domingo, 6 de junio de 2010

LA NOVELA GRÁFICA, ANTES Y AHORA

Mientras el cómic se mantuvo en el gueto especializado en el que se había metido desde la segunda mitad de de los setenta aproximadamente (especialmente en Estados Unidos, para salvar una industria que estaba perdiendo ya la cualidad de masas), el aficionado medio no protestó ni se resistió a la novela gráfica o a sus implicaciones ("cómic para adultos", etc.) cuando el término se popularizó en los medios a raíz de la primera ola de la novela gráfica, la que entre 1986 y 1987 provocaron MAUS, BATMAN THE DARK KNIGHT RETURNS y WATCHMEN. La prueba de ello es que ninguno de los que estuvimos allí, por lo menos yo, recuerda una reacción semejante contra la "novela gráfica" como la que estamos viendo ahora entre algunos (algunos) aficionados de toda la vida.

Tengo mi propia hipótesis para explicar el fenómeno. La mayoría de esas novelas gráficas de la segunda mitad de los 80 tenían que ver con el mundo de los superhéroes y la fantasía, o sea, les daban a los aficionados al cómic un material que podían apreciar; en todo caso servía para renovar su afición. Y si encima el término servía para "adultizar" a los superhéroes, para qué pedir más. ¡Podemos leer superhéroes sin que nos miren raro!, era un poco la idea (recuerdo ahora que hasta Alan Moore lo comentaba en una entrevista, lo traduje en este blog hace un año). Los placeres culpables de los aficionados adultos, leer tebeos de superhéroes, ya no eran tan culpables tras la publicación de novelas gráficas como BATMAN DKR, WATCHMEN y todo lo que vino detrás, a menudo encajable en el "revisionismo de superhéroes" (BATMAN: LA BROMA ASESINA, ARKHAM ASYLUM, etc.) o al menos en el género de fantasía o de horror relacionado más o menos con el universo superheroico (tomos recopilatorios de SWAMP THING, ORQUÍDEA NEGRA, HELLBLAZER, SANDMAN, etc.). La gran industria seguía dando a los aficionados "lo que querían", como venía haciendo desde los setenta a través del circuito de librerías especializadas, de modo que no había problemas si se querían usar términos nuevos (nadie clamaba por lo "acomplejado" del término novela gráfica, etc.).

"Y no creo que ese tipo de mentalidad del superhéroe haya parado realmente. Creo que tenemos que crecer un poco más.

Quiero decir, una de las cosas que me sorprende de la década de los 80, cuando tuvimos un montón de titulares que decían "Bam! Sock! Pow! Los Comic Books han crecido!"... No estoy de acuerdo con eso. En la década de los 80, tal como lo recuerdo, había algunos tebeos que estaban trabajando muy, muy duro, para intentar madurar, para hacer un trabajo mejor que los demás. Sin embargo, esos fueron solamente unos pocos cómics. La mayoría de los cómics eran lo mismo de siempre.

Después de cosas como Watchmen, sí, algunos de ellos se volvieron algo más oscuros, algo más desagradables, algo más pretenciosos. Pero todavía eran casi lo mismo de antes. No creo que los comics books crecieran a mediados de los 80.

Creo que la población, mucha de la cual sentía una profunda nostalgia por los cómics que habían leído de niños, se avergonzaban de ser vistos leyéndolos en el metro. Creo que lo que ocurrió a mediados de los años 80 con obras como Watchmen es que les dio una excusa para seguir leyendo Linterna Verde, ya que si antes la gente les habría mirado como si fueran subnormales por leer un tebeo de superhéroes, ahora que los cómics de superhéroes habían sido renombrados como "novela gráfica", se consideró sofisticado y de vanguardia ser visto leyendo un cómic, aunque sólo fueran un montón de viejas historias de superhéroes recopiladas en un tomo gordo. Parecía más maduro, no era necesariamente más adulto, pero se pusieron juntos de una forma que parecía más aceptable socialmente".
(Alan Moore, 2009)

La novela gráfica actual, la de este segundo boom que arranca a comienzos de la última década, sí se ha salido del género y de la fantasía. Ofrece otro material que tiene que ver con la literatura y el cine de autor; con la realidad, la historia, la memoria y la autobiografía. Y ahora algunos (algunos) aficionados de toda la vida claman al cielo. De repente, hay una buena cantidad de cómics que no están producidos para contentarles a ellos, que no les dan material de género y de fantasía, y que, supongo que esto ya debe ser el colmo, tienen gran repercusión en los medios y buenas ventas en librerías generalistas (las cuales por cierto han servido a estas nuevas novelas gráficas para independizarse de las demandas del público de librería especializada). Ya no se trata de novelas gráficas como DKR o WATCHMEN (o LA BROMA ASESINA o ARKHAM ASYLUM). Se trata de JIMMY CORRIGAN, de AGUJERO NEGRO, de EPILÉPTICO o de PERSÉPOLIS. Un material que algunos (algunos) aficionados al cómic de toda la vida, significativamente, sí rechazan. Se quejan en los foros de que se dé "tanto bombo" a estos cómics, o de que tengan tan buenas críticas, o de que el término novela gráfica es de "acomplejados" (pero no lo era, al parecer, cuando fue usado por Corben o Eisner en los setenta, cuando lo usó Marvel a comienzos de los ochenta para sus álbumes lujosos de superhéroes, Marvel Graphic Novels, ni tampoco cuando se usó en 1987 para DKR o WATCHMEN y las novelas gráficas que siguieron su estela). Y, por supuesto, adoptan etiquetas despectivas como "cómics pretenciosos para gafapastas" para referirse a estas novelas gráficas.

