
HOLY TERROR (Legendary) me ha parecido uno de los peores cómics de la carrera del que ha sido uno de los grandes autores del cómic americano. Si DK2 (2002) es un candidato a mi juicio para figurar entre los 3 o 4 mejores títulos de toda la producción de Frank Miller, HOLY TERROR (2011) se gana para mi gusto uno de los puestos más bajos de la cola. Durante un rato, al comienzo de esta novela gráfica, iba pasando páginas y me la imaginaba toda así, con dibujos matéricos de éstos que ahora hace, sin un argumento tangible; una historia abstracta, como abstractas son esas primeras páginas, algo tipo SÚPER PUTA (Manel Fontdevila) pero a lo Miller, para entendernos. Y pensaba "eso habría sido glorioso". Por supuesto, siempre podemos soñar cómo hubiera sido HOLY TERROR dibujado por alguien que no ha perdido el norte.
Pero no. Depués de esa magnífica abstracción dentro de un largo prólogo que incluye escena sexual sadomaso (otro motivo recurrente en el repertorio milleriano) y paisajes urbanos alucinantes (hay dibujos increíbles junto a otros cutres, son altibajos muy raros) empiezan los atentados islamistas, y claro, ya entra el "argumento" para el que fue concebido esto, y entonces de lo sublime pasamos directamente al fango. Esto viene a ser, simplificando, como un Steve Ditko soltando soflamas conceptuales en blanco y negro de las que abundan en la última parte de la producción del cocreador de Spiderman, pero con un discurso de "mata al fiel" en venganza, en contraposición a la cita de Mahoma con la que Miller abre el libro ("mata al infiel"). Y el desenlace, de nuevo con "argumento", es un sindiós de mucho cuidado. Dos superhéroes de los que nada sabemos en cuero sadomaso, matando terroristas islámicos en venganza por unos atentados masivos contra Empire City (buena elección para el nombre) y poco más. Esto es, y no a grandes rasgos, el argumento de una historia que no se ve enriquecida con otros temas, otros giros, otros matices.

Digamos ahora que la clave principal del fracaso artístico de HOLY TERROR es justamente su absoluta falta de ironía. La ironía y la parodia era, por el contrario, la que permitía enlazar los universos alegóricos y míticos de THE DARK KNIGHT RETURNS, HARD BOILED, ELEKTRA: ASSASSIN o DK2 con la realidad contemporánea. Cuanto más irónico era Miller, más se ajustaba a nuestra visión del mundo ("posmoderna"), permitiendo así abordar el mito con una mirada adecuada a nuestra propia época. Y gracias a ese tratamiento hiperbólico e irónico, paradójicamente, más "realidad" lograba a la hora de abordar temas serios de nuestro mundo (su sátira sobre la política americana de Reagan durante la Guerra Fría de los 80, por ejemplo; el simulacro mediático del debate político y la democracia a comienzos de los 2000 en DK2, por ejemplo). La ironía era también la clave que le permitía dar una dimensión plural a sus obras, una dimensión provocadora pero ambivalente, abierta a múltiples lecturas según la cultura y mentalidad de cada lector.
Sin la ironía, HOLY TERROR, que está hecha muy en serio, no sólo ha perdido todo contacto con la realidad de la que pretende hablar, es que se convierte en un vehículo dogmático de propaganda de baja estofa. Que es lo que quiere ser, propaganda, y por eso está hecha tan en serio. Pero, claro, hay propaganda artística de calidad, y luego de las otras. En el terreno irónico, en la parodia o en la abierta sátira, Miller sabía moverse como pez en el agua para tocar temas reales de su época. En el terreno de la propaganda seria, mi impresión es la de elefante en cacharrería.
Se podría decir mucho más sobre este cómic, pero tengo una lista de reseñas pendientes de otros tebeos anteriores, tebeos mejores, españoles e internacionales, cómics que tengo ganas de reseñar en condiciones y que están antes en el montón de leídos. En cuanto pueda, que será pronto, me pondré a escribir sobre esa lista de pendientes. Y entonces, después de agotar esa lista, tal vez volveré sobre este HOLY TERROR para explicar más impresiones y ofrecer mi relato de qué le ha pasado a Frank Miller desde aproximadamente 2005 hasta hoy, y cuándo tuvo lugar el "golpe de timón" ideológico y creativo que le ha conducido a este descalabro.
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Un par de reseñas de la obra:
–En Lee más libros (de donde he sacado una de las imágenes de este post)
–Santiago García, en Mandorla
Otra más, de Russ Burlingame