lunes, 28 de junio de 2010

NOVELAS GRÁFICAS: ¿PUEDES OÍR LOS CAMIONES?

"¿Has tenido alguna vez una sensación de déjà vu? Recientemente he estado teniendo la extraña sensación de que he ido hacia atrás por el túnel del tiempo y que de nuevo estamos a finales de los ochenta. Algunos de vosotros recordaréis el murmullo que empezó en 1987 alrededor de los llamados "Tres Grandes" cómics que rompieron: el Batman: The Dark Knight Returns de Miller, Watchmen de Moore y Gibbons y el Maus de Spiegelman. Desde las revistas de estilo a los periódicos dominicales, desde la televisión 'juvenil' a los programas intelectuales de arte, parecía que los medios no tenían bastante de esos artefactos extraños, "novelas gráficas". Con ello supuestamente se había probado que los cómics "finalmente habían crecido". Editores influyentes liderados por Penguin Books entraron en el mercado y las principales cadenas de librerías dedicaron espacio en sus estanterías y expositores a la ráfaga de títulos.

Recuerdo el ambiente de optimismo, de que los cómics estaban listos para cruzar el puente y disfrutar finalmente de la aclamación crítica y el éxito comercial. ¿Te suena? En la actualidad, estamos siendo testigos de otro periodo prometedor para las novelas gráficas, así que para evitar la repetición del ciclo de auge y caída, cero que sería instructivo mirar atrás y examinar por qué todas aquellas esperanzas de 1987 parecían haber declinado a comienzos de los noventa.

Hubo un gran número de factores que contribuyeron al retroceso y la caída. Un exceso de productos mediocres nos inundaron, quitando unas pocas obras potentes y originales que siguieron la estela de los "Tres Grandes". Una improvisación apresurada de unos cuantos comic books serializados no hacen necesariamente una novela gráfica que merezca la pena. Por cada Spiral Cage, Love & Rockets o Sandman había una horda bochornosa. ¿Cuántos remakes más de superhéroes graves y psicóticos podía aguantar cualquiera?

Entonces llegó la decepción, cuando algunos de los esperadísimos trabajos, exageradamente promocionados, de Moore y Miller como Batman: The Killing Joke o Give Me Liberty, no llegaron ni de lejos a los elevados estándares que ellos mismos se habían fijado. [...] En la cima de esos errores de juicio, el trágico final del Big Numbers de Moore y Sienkiewicz cayéndose sólo después de dos números publicados en 1990 podría verse como un simbólico clavo final. ¿Era demasiado ambicioso, incluso para dos talentos tan destacados, realizar el rico potencial de este medio? [...] Sólo unos pocos años después de cantar sus alabanzas, en 1991 el voluble Time Out clamaba: "Si los cómics adultos son el movimiento del futuro, ¿como es que nadie los está leyendo?"

[...] Quizás el problema fundamental fueron las expectativas exageradas de todos los implicados. La escala sísmica de un cambio cultural así nunca puede suceder repentinamente. La gente tendía a tener una visión de color de rosa de los cómics en Francia y en Japón, olvidando que a la bande desinée y al manga les había llevado muchos años, al menos desde los sesenta, ganarse un público adulto y un cierto respeto.

Pero puede que haya empezado un cambio de actitud pasada una generación. Ahora que han transcurrido quince años, casi una generación, algunas novelas gráficas realmente formidables se han completado: Palestina, Predicador, Cerebus, Bone, From Hell, Locas, Palomar, Jimmy Corrigan, Epiléptico, Cages, eso para empezar. Una biblioteca de calidad innegable se está amasando. La paciencia es virtud, porque las grandes novelas gráfivas necesitan tiempo para realizarse y más para madurar lentamente. Chris Ware está trabajando en dos epopeyas serializadas en páginas semanales. Crumb está iluminando el Libro del Génesis. Hemos entrado en una era de grandes tochos compilatorios como Lost Girls, Agujero Negro, Buddy Does Seattle, La Perdida y muchas más lecturas sustanciosas que no te puedes acabar zumbando en el baño.

Ahora es diferente en otros sentidos respecto a 1987. [...] Está el manga, todo un gancho cultural para nuevos lectores. Está internet, eludiendo a los periodistas para difundir información y opinión como nunca se había visto antes.

Estoy seguro de que habrá errores, de que se publicarán malos libros, de que grandes libros serán estúpidamente atacados o ignorados, y de que se erigirán prejuicios contra los cómics (el manga ya ha sido un blanco de ellos). Pero no estamos en 1987 y no nos dejaremos engañar de nuevo, porque un montón de gente, escritores, dibujantes, editores y lectores, están en esto desde hace mucho, todo el tiempo que haga falta para que la novela gráfica alcance todas sus posibilidades. [...]"
El periodista, locutor y téorico sobre cómics Paul Gravett, en 2005. El artículo completo se publicó originalmente en el número de marzo de 2005 de la revista Comics International, pero yo lo he leído en THE BEST AMERICAN COMICS CRITICISM, editado por Ben Schwartz y publicado por Fantagraphics (2010). Abajo en la foto, Gravett (derecha, polo rojo) durante una sesión de firmas junto a Eddie Campbell (izquierda).

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