sábado, 23 de enero de 2010

RESPETO AL ARQUITECTO

"Para éste y otros lectores de David Mazzucchelli en el momento de su trabajo casi revelador en Rubber Blanket y en otros sitios a comienzos y mediados de los exiguos noventa, la espera para su Próxima Gran Cosa se había convertido en una cosa en sí misma, una broma recurrente con un trasfondo de anticipación. Ha pasado tanto tiempo desde que nos enteramos de este proyecto, desde que él y Paul Karasik hicieron en 1994 la adaptación-mejor-que-el-original de Ciudad de Cristal de Paul Auster, que las expectativas sólo podían haber disminuido. En el camino, unas piezas cortas poco convincentes incluidas en antologías no ayudaron a aumentar la confianza, y tampoco el hecho de que en el ínterin hemos visto una proliferación de grandes cómics de otros creadores.

Pero ahora que está aquí, Asterios Polyp no puede dejar de revivir esa sensación de promesa, sobre todo porque no disimula su ambición de ser una Gran Obra. No es ninguna coincidencia que los patrones para el trabajo de Mazzucchelli estén en La Odisea, o que lleve las ambiciones de modernidad en su concepción de una manera que no puede sino recordar a la de de Joyce, cuando él hizo lo mismo en su medio.

En este sentido, Asterios es quizás la manifestación más consciente hasta ahora de la noción -expuesta con carácter provisional en Éprouvette de L'Association's hace unos años y, más recientemente elaborada por Bart Beaty- de que los cómics están experimentando una especie de modernidad con retraso; un período de reflexión formal mayor, un incremento del interés en el realismo psicológico, y una vigorosa trascendencia de las formas tradicionales del medio y de las preocupaciones temáticas.

Asterios es todo eso. Es una obra de rara complejidad formal de un creador casi hiper-consciente, que intenta maridar audazmente los arquetipos de la tradición del cartooning con la verosimilitud psicológica. Mucho de eso ya está en la construcción formal del libro, casi de relojería. Representa la visión del mundo de un protagonista cuyos esfuerzos en ordenar su vida le ponen al borde de la hybris, y como veremos, en última instancia su poder reside en lo que escapa a ese sistema de construcción (siga el avión y triangule el momento de la escena final como efecto adicional). Como Mazzucchelli sutilmente reconoce, Asterios no es el Dr. Manhattan, a pesar de sus grandes esfuerzos para ver los hilos de su destino.

Crucialmente, el propio esfuerzo de Mazzucchelli refleja esta aspiración. Uno tiene la sensación falsa de que, en última instancia, nada es al azar, ni en la historia en sí misma ni en su creación. Que no hay nada comprometido con el delicado papel japonés en el que el libro fue impreso por accidente, sino a través de quince años de cuidadosa deliberación (sorprendentemente coherente; uno se pregunta qué parte del libro se volvió a dibujar, y cuántas veces). Esto tiene consecuencias fascinantes y problemáticas a las que me referiré más adelante.

Como se ha dicho, los esfuerzos se han realizado para trazar algunos de los complejos -a veces muy ingeniosos- mecanismos formales con los que juega el libro, pero para que esto no termine como un juego de salón de críticos, voy a tratar de no seguir enumerando muchos más aquí. Más bien veamos algunas de las preocupaciones que marcan la obra.

En su corazón, se trata de una historia de amor. Asterios Polyp, el exitoso arquitecto de papel, rompe su matrimonio con la escultora Hana Sonnenschein en algún momento de su forma autosuficiente de ser, y, al perder también su casa en un incendio, se embarca en un viaje a ningún sitio en particular, con el fin de cambiar el curso de su vida y, finalmente, buscar la reconciliación con el amor de su vida. Para un libro que trata de comprender todo lo importante sobre la existencia, no es la peor de las premisas. Pero, ¿tiene éxito?

La principal estrategia de Mazzucchelli, como se indica, es llegar al naturalismo a través de la utilización de arquetipos. Sus aspiraciones podrían ser superficialmente descritas como "literarias", pero Asterios es enfáticamente un cómic. Su vocabulario es gráfico y secuencial, bien ajustado por un dibujante que ya era muy experto antes de comenzar a dar clases de cómic en algún momento de mediados de los 90 -¡ahora sabemos de donde saltó el aparentemente sui generis Dash Shaw! - y ha alcanzado ahora un nivel de dominio solamente al alcance de unos pocos. Estamos hablando aquí del nivel de control de un Chris Ware. Un ejemplo de libro de texto para el público literario, si es necesario -y bien podría ser-, de que las novelas gráficas no son en realidad novelas con imágenes en ellas.

