Mostrando entradas con la etiqueta BOB FINGERMAN. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta BOB FINGERMAN. Mostrar todas las entradas

lunes, 15 de julio de 2013

UNA MAÑANA EN EL WHITNEY.


Por demanda popular voy a ir subiendo parte de mis estados en el Facebook de las últimas semanas, los que creo que tienen más interés para este blog. Así los comparto con los que no tenéis Facebook. Esto de arriba es ayer sábado por la mañana, subiendo por Madison 'Mad Men' Avenue camino del Whitney Museum.

HOPPER, ENORME DIBUJANTE. Acojonante exposición de dibujos preparatorios de sus cuadros en el Whitney Museum, una muestra suprema. Incluye también los óleos de algunas de sus obras maestras más conocidas, como Summertime (los dibujos de la foto fueron preparatorios precisamente de ese cuadro, 1943), Early Sunday Morning (este es increíble en directo, me ha impresionado mucho la factura), Nighthawks, por supuesto, o aquel maravilloso del interior de un cine (no recuerdo ahora el título). Que conste que esta foto de su dibujos la he sacado de extranjis, porque justo en esta exposición no permiten fotos (no lo sabía, y me han llamado la atención en cuanto la he sacado). En las demás del Whitney sí. El toque de atención ha sido ultra-super-respetuoso, eso sí. No como en ciertos museos españoles, donde la actitud de 'segurata borde' predomina, desgraciadamente.


BASQUIAT, GRANDE. Siempre. Hollywood Africans, Whitney Museum. 


GEORGIA O'KEEFFE, maravillosa también. 'Black Place Green', 1949, Whitney Museum.

ALFRED LESLIE. Folded Constance Pregnant, Whitney Museum. Es un grabado enorme. Especialmente dedicado a quienes decían –lo leí no hace mucho– que ya no hay buen dibujo en el arte contemporáneo, ni tampoco representación figurativa del cuerpo humano. No, amigos, el mundo no se termina en el cómic. 

No se vayan todavía, que aún hay más.


ERIC FISCHL. A Visit to / A visit from / The Island. Whitney Museum, óleo sobre lienzo. Porque "ya no se representa el cuerpo en el arte contemporáneo". Un díptico que me trae ecos de Géricault, por lo que respecta a la imagen de la derecha del cuadro (La balsa de la Medusa, por supuesto).
ED PASCHKE. Violencia (sic), 1980, Whitney Museum. Óleo sobre lienzo.


David Hockney, o el pintor que también hacía video (y collages de fotos, dibujos con el iPad, grabados y lo que le echen). THE JUGGLERS, 2012, Whitney Museum. Otro que tal.


NAN AND BRIAN IN BED, NYC. 1983. Probablemente la fotografía más famosa de Nan Goldin (que ahora mismo tiene una proyección de centenares de fotos en el Whitney, realmente apabullante). Mi foto es un asco, porque pensé que me volverían a llamar la atención por sacarla y la hice muy rápido (pero no, en esta sala sí se podía), aunque creo que le da 'atmósfera', ja, ja.


EPÍLOGO. UNA TARDE EN UNION SQUARE. Esto es hoy domingo en el Barnes & Nobles de Union Square, hace un rato (aquí aún es domingo). José Domingo (no pun intended) y Max, juntos de la mano uno junto al otro. Adventures of a Japanese Businessman (edición inglesa del Aventuras de un oficinista japonés de Domingo, Bang Ediciones) y Nobrow 8, con portada de Max. Al lado de Bob Fingerman, a quien cité precisamente hace dos posts.

viernes, 12 de julio de 2013

SHOW & TELL

Ayer al mediodía fui a una conferencia en la School of Visual Arts de Steven Heller, historiador del diseño, director de arte en el New York Times -responsable en particular de la dirección de arte del suplemento literario- y profesor en la SVA desde hace más de 25 años. Fue espectacular, y me quedo corto. Heller estuvo impecable, tanto en su presentación en imágenes como en su oratoria, segura, templada y con un dominio apabullante del ritmo y los tiempos. Un verdadero "animal escénico", que diríