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sábado, 17 de octubre de 2009

MOSTRAR LO INVISIBLE

Strauss iniciaba el otro día en los comentarios de este blog un largo e interesante debate al hilo de una de las afirmaciones de Ignacio Vidal-Folch en su artículo de Tiempo de hace dos semanas:

"El lenguaje del cómic resulta decepcionante en algunos registros temáticos, pero muy válido e incluso idóneo para otros. Se maneja mal con la penetración psicológica y con el drama, pero en cambio es un formidable vehículo para otros géneros: el humor, la fantasía futurista o la confesión autobiográfica, como demuestran las espléndidas realizaciones de las últimas generaciones de profesionales norteamericanos y franceses"
(Vidal-Folch)

Básicamente, Strauss iniciaba el debate afirmando que
"la penetración psicológica tanto en cine como en cómic aburre a más no poder y, si se quiere emular a Proust, lo llevamos claro. Actualmente existe una edición (aún no terminada) de la trasposición al cómic de "en busca del tiempo perdido": sencillamente no dan pie con bola. Ese cómic tiene tanto de la obra de Proust como Carmen de Mairena de guapa. Precisamente la obra de Proust tiene como elemento diferenciador i vanguardista una penetración psicológica que perdura a lo largo de centenares de páginas. ¿cómo puede un ilustrador gráfico sintetizar todos esas disquisiciones y refelxiones en unas cuantas viñetas? Y, lo más importante: ¿cómo se representa la reflexión psicológica? El cómic, como el cine, son visuales, por ello necesitan de la recreación de una historia, de una acción".
(Strauss)

Después de un intercambio de comentarios, resumidamente, le vine a decir que, en efecto, esa adaptación de Proust me parecía muy mala, y que si bien ese problema podía ser cierto en el "viejo cómic", en las últimas décadas y particularmente en ésta que ahora acaba, un nutrido grupo de autores están preocupados precisamente por abordar esos temas de mayor abstracción, y para tratarlos además están buscando nuevos recursos narrativos. Hay autores como, entre otros, y ahora amplío la lista de ejemplos, Chris Ware (ACME NOVELTY LIBRARY, JIMMY CORRIGAN y sus colaboraciones para prensa y antologías literarias), Chester Brown (NUNCA ME HAS GUSTADO, LOUIS RIEL), Daniel Clowes (THE DEATH-RAY, en su revista EIGHTBALL) Charles Burns (AGUJERO NEGRO) o Alison Bechdel (FUN HOME, y este último ejemplo es uno de los que tiene mayor planteamiento "literario") cuyas preocupaciones principales pasan precisamente por abordar en el cómic y con el lenguaje del cómic ese tipo de cuestiones a las que alude Strauss, no basados en la acción, sino en la penetración psicológica, en los discursos abstractos y en la evocación de pequeños momentos, sensaciones, emociones, recuerdos o simplemente el paso del tiempo. También comenté en el hilo que, según los neurocientíficos recientes, pensamos básicamente en imágenes. Lo cual seguro que puede decirnos algo sobre el cómic.

Viñetas de FUN HOME, Alison Bechdel

Por seguir poniendo ejemplos, ahí están las investigaciones de Dash Shaw para dibujar lo invisible en OMBLIGO SIN FONDO (el simple paso del tiempo, emociones, sensaciones, olores), o el Seth más reciente, GEORGE SPROTT. 1894-1975 (imagen de arriba del todo), que se ha planteado el reto de mostrar la vida de una persona desde dos puntos de vista, el interno o subjetivo, y el externo o cómo es percibida esa persona por los demás. Y creo que el autor canadiense ha tenido éxito en su empresa.

También, se me ocurre ahora, hay historietistas recientes como Emmanuel Guibert preocupados intensamente por la memoria y el documental, y para abordarlos ha desarrollado sus propios recursos narrativos en obras como EL FOTÓGRAFO o LA GUERRA DE ALAN, otras dos obras cruciales de esta década. A otra cuestión que planteaba Strauss en el debate, sobre cómo puede mostrarse en imágenes discursos abstractos de texto, le respondí que ahí estaba CIUDAD DE CRISTAL (1994, páginas de abajo), una adaptación al cómic de una novela de Paul Auster en donde los pasajes de acción eran breves y mucho menos importantes que la introspección psicológica del protagonista y el discurso del narrador sobre temas como el lenguaje, la identidad y la soledad. Creo que basta (re)leerla para comprobar que Paul Karasik y David Mazzucchelli demostraron que algo así podía hacerse en el cómic: recurriendo a imágenes por asociación respecto a las ideas del texto, o bien imágenes directamente alegóricas que aportaban nuevos significados complementarios al texto.