Y ahí lo echa todo. En un contexto literario, tener una pareja acostada en la cama de forma parecida al Yin-Yang, junto con una reiterada referencia a la noción de "Aristófanes", en El simposio de Platón, de que el ser humano primordial era de forma esférica antes de que Zeus lo separara para crear al Hombre y la Mujer, buscando en vano desde entonces la integridad de cada uno en el otro, junto con una recreación grandiosamente orquestada del mito de Orfeo y Eurídice en los personajes principales, en una historia de amor, es probable que -seamos caritativos- se entienda como algo un poco obvio, incluso poco sutil. Sin embargo, Mazzucchelli hace eso, y (mucho) más, incluyendo martillear en casa una y otra vez con el motivo central de la dualidad más allá de cualquier sentido razonable del decoro literario.

Si funciona o no depende, inevitablemente, de tu kilometraje como lector, pero indudablemente está ejecutado con total confianza, fluyendo de manera elocuente de su plumilla. Ni un atisbo de ironía (gracias a dios, debo añadir). Fiel a la tradición de cartooning en la que trabaja, Mazzucchelli hace uso de esos dispositivos simbólicos para dilucidar su narrativa, condensando experiencias del mundo real en formas icónicas. Tal vez lo más notable es que rotula la voz de cada personaje de manera diferente y varía su aspecto gráfico en la página para que coincida con su personalidad, algo que acentúa aún más en las escenas de conflicto entre Asterios y Hana, en la que sus apariencias se transforman en formas simbólicas, destinadas a resumir sus rasgos más básicos para aclarar la diferencia entre ellos.

Como hizo antes Art Spiegelman, Mazzucchelli evidentemente cree de manera firme en el valor de esta especie de taquigrafía de cartoon para la transmisión de verdades complejas sobre la condición humana. La creencia de que el lenguaje del cómic se adapta perfectamente a esta empresa y de que el naturalismo en el medio no necesariamente debe buscarse de forma exclusiva en el más restringido -¿podríamos decir "literario"?- planteamiento gráfico de, por ejemplo, los hermanos Hernández o Adrian Tomine (del que Mazzucchelli también es maestro; véase, por ejemplo, la secuencia de enseñanza con Hana, la disposición de cada uno de los estudiantes, conforme escuchan y comentan, está plenamente observada).

La metáfora de 'funny animals' funciona en Maus tanto interna como externamente. Representa a los estereotipos étnicos que alimentaron el Holocausto, tanto para los personajes de la historia como, de una manera diferente, para nosotros los lectores. Al mismo tiempo, funciona como un dispositivo brechtiano para mantener nuestra contemplación intelectual de la historia, en vez de hacernos perder en la representación gráfica de los horrores narrados que inevitablemente se quedaría corta. Permite a Spiegelman mostrar lo indescriptible.

El enfoque de Mazzucchelli es diferente. Él nos muestra lo invisible. La representación gráfica sucede en un nivel por encima de la narración que experimentan directamente los personajes, dirigiendo la comprensión del lector de su vida interior y sus estados de ánimo. En este enfoque Mazzucchelli es más parecido al de David B., quien en la mayoría de su trabajo -sobre todo en la autobiográfica L'Ascension du haut (Epiléptico)- proyecta su propia vida interior hasta la página en forma de caricaturas simbólicas. Sin embargo, mientras él impregna sus imágenes con un misterio polivalente, onírico, Mazzucchelli parece prescriptivo.

Para el ojo poco caritativo, esto podría ser considerado reduccionista, y por lo tanto una debilidad en una obra que pretende en último término transmitir verdad. Y, para empeorar las cosas, las perspectivas que ofrece no trascienden el lugar común intelectual -tanto el dualismo como el componente de racionalidad como mito fundacional, la realidad como un concepto determinado por nuestra experiencia individual, etc.- pero eso importa menos, ya que el corazón de la obra está en otra parte.

