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domingo, 21 de marzo de 2010

LA "DEFINICIÓN DE CÓMIC":

"Los cómics son aquello que es aceptado como cómics".

[...] La principal objeción a mi definición, por supuesto, es que es tautológica. Pero la cuestión es... que la construcción de los medios estéticos como estructuras formales es tautológica. ¿Cómo defines a la poesía, por ejemplo? ¿Rima? ¿Ritmo? ¿Breve? ¿Lenguaje elevado? Puedes encontrar no una, ni dos, sino numerosas excepciones a todas esas reglas generales.

Porque, como sabes, la estética no es matemática. No es un proceso deductivo, ni siquiera inductivo. Es una construcción social e histórica. Y cuando digo "histórica" no me refiero a buscar los orígenes y afirmar, "bien, puedes ver cómo las caricaturas políticas se desarrollaron de manera que se basaban en palabras e imágenes mezcladas, por lo que la mezcla es importante para la forma", que es más o menos lo que R.C. Harvey hace en su artículo. Más bien, quiero decir que entendemos lo que son los cómics a través de una gran cantidad de marcadores, incluyendo el estilo, la historia, los creadores individuales, los métodos de distribución, el formato, y así sucesivamente".
Bravo. Si hubiera podido expresarlo yo así de bien, lo hubiera hecho. Pero no he podido, así que he traducido lo que escribe hoy mismo Noah Berlatsky en el blog del Comics Journal (gracias, Alberto). Es una definición obviamente social de cómic, cultural, que tiene en cuenta tanto el objeto en sí mismo como su percepción y consumo por parte del público, lo que incluye por supuesto sus diferentes formatos, canales de distribución, etc. Un concepto de cómic manejado cada vez más por los estudiosos (como Samuel R. Delany o el último del que tengo noticia, Charles Hatfield, cuyo estupendo ALTERNATIVE COMICS. AN EMERGING LITERATURE estoy leyendo ahora mismo). Todo ello en espera de poder leer la definición de cómic que ha manejado Santiago García en su inminente LA NOVELA GRÁFICA, un libro teórico que llegará a las librerías a finales de esta semana, si no hay retrasos.

viernes, 19 de marzo de 2010

FORMATOS Y NOMBRES HISTÓRICOS DE LOS FORMATOS

"El formato es importante. Como Pascal Lefèvre ha señalado, el formato "influye en el concepto total de un cómic, no sólo el estilo, también el contenido"; más aún, diferentes formatos "estimulan diferentes formas de consumir". [...] Lo que pensamos sobre el arte del cómic se circunscribe a lo que pensamos de, y el modo en que consumimos, los formatos dominantes de la tira [de prensa], el comic book y la novela gráfica. De hecho, las connotaciones culturales del formato, si se aceptan acríticamente, pueden oscurecer o mistificar el desarrollo de la forma artística en sí misma. Términos como "comic book" o "novela gráfica" son, estrictamente hablando, incorrectos; peor aún, pueden fomentar expectativas, positivas o negativas, que no son confirmadas por el propio material. El término "novela gráfica", por ejemplo, parece implicar una amplitud y cohesión a la que pocas novelas gráficas aspiran, y que logran muchas menos. La etiqueta, que se da por sentada en el estrecho mundo de los aficionados al cómic, amenaza con confundir en la búsqueda de aceptación de la novela gráfica dentro del mundo más amplio de la literatura y la crítica (irónicamente, la novela, antaño una cosa bastarda, de mala reputación, radical en su inestabilidad formal, se invoca hoy como sinónimo de mérito literario y respetabilidad). Y a la inversa, el término "comic book", lleno de connotaciones peyorativas, tiende a malvender el trabajo extraordinario que se ha hecho, y que se hace ahora, en el cómic de formato extenso. Sin embargo, rechazar esos términos completamente implica chocar con el uso común y entraña el riesgo de oscurecer el tema detrás de neologismos que resultan torpes, contradictorios y ahistóricos".
El otro día, hace apenas una semana, hablamos en este hilo sobre la convencionalidad de términos aceptados, y de cómo no era conveniente -en mi opinión- cambiarlos por otros inventados porque esos términos (comic book, novela gráfica, etc.) son los que se han impuesto históricamente. Y ahora me encuentro esto leyendo a Charles Hatfield, que he traducido de su ALTERNATIVE COMICS. AN EMERGING LITERATURE, 2005, University Press of Mississippi, págs. 5-6, un libro que tenía en el montón de los "pendientes por leer" (muchas gracias por cierto si lees esto, Toni, por enviármelo desde la librería en la que trabajas; que no lo compré en Amazon, vamos) y que acabo de empezar, por fin, para completar bibliografía de cara a un artículo sobre Robert Crumb y el underground que tengo apalabrado para una revista universitaria y espero entregar cuanto antes. Más me vale porque la fecha límite se aproxima.