Finalmente, quiero citar una de las últimas historietas de Chris Ware que he leído, donde el autor estadounidense se plantea el reto de mostrar en cómic los primeros años de vida de un niño desde que es bebé recién nacido, con resultados alucinantes, mucho más logrados que los más intentos de Chester Brown en su ya lejano UNDERWATER. O esta historieta de aquí abajo que publicó Ware en 2006 en el New Yorker, una probable base inspiradora para el GEORGE SPROTT de Seth. La magdalena proustiana se convierte en un pastel de arándanos, pincha para ampliar:


(Para leer los largos y jugosos comentarios de Strauss, aquí)

viernes, 2 de octubre de 2009

COMIC AS ART

Me gustaría comentar algunos aspectos del reportaje y las columnas de opinión que aparecen hoy en la revista Tiempo. La primera, sobre una de mis declaraciones que por razones habituales de espacio en este tipo de reportajes, aparece recortada y simplificada. Lo entiendo y no me quejo, pero sí me gustaría comentar aquí, porque creo que el tema tiene interés, todo lo que dije al redactor, Antonio Díaz. Cuando se me atribuye que "el cómic es un medio que tiene una vocación y una intención artística", quiero matizar que un medio o disciplina no puede tener vocación artística, sino en todo caso que algunos de los autores, pocos o muchos, que se dedican a ese medio o disciplina pueden tener esa vocación artística. En este sentido, lo que comenté es que durante gran parte de su historia el cómic ha sido mayoritariamente un medio con obras producidas industrialmente (siempre hay excepciones, por supuesto, pero creo que esa generalización puede hacerse) y destinadas también mayoritariamente a un público infantil-juvenil. Es bien sabido que muchos autores de esa "edad dorada" (industrialmente hablando) del cómic no tenían conciencia artística ni se consideraban a sí mismos artistas sino, en todo caso, artesanos, comunicadores o simplemente trabajadores que probaban suerte en un medio. Unas veces se quedaban en el medio, otras emigraban en busca de pastos más verdes si no les iba bien económicamente. Nada que objetar o criticar a eso, así (creo que) fueron las cosas y de ese medio de masas producido industrialmente también salieron grandes obras.

Sin embargo, en las últimas décadas esa concepción industrial del cómic ha empezado a cambiar. Son muchos y complejos los factores que han influido en ese cambio, pero uno de ellos y no precisamente el menos relevante, es que el cómic ha dejado de ser en bastantes países ese medio de masas que fue, capaz de generar ingentes beneficios a la industria que lo producía. Por supuesto, aún persiste esa concepción industrial del cómic, que en países como Japón goza además de muy buena salud. Pero, junto a esa concepción industrial, el declive de ventas en la últimas décadas en países como Estados Unidos, Francia/Bélgica o, desde luego, España, Argentina o Italia (países todos con una larga tradición historietística), ha propiciado un cambio de paradigma. El cómic ya no produce, salvo excepciones, los beneficios económicos que producía en los años cuarenta, cincuenta o sesenta. Ya no es un medio de masas. Este factor, junto a la irrupción de nuevas generaciones de autores con una conciencia y vocación claramente artísticas (que en muchos casos no han llegado al cómic para ganarse la vida, y son conscientes desde el principio de que será muy difícil ganársela) y que hacen cómics destinados a un público adulto, son los que a mi juicio han cambiado radicalmente el medio desde aproximadamente las últimas dos décadas o algo más. Es el caso de autores que empezaron a hacer tebeos teniéndose que ganar la vida con otros trabajos o bien dependiendo económicamente de sus parejas (desde Chris Ware a Daniel Clowes pasando por Joe Matt, Joe Sacco y un largo etécera, y cito solamente autores extranjeros). ¿Por qué hacían entonces esos cómics, si no podían ganarse la vida con ellos, al menos en un primer momento (afortunadamente, la repercusión de las obras de muchos de ellos ha empezado a la larga a producir beneficios)? Pues simplemente porque eligieron al cómic como medio de expresión personal y artística.