Sospecho que se trata de una estrategia particularmente elaborada de ofuscación por parte del artista. En un momento dado, la poco fiable contadora de verdades de la historia, Ursula Major, le dice a Asterios que "los seres humanos están tan fuera de contacto con lo que está pasando alrededor de ellos, que tienen que, por ejemplo, inventar palabras", y continúa con "las personas no son tan difíciles de adivinar, sabes... Sólo tienes que ignorar lo que dicen y ver lo que hacen".

Parece que eso es lo que está facilitando Mazzucchelli, pero, como se indicó antes, parece estar tratando a la vez de sumergir al lector, microcósmicamente, en una visión del mundo similar a la frustrantemente prescriptiva del protagonista de la historia. La historia está completamente narrada desde el punto de vista de Asterios... o el de su gemelo muerto, lo que equivale a lo mismo. Él está en cada escena y es nuestro punto de acceso incluso a Hana.

Esto se pone más de manifiesto durante su argumentación, en la que ella se viene abajo y de repente le dice algo totalmente inesperado. Anteriormente, el velo se ha levantado momentáneamente en una verdad igual de inesperada e inquietante sobre su infancia, y parece que Asterios se ha olvidado de eso por completo, hasta que reaparece calamitosamente en esa escena. El hecho de que Mazzucchelli parezca tan ansioso por mostrarnos ciertos puntos envuelve algo de cuanto no se ha dicho sobre la vida interior de los personajes y lo que sucede entre ellos.

¿Por qué termina Hana divorciándose de Asterios, varios años después de los sucesos narrados en los flashbacks? Se nos ofrecen un montón de razones, pero ¿son sólo racionalizaciones propias de Asterios? ¿Son toda la verdad? Una de las omisiones más notables en este relato de un matrimonio es la ausencia, en cualquier parte de la obra, de mencionar siquiera a los niños. Uno esperaría que una pareja de su edad está pensando, al menos, sobre la posibilidad de tener un hijo. Pero, al parecer, no. Nos recuerda esto sutilmente cuando Ursula, en la narración del presente, le pregunta a Asterios si tiene hijos, y él sólo responde, amablemente aunque parezca sorprendido: "¿Yo? No".

¿Esto por qué? Asterios no parece preocupado por la cuestión, al menos no a un nivel consciente, pero sí muestra calor paternal hacia el único niño la historia, Jackson, a quien le da el regalo de su propia infancia, el reloj magnético, tal vez reconociendo que éste seguirá siendo un camino no tomado por él. ¿Podría la ausencia de un niño, concreta o hipotéticamente, ser en última instancia lo que ha desgarrado su matrimonio? Sólo podemos hacer conjeturas, pero los problemas de Hana bien podrían estar en el centro de la cuestión, y las preocupaciones acerca de la pérdida, ocasionada por la obsesión de Asterios con su hermano gemelo perdido, también podrían tener que ver.

Creo que esto, entonces, es más bien el agujero en el centro de la obra, que Douglas Wolk encuentra en su reseña como su insignia modernista de honor. Asterios es una historia sobre lo no dicho que determina nuestras vidas, mientras estamos ocupados creando un sentido para ellas de otras maneras.

La presentación prescriptiva de la historia se corresponde plenamente con la tradición moderna de tener todos los aspectos de una novela emanando directamente de su protagonista. Mazzucchelli traza simbólicamente el movimiento de la mente de Asterios, animando al lector atento a llenar los espacios en blanco. Nos proporciona un montón de herramientas intelectuales para hacerlo, pero mantiene en secreto su compromiso emocional. Sólo en la poderosa secuencia donde los recuerdos de Asterios sobre Hana le inundan es cuando Mazzucchelli se permite dictar la experiencia de lectura. Es todo lo que Asterios se permite a sí mismo, y Mazzucchelli corre el riesgo de que el lector lo encuentre insuficiente.

Como resultado, la transformación de Asterios, aunque perfectamente comprensible y agradable, parece algo no ganado, incluso poco esclarecedor. A pesar de que nunca lo sabremos, parece que los cuerpos celestes que se mueven de manera decisiva al final coinciden. Asterios es limitado porque refleja las limitaciones de Asterios. La originalidad de su visión, entonces, no radica en su retrato de las emociones humanas, sino más bien en el arte de su construcción, y en lo que deja a nuestra imaginación. Una hermosa arquitectura de papel".