A las de ahora. No a las de antes.

6 comentarios:

gerardo dijo...

Totalmente de acuerdo en el tema de los géneros (bueno, ya lo has leído). No había caído yo en lo que comentas, que me parece muy acertado: cuando el cómic adulto aún era de género, se aceptaba, cuando se sale de lo de siempre, se rechaza. Da que pensar. Sobre lo de Moore, lo leí en su día, y me parece un análisis muy certero y a tener en cuenta viniendo de quien viene.

Un saludo.

The Watcher.

Jorge Duarte dijo...

Bueno, esto es como todo, si te pasas la vida viendo películas mediocres, al final lo que te gusta son las películas mediocres. Y si por casualidad alguna (alguna) vez ves una peli de Ford o de Bergman, pues lo normal es que prefieras las otras. Estos algunos (algunos) lo que deben hacer es comprar y leer lo que les agrade, y pasar completamente de lo que no, como hacemos todos. Sin resentimientos.

Por cierto, ya va haciendo falta un día del orgullo gafapasta, que somos los marginados entre los marginados...

Agu Ariza dijo...

Vale:
Hay un rechazo generalizado por parte de lectores tradicionales con lecturas muy determinadas, a determinados cómics que resulta que apuntan a otro público potencial distinto. De acuerdo.

Sería algo semejante al lector de cuadernos de aventuras español cuando se encontró con el boom del cómic de finales de los setenta y principios de los 80. Sería una refundación de lo carca.

No puede girar una concepción del medio a partir del criterio de estos lectores porque está absolutamente sesgada. Es querer entender el mundo desde una perspectiva muy restringida...

Pero... ¿no se peca igual al querer con la "nueva novela gráfica", establecer el marco definitorio del medio dadas las carácteristicas tan restringidas como se dan? ¿No es igual de sesgado?

Pepo Pérez dijo...

Yo me pregunto... ¿en qué se parecen Chris Ware, Paco Roca y Gipi? Porque todos ellos son identificados dentro de la NG actual cuando creativamente tienen poco o nada que ver. Sí en cambio publican en condiciones parecidas, con total libertad creativa, etc.

El movimiento NG no tiene reglas creativas, porque no está sometido a la industria, no está sometido a las exigencias de un editor, y cada cual va a su bola. Chester Brown no se parece en nada a Sfar, y Sfar no se parece en nada a Emmanuel Guibert (aun siendo amigos y colaboradores). Ésa es una de las gracias de la NG actual. Que hay una libertad creativa como nunca antes se había visto en el cómic. Ni siquiera hubo tanta en el comix underground, donde los temas se repitieron mucho.

Agu Ariza dijo...

Pero eso es indudable Pepo.
La libertad creativa actual que aportan las condiciones industriales, en la que se hadejado la producción en manos del autor, posibilita que esto pase. Sumado a la diversidad gráfica y temática, da un momento maravillosamente rico para el medio "antes conocido como cómic"(=q Prince).

El momento actual es ideal y se irá ampliando las opciones de manera exponencial. Y si esto crece y se enriquece tanto como deseamos pues se crearan todo tipo de mamarachadas para sacarle partido económico al momento de globalización que vivimos, así como obras maravillosas como algunas de las que ya se han visto, asi como obras apasionantes, aunque raras, experimentales y fallidas como tambien se han visto y se veran.
La novela gráfica no es calidad. La calidad la dan los autores. Chris Ware, Spiegelman, Burs, Clowes, Satrapi... son grandes autores no por usar novela gráfica, sino por ser buenos, por conseguir realizar buenas obras.

Octavio B. (señor punch) dijo...

la NG atenta, por concepto, contra la cultura friki. El fandom se hace fuerte en una urna de cristal (como Kandor...¡toma pijamada, que nadie me señale como -solamente- gafapasta!). Pequeña, insonorizada, y en su interior los fans se gustan a sí mismos hablando de anillos de poder, de las machorradas de Preacher, de las jamonas de Choi, de lo que mola tal o cual personaje...

Pero el mundo real es mucho más grande, y fuera de ese confortable capullo el fan típico se siente atacado. ¿Sí o sí, amigos?
Por primera vez para una generación, la nuestra y la de gentes más jóvenes, el cómic vuelve a salir de esa botella (y sí, me estoy refiriendo a las librerías especializadas, locales que adoro sinceramente pero donde suele faltarme el oxígeno). Y además, desde el mundo se ve, por 1ª vez seguramente, al cómic como algo "digno" de atención, no como recuerdo amoroso de la infancia propia, sino como experiencia externa que aportará un enriquecimiento. El cómic está llegando, lentamente (espero que con firmeza) a nuevos sectores sociales, un nuevo "target", ampliando su clientela. ¡Invasión Skrull, Invasión Skrull!

Y otro factor a apaludir de la NG es que no busca el aplauso del "mundo real" apoyándose en otras artes. Persépolis no es bueno por su exquisita paleta expresionista, ni por su refinadísima prosa que nos recuerda a Borges, ni nada del estilo. Vale lo que vale según las leyes propias e intrasferibles del cómic.

Sinceramente, cuando leo ataques desde voces que luego se entierran en la botella (entre batcoches, nulificadores supremos y otras bellezas del noveno arte que alumbraron mi infancia) no puedo evitar sonreir un poquito. Soy malo.