¿Quiénes son hoy día los jóvenes que llegan al cómic? Muchos de ellos son autores con formación artística que, en lugar de elegir la pintura, el videoarte o la instalación como medio de expresión personal, artística, se han decantado por el cómic. Es el caso de Dash Shaw, Anders Nilsen, Sammy Harkham o Yûichi Yokoyama, por citar sólo a cuatro. Luego la respuesa es sí. El cómic puede ser arte, por supuesto, y lo es en muchos casos. Cuando la ambición y los resultados de determinados autores (y no me refiero ahora solamente a los contemporáneos o novísimos; los hay también en el pasado del medio) logran producir obras de una calidad que pueda adjetivarse así, artística.

Afortunadamente de nuevo, en los últimos tiempos estamos asistiendo a una auténtica revolución creativa, y se están publicando numerosas obras capaces de demostrar con resultados palpables que el cómic puede ser arte, conviviendo con su tradicional condición industrial (cada vez más en declive, insisto, y no lo digo alegrándome ni mucho menos). ¿Ejemplos de estos tebeos cuya excelencia demostraría la condición artística de la disciplina que practican? Quien esté más o menos al día de lo que se cuece hoy en los cómics, los conoce pefectamente. Otra cosa es quien, por desinterés hacia el medio (legítimo, por supuesto), no está atento a ellos. Por ejemplo, a lo que hace Chris Ware (uno de los artistas geniales vivos, de cualquier medio, en opinión de quien suscribe y de gente con muchísima más valía, reputación y carrera que yo), a Chester Brown, a Seth (y su reciente GEORGE SPROTT. 1894-1975, su obra maestra), a Daniel Clowes, Charles Burns, Jaime Hernandez, Alison Bechdel, Joann Sfar, Rutu Modan, Christophe Blain, Marjane Satrapi, Blutch, David B., Emmanuel Guibert y un largo etcétera de autores recientes, y sigo refiriéndome a extranjeros, no a españoles.


CON AMIGOS COMO ESTOS...

Para terminar, quiero abordar algunas cuestiones sobre las columnas de opinión que publica hoy Tiempo. Acerca del artículo de Vicente Molina Foix, poco que comentar salvo un par de cosas o tres. La primera, que Molina Foix se muestra repetidamente sorprendido por las reacciones airadas que ha provocado su artículo. Dice, entre otras cosas, que

"Pero, ¿por qué tanta saña sobre un artículo de 40 líneas?".

Me sorprende la ingenuidad de quien, escribiendo tal libelo (y el artículo DIBUJOS ANIMADOS lo era a mi juicio, por el tono y las descalificaciones vertidas en él), no esperase cosechar respuestas enfadadas. Cuando escribes un texto e incluyes descalificativos tan zafios como los del ya célebre artículo, es de ingenuos (o de tontos, ya que el propio Molina Foix alude hoy al final de su artículo a la "zafiedad" y "tontuna" de algunos de los que le han respondido) pensar que no vas a conseguir enfadar a mucha gente. Dicho esto, ya expresé aquí lo que pienso de su artículo. La opinión de Molina Foix es simplemente eso, una opinión, ni más ni menos. No merece más importancia, ni mucho menos algunos de los insultos que ha provocado. A mí su artículo no me ha indignado sino sobre todo divertido, principalmente por ser la suya una opinión tan indocumentada y mal argumentada. En este sentido, no merece darle más vueltas. Creo además que opiniones como la de Molina Foix legitiman (aunque sea "al revés") la consideración del cómic como un arte más. Si nadie hubiera protestado por la creación del Premio Nacional de Cómic, o por la aparición de artículos sobre cómic en los periódicos y suplementos culturales, el fenómeno de la "normalización" no sería novedad sino algo ya asimilado. Y no lo está, aún no. Es un fenómeno nuevo, está sucediendo en estos años, y además tenemos el privilegio de ser testigos de ello. Es una novedad esta consideración pero, como he intentado argumentar arriba, las cosas nunca pasan por casualidad. Si el cómic empieza a tener hoy esta consideración, o si se crean secciones dedicadas al cómic en la prensa y en suplementos culturales como ABCD (que sigue siendo el suplemento de referencia en materia de arte en este país) es porque, 1), hoy día hay muchas más personas cultas sin los viejos prejuicios hacia el cómic propios de Molina Foix y otros que yo me sé; y 2) personas de la formación y reputación de los miembros del consejo editorial del ABCD (por seguir con el ejemplo) y de otras publicaciones pensaron que ya estaba bien de ningunear al cómic, y que los tebeos hoy merecen la atención de la gente interesada en la cultura de este país, y por tanto una sección propia en sus páginas. 3) Lo anterior vale también para la creación del Premio Nacional de Cómic por parte del Ministerio de Cultura.