Matthias Wivel, crítico y colaborador habitual de The Comics Journal. Me sigue pareciendo muy significativa la cantidad de vueltas que están dando algunos críticos para intentar justificar que ASTERIOS POLYP no les termina de convencer, pero supongo que las ganas de que te guste le pueden a uno (yo también las tenía cuando me llegó vía amazon). Al margen de eso, he traducido la reseña de Wivel porque me han parecido muy interesantes algunas de sus ideas y planteamientos.

17 comentarios:

JC malaga dijo...

Gracias por la traducción. Espero con ganas la edición en castellano. La verdad es que, como apuntaste hace un tiempo, Mazzucchelli es un excelente dibujante y narrador, pero sus mejores obras las ha hecho en colaboración con otros guionistas.

Nemo dijo...

Una crítica excesivamente totalizadora. Deja poco resquicio para que el lector extraiga sus propias conclusiones e interpretación. No sugiere, explica con poco margen para la duda. Hubiera preferido un análisis menos exhaustivo que hubiera dejado respirar más a la obra.

el tio berni dijo...

Nemo, precisamente ese uno de los problemasas de Asterios Polyp. Mazzucchelli remarca tanto los paralelismos, las metáforas, etc., para que se note que hay algo detrás de la historia, que obliga al lector a convertirse en inteligente, descubriendo todos esos juegos formales y simbólicos. Y más allá de eso me parece que hay bien poco en esta obra, que al final me ha resultado un pelín aburrida (un pelí, ¿eh?) y con poca chicha. Incluso hay cosas tirando a vergonzosas, como un par de personajes que Mazz nos podría haber ahorrado.

Y todo esto se nota en la crítica de Wivel que, como dice Pepo, tiene dar mil vueltas al asunto para justificar el trabajo de Mazz y no confesar abiertamente su decepción. De heho hay como un consenso en la crítica norteamericana de que Asterios Polyp es una obra maestra, y de eso nada, monada. Creo que sólo he llegado a leer una o dos críticas negativas (que comparto), y precisamente su argumento es: "los fuegos artificiales muy bonitos, Mazz es muy inteligente y nosotros más por entender lo que Mazz ha hecho. Pero Asterios Polyp no tiene alma, Mazz no tiene nada interesante que contar".

Pepo Pérez dijo...

En general yo he visto en bastantes críticas que hay como un "enorme respeto" a su figura y al trabajazo que ha invertido en Asterios Polyp, y a lo loable de sus ambiciones en este cómic, etc. Y que por ese respeto se prefiere ser "caricativo" (palabra que significativamente usa Wivel en dos ocasiones en su reseña) y enfatizar los aspectos positivos de la obra, intentando evitar en la medida de lo posible decir que en el fondo es demasiado obvia, que aburre, que no hay historia (aunque pretende haberla) ni nada verdaderamente sincero que contar, que no es la obra maestra que intenta ser sino un proyecto fracasado. Es muy posible que si la obra fuese de otro autor menos "aurático" que Mazzucchelli no se hubiesen andado con tantos remilgos.

Dicho todo esto, creo que hay que leerla y experimentarla por uno mismo. A mí no me gustó en su conjunto, pero tampoco me arrepiento de haberla comprado porque hay muchas cosas interesantes (aunque no geniales, y a veces fallidas) para descubrir ahí, muchos recursos, muchas ideas, mucho ensayo, prueba y error.

Pepo Pérez dijo...

Coincido contigo, tio beni, en que aburre "un pelín". Quiero decir que no es algo insuperable ni un tostonazo, que se lee y se termina, vaya.

Robur dijo...

La cosa de Asterios Polyp es que parece que la escribió el propio Asterios Polyp.

Pepo Pérez dijo...

Sí, es la interpretación que hace Matthias Wivel.

Pepo Pérez dijo...

"Que Asterios Polyp se debe comprar y leer para mí es indiscutible. También es cierto que este artículo será de uso limitado a una persona que no ha leído el libro. Hay una serie de reseñas on line alabando este libro, pero mucho menos señalando las deficiencias percibidas. La consideración cuidadosa de estos dos puntos de vista conducirá a una mayor comprensión de lo que Mazzucchelli ha logrado en este trabajo (...) Asterios Polyp es un tesoro de ideas historietísticas, así como Cages de Dave McKean parecía en su momento una tesis sólida en dibujo, pintura y arte, y las obras recientes Chris Ware empujan los límites de representar el tiempo y el espacio en la página de cómic. Estos logros técnicos, sin embargo, sólo forman parte de la ecuación. El verdadero valor de una obra sólo se puede medir cuando se evalúa cómo estas herramientas se han empleado en ayuda de la historia y cómo la narración remueve al lector tanto emocional como intelectualmente. La maravilla de la obra de Ware es cómo, con toda su inventiva técnica, sigue siendo una experiencia emocionalmente satisfactoria. El desenlace de Asterios Polyp es bello y lírico, pero es más incierto hasta qué punto el cuerpo principal del trabajo se ha beneficiado del inmenso talento de Mazzucchelli para los cómics.".

