domingo, 2 de mayo de 2010

LA CARNE Y EL CARNICERO

"En el Festival de Cine de Cannes pude observar a cientos de personas embobadas contemplando a las estrellas de cine. Su actitud reverencial de la multitud se me antojó vomitiva. Uno pensaría que Brad Pitt era efectivamente el auténtico Aquiles venido a la Tierra.

Brad hizo un buen papel de guerrero en la película Troya, pero no es más que un actor, para nada un semidiós. Es sólo la 'carne'. Puede que le paguen muy bien, pero quien realmente se forra es el 'carnicero' en la trastienda.

Del modo en que funciona el mundo, ser el carnicero resulta una decisión mucho más inteligente, aunque nadie lo diga. Dejando el glamour y la fama, en la industria del cine y en la de la música se pueden hacer cantidades indecentes de dinero. La industria del cine es un negocio repugnante y podrido y ya no quiero tener más que ver con él. No quiero ser 'carne'. Pero eso no va así, porque, sin duda, soy carne. Dejo que los carniceros vengan a mí, me descuarticen y me expongan en el mostrador. No tenía idea de lo que hacía cuando me metí por primera vez en esto.

Antes de que llegara la fama, los carniceros no se habían acercado a mí. Ahora ya es demasiado tarde. Antes de que alguien supiera de mí, solía vagar a la deriva a lo largo de la calle Haight devorando con la mirada a las preciosas hippies, sumido en la autocompasión. Entonces, en 1968, salió Zap Comix y mi vida cambió enteramente. Empecé a recibir llamadas y se acercaba gente por casa para colocarse conmigo. ¡Mi lamentable ego se lo comió todo con patatas! Era el centro de una atención que jamás había experimentado. De pronto, disponía de mucho menos tiempo para mí. Casi de un día para otro pasé de ser ignorado a verme incordiado sin tregua.

Pero resulta que la fama también me brindó a hermosas y atractivas muchachas por vez primera en mi vida. Hasta entonces no había sido más que un pringado sin posibilidad alguna. Y ahora, de pronto, me veía auoreolado de un extraño atractivo. La fama también atrajo la atención de los medios, que son una terrible y voraz alimaña. He conocido a algunos que murieron por exceso de exposición a la misma, como Janis Joplin y Jim Morrison (una vez lo estaba comentando con Aline y soltó: '¡Yo casi muero por falta de atención de los medios!').

Todos aquellos que trabajaban en la cultura comercial forman parte de una conspiración contra el hombre medio para despojarle de su dinero. No les importa el efecto que el producto pueda tener al fin, física o espiritualmente. Siempre van en busca del mínimo común denominador, el mercado más vasto posible. Da igual lo que sea. Si las películas sobre Jesús hacen sentar culos en los cines, hacen esas películas. Si la violencia extrema atrae a un cierto segmento de la población, los carniceros están ahí para ofrecerla. La cultura comercial de los medios es un mecanismo frío y despiadado diseñado para alimentar de dinero a los que se perpetúan".
Robert Crumb, RECUERDOS Y OPINIONES, 2005 (Global Rhythm, 2008)

El joven Crumb

1 comentario:

Santiago García dijo...

Se te nota cabreado, Pepo... :)