Segundo, me llama de nuevo la atención este párrafo de Molina Foix:

"Mi único delito en todos estos casos está hoy por hoy amparado por la ley y es además incruento, pues no sale del campo del juicio estético; Kiarostami sigue imparable su carrera de honores y el cómic goza de excelente salud, realizado, publicado, leído masivamente y premiado".
Y digo que me llama la atención porque de nuevo aparece aquí el meollo de su asunto. Cuando hace su juicio estético alude a "Kiarostami y el cómic", no dice "el cine" y "el cómic". Es decir, alude a un cineasta concreto, con nombre y apellidos, Kiarostami, no al medio cine. El cómic en cambio no merece semejante concreción, por supuesto. Era el meollo del asunto porque generalizar así sobre el cómic es otra prueba de la ignorancia sobre él. En el cómic hay de todo, como en literatura, cine y otras artes. Hay productos industriales, hay obras con vocación artística, productos industriales muy artísticos, y todos ellos buenos, malos o regulares, dependiendo del autor, de la obra, y de quien las juzgue.

Tercero, hoy también escribe Molina Foix que
"no me gustan las películas de animación ni tengo feeling por la historieta, que conozco (sin seguirla religiosamente al día, eso no) más de lo que piensan algunos de mis indignados replicantes".
Como ya dije, es legítimo no tener interés alguno en una disciplina artística, esto nos puede pasar a todos. Lo que no es legítimo es descalificarla desde ese interés y desconocimiento. Hay muchos ejemplos en su artículo DIBUJOS ANIMADOS que lo demostraban, y sólo por citar uno me quedo con esa referencia a "el manga", en genérico, como si en el cómic de un país entero como Japón (pues eso es el manga, el cómic japonés) no hubiera de todo, bueno, malo y regular, y obras con vocación artística frente a obras producidas industrialmente. Hay mangas para niños, para adolescentes y para adultos, y de todo género y temática. Y, lo siento, pero igual que Molina Foix sabe perfectamente detectar en un artículo de otra persona que trata sobre, pongamos por caso, nueva novela, que esa persona no tiene ni idea de nueva novela, los que sabemos de tebeos porque nos interesan (además de otras disciplinas, por supuesto) vemos perfectamente en su artículo un gran desconocimiento del estado actual del cómic. Un cómic que en nada se parece, y lo digo sin menoscabar su historia pasada, al que conoció Molina Foix cuando "leyó y anotó" el ensayo de Terenci Moix de finales de los sesenta que hoy cita en su columna. Cierro el tema VMF y paso página. Prefiero la respuesta humorada que dimos ayer en El Estafador.

Sobre la otra columna de opinión hoy en Tiempo, la que supuestamente viene a dar la réplica a Molina Foix (en realidad ellos dos se lo guisan, ellos se lo comen), viene firmada por un viejo conocido de los tebeos, Ignacio Vidal-Folch. Vidal-Folch que, para quien no lo sepa, escribió tebeos en el pasado (son célebres sus excelentes colaboraciones con Gallardo) y un libro teórico junto a Ramón de España titulado EL CANON DE LOS CÓMICS (Glénat, 1996), reconoce hoy que su pasión por los cómics está ya "casi extinta" (cosa que me parece muy bien, y mi aclaración hasta sobra). Y desde luego se nota que -como dice David Muñoz en los comentarios- hace tiempo que no se pasa por las librerías. Lo digo porque primero afirma estar de acuerdo con Molina Foix sobre la falta de sentido de crear un Premio Nacional de Cómic, aunque discrepe de otras cuestiones. La razón de Vidal-Folch -en el artículo que he enlazado- es que esa distinción del Ministerio de Cultura
"tendría sentido en nuestro país vecino del norte, Francia, donde todavía existen docenas de editoriales, centenares de novedades y publicaciones cada año, y miles de profesionales que se ganan la vida y complacen a su clientela, que se cuenta por millones de lectores. En España, por el contrario, la industria es precaria, la mayoría de los escasos profesionales trabaja para editoriales extranjeras y la oferta al público consiste básicamente en productos japoneses, americanos y, en mucha menor medida, franceses".
Es decir, como la industria es precaria, lo mejor es no darle premios públicos (ni subvenciones). Me imagino que esa misma lógica también podría aplicarse a la poesía o al ensayo, que sí cuentan con Premios Nacionales, o al cine español, las bibliotecas o los editores de poesía, por decir algo, que deberían quedar completamente sujetos a la lógica del mercado privado y del capital y apañárselas sin subvenciones hasta la completa extinción. ¿No?