Tom Spurgeon, en The Comics Reporter. Sigue

Jeune Albert dijo...

Lo de Asterios Polyp me parece el reverso negativo del fenómeno Watchmen.

Watchmen los lectores lo leyeron con entusiasmo y enganchados a la historia y luego posteriormente se analizaron hasta la saciedad los recursos utilizados, las piruetas formales, el dominio total del lenguaje de los dos autores, etc.
En Asterios es al revés, se están analizando todos los aspectos técnicos para convencer a la gente de que lo lea, y cuando lo hagan creo que será una lectura más bien fria y ligeramente aburrida.

Es decir para estudiosos, no para simples lectores.

Miguel Ángel dijo...

A mí me emocionó muchísimo. ¿Tendré algún problema? ToT

Pepo Pérez dijo...

No, claro, qué problema vas a tener. En todo caso lo tendré yo, que no me ha gustado, aunque lo digo retóricamente porque no hay ningún problema en ningún caso, claro.

Nemo dijo...

Mmmm... yo debo decir que Watchmen lo leí mucho después de su publicación original, y cuando lo hice disfruté muchísimo porque me fijaba básicamente en el aspecto formal de la obra. El argumento en sí no me parecía tan interesante.

Respecto a Asterios Polyp, lo espero con verdadera curiosidad, aunque me empieza a irritar la posibilidad de que el autor me lo dé todo masticado, sin opción a interpretación, dirigiendome de manera demasiado obvia.

Jeune Albert dijo...

Quizás a los que no nos ha entusiasmado, es porque esperábamos demasiado de DM (uno de mis ídolos absolutos).
Sinceramente me hubiera encantado acabar su lectura y sentirme emocionado.
Pero es que si además coincide en el tiempo con obras como George Sprott o la de Ware, pues te das cuenta de que no llega.

santibilbo dijo...

Bueno, yo a DM le tengo mucho respeto y la verdad es que la reseña de Wivel me ha parecido muy sugerente, me ha incitado a leerme la obra con impaciencia.Teniendo en cuenta que estoy un poco harto de piruetas formales la critica me ha sugerido una ambición intelectual y emocional muy poco frecuentes en el cómic.
En cuanto a la frialdad, me pregunto cuantos no la encontraron en Jimmy Corrigan o en Ventiladores Clyde, tan ambiciosas ellas.
Por ultimo, me encanta la adaptación de DM y kARASSIK, pero la ciudad de Cristal De Auster es precisamente UNA NOVELA, que reflexiona sobre los mecanismos linguísticos y su poder secreto, con un poder alucinatorio y abrumador a los que el cómic apenas llega, aunque complementa magníficamente a la novela con su corolario sobre el lenguaje de la imagen dibujada, su quietud, su potencia de concreción y sugerencia

Pepo Pérez dijo...

Para mí no es una cuestión de "frialdad" o "emotividad". En efecto, Chris Ware es profundamente "antiemotivo" y eso no le impide ser muy grande. Pero la cuestión no es ésa. Ya valorarás por ti mismo cuando leas Asterios Polyp : )

Pepo Pérez dijo...

Para mí el problema de Asterios no es de "frialdad", que frío lo es un rato. Es un problema de, voy a decirlo claro, de falsedad.

Jeune Albert dijo...

Santi, cuando hablaba de frio me estaba refiriendo a la valoración personal de la obra, más que al carácter más o menos sentimental o emotivo de lo que cuenta. Quizás el término más adecuado sea indiferencia (relativa) ante lo que me están contando aunque técnicamente sea brillante.Pero es una cosa muy personal, y tienes mucha razón en que probablemente lo mismo que pienso de Asterios otros lo pensarán de Ware. Y también como se ha dicho ya eso no quiere decir que no me parezca buena sino más bien fallida precisamente por sus ambicioens de partida, ya que no es la superobra que yo esperaba.