cuyo dibujo roto de violentos colores nos transporta a ese mundo precivilizado y atávico presente en otras obras de Sfar. “Perdí a mi madre a la edad en la que
uno encuentra satisfacciones en el dibujo. Tenía tres años y medio y, 
desde entonces, de manera muy obsesiva, dibujo”, explicaba el autor recientemente. “No se trata de desarrollar la parte estética, sino de contar historias, dar vida a personajes, tal y como lo hicieron nuestros antepasados prehistóricos con tótems. Inventé una especie de religión previa a la religión, por la imperiosa necesidad de tener una presencia”. Quizás ahí resida la clave de la hondura simbólica, como de viejo cuento tradicional, que desprenden muchos tebeos de Sfar, entre ellos este magnífico Klezmer.
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Una reseña que publiqué en El Periódico de Catalunya en febrero de 2007.

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