No, por supuesto.

Pero sigamos. Añade Vidal-Folch que
"El tebeo autóctono, el tebeo nacional, que tuvo una historia interesante, prácticamente se ha extinguido, y a estas alturas del partido convocar un premio ministerial es como convocarlo para el mejor romance de ciego. Más hubiera valido crear un museo de los tebeos".
De nuevo, el mal de la desinformación y de aplicar al presente tu conocimiento del pasado. Vamos a ver. El mundo cambia, el problema es que las ideas que algunos tienen del mundo, no. Que hace años, por ejemplo durante los noventa, apenas se publicaran tebeos españoles no quiere decir que eso siga siendo igual. También parece que si tienes que escribir en la prensa sobre cine actual, poesía actual o, yo qué sé, pintura actual, debes documentarte primero, pero si se trata de cómic, no. En ese caso no hace falta informarse, se puede opinar "sobre la marcha" porque "ya me conozco el tema". Pero este tema de la "extinción de la historieta española" en realidad no es opinable porque no se trata de una materia subjetiva, sino objetiva. Basta mirar los listados de publicaciones. Datos en la mano: voy a citar algunos de los tebeos nacionales producidos recientemente aquí, no para editoriales extranjeras. Para empezar, el antiguo colaborador de Vidal-Folch, Gallardo, ha publicado no hace ni dos años MARÍA Y YO (2007, Astiberri). Max, otro compañero de generación de Gallardo, publicó hace poco BARDÍN EL SUPERREALISTA (2006, La Cúpula), lo mismo que Daniel Torres, que no sólo retomó su serie ROCO VARGAS en esta década, también ha publicado este año la novela gráfica BURBUJAS (2009, Norma). Pere Joan publicó AZUL Y CENIZA (2004, Inrevés). Felipe Hernández Cava ha firmado dos álbumes recientes, SOY MI SUEÑO (con Pablo Auladell, 2008, De Ponent) y LAS SERPIENTES CIEGAS (con Seguí, 2009, Factoría K de Libros). Fermín Solís tiene un montón de tebeos publicados en esta década; el último, BUÑUEL EN EL LABERINTO DE LAS TORTUGAS (2008; 2009, Astiberri). Santiago Valenzuela también ha estado desarrollando a lo largo de esta década una ambiciosa serie titulada LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN TORREZNO (2001-2005, De Ponent), además de otros cómics. Miguel Brieva no para de publicar, y por citar sólo dos de sus libros, ahí están DINERO (2008, Mondadori; autoeditado originalmente en los primeros dosmil) o BIENVENIDO AL MUNDO. ENCICLOPEDIA UNIVERSAL CLISMÓN (2007, Mondadori). David Muñoz publicó el año pasado SORDO, junto a Rayco Pulico (De Ponent), entre otros tebeos que tiene a lo largo de esta década. Antonio Altarriba y Kim han sacado este año un novelón gráfico como EL ARTE DE VOLAR (2009, De Ponent). Ramón Boldú también tiene este año nuevo cómic, EL ARTE DE CRIAR MALVAS (2009, Astiberri). Paco Alcázar, el año pasado (EL MANUAL DE MI MENTE, 2008, Mondadori, además de otros títulos anteriores). Otros autores que publican regularmente en El Jueves tampoco paran de publicar, dentro o al margen de El Jueves: Manel Fontdevila tiene unos cuantos álbumes en estos años (por citar solo uno, SÚPER PUTA, 2007, Glénat), además de sus recopilatorios en El Jueves, y lo mismo Monteys, Carlös, Pedro Vera, Bernardo Vergara (este mes saca álbum en Diábolo) o Manuel Bartual, que acaba de publicar dos cómics, dos, SEXORAMA (2009, El Jueves-RBA) y ¡ESCUCHA ESTO! (2009, Astiberri). Todo esto sigue siendo material español, producido en España. Sumo y sigo. ARRUGAS, de Paco Roca, aunque producido por y para Francia, ha sido un verdadero fenómeno de ventas en España tras su publicación por Astiberri en 2007. Juanjo Sáez tiene varios libros en esta década, como VIVIENDO DEL CUENTO (2003, Mondadori) o EL ARTE. CONVERSACIONES IMAGINARIAS CON MI MADRE (2006, Mondadori), en 2009 ha sacado un álbum sobre Los Planetas y prepara nuevo cómic para el año que viene. Mauro Entrialgo ni te cuento, es otro autor que no para de publicar. Miguel Ángel Martín también sigue publicando en España. TMEO sigue en activo, publicando la revista y álbumes aparte. Ángel de la Calle ha publicado en dos volúmenes, luego uno recopilatorio, su novela gráfica MODOTTI (2003-2007, Sins Entido). Yo mismo, no me voy a dejar fuera por falsa modestia, tengo publicados dos álbumes de la serie EL VECINO (2004 y 2007, Astiberri), que realizo junto a Santiago García, y el tercero está a punto de salir a menos de un mes vista, además de un montón de historietas cortas en revistas como NSLM, EL MANGLAR o 2 VECES BREVE, en donde también publican o han publicado bastantes autores españoles. Santiago García, por cierto, ha publicado junto a Javier Peinado LA TEMPESTAD (2008, Astiberri) y HÉROES DEL ESPACIO 1 (2009, Planeta DeAgostini), y junto a Javier Olivares EL EXTRAÑO CASO DEL DOCTOR JEKYLL Y MR. HYDE (2009, SM). Max Vento, cuyas declaraciones aparecen en el reportaje del semanario Tiempo, tiene dos álbumes publicados de su saga ACTOR ASPIRANTE (Dolmen), y un tercero que aparecerá en 2010. Daniel Acuña, David López, Ken Niimura, Man, Kenny Ruiz y Víctor Santos, entre otros, publicaron intensamente en España antes de volar hacia el mercado extranjero. Luis Bustos ha publicado hace unos meses ENDURANCE (2009, Planeta DeAgostini). Mario Torrecillas, Tyto Alba y Pablo H. debutaron este año con SANTO CRISTO (2009, Glénat). Hernán Migoya publicó el año pasado OLIMPITA junto a Joan Marín (2008, Norma), entre otros tebeos recientes. Gallardo de nuevo, junto a Paco Roca, vio publicado también en 2009 su EMOTIONAL WOLD TOUR (2009, Astiberri). Más nombres que están publicando en España y no trabajando para el mercado extranjero. Javier de Isusi (tres álbumes publicados estos años de su serie LOS VIAJES DE JUAN SIN TIERRA, 2004-2009, Astiberri), Pepe Gálvez, Toni Guiral y Joan Mundet (11-M. LA NOVELA GRÁFICA; 2009, Panini). Sergio Córdoba, Juaco, Sagar Fornies, Carlos Giménez, Jorge García, David Rubín, Jali, Carlos Portela, Sergi San Julián, Santi Arcas, Calo, Pedro Rodríguez, Pere Mejan, Miguel B. Núñez, Jacobo Fernández, Enrique Vegas, Luis Durán, Fidel Martínez, Borja Crespo, Laura, Alberto Vázquez, Clara Tanit, Jorge González, Pablo Auladell, Sonia Pulido, Lola Lorente, Alfonso Zapico y un largo etcétera. Más un montón de nuevos fanzines con autores jovencísimos que publican cómics. Lo siento por los que no menciono, de verdad, pero no me puedo acordar de todos.

Todos ellos son historietistas españoles en activo, que han publicado cómics en años recientes o incluso este mismo año, y siguen preparando proyectos producidos AQUÍ, no para el mercado extranjero. ¿Sigo? Creo que no hace falta. Lo que hace falta es informarse mejor antes de escribir columnas o artículos en la prensa. Saludos.

TIEMPO

Hoy viernes en el semanario Tiempo, Antonio Díaz, redactor en la revista, publica en la sección de Cultura un reportaje de dos páginas titulado ¿ARTE O MONIGOTES?, cuya entradilla dice lo siguiente:

"Una columna de opinión de Vicente Molina Foix, publicada en la revista Tiempo, ha abierto una interesante polémica sobre si los cómics deben considerarse como una expresión artística".

Antonio Díaz, a la sazón aficionado a los cómics, se puso amablemente en contacto con Max Vento, Álvaro Pons y conmigo para elaborar un reportaje que cubriera la polémica, y ha extractado declaraciones de los tres en su reportaje. Para complementarlo, en las dos páginas siguientes aparece una nueva columna de Molina Foix sobre el tema junto a otra de Ignacio Vidal-Folch donde supuestamente se da una réplica a la misma, y un faldón donde se recogen varias cartas al director (de Andrés Piera, Álvaro Meléndez, Paco Cerrejón, Raúl G. Peribáñez y Julio Pesquero) quejándose por el ya célebre artículo de Molina Foix. Enseguida comento la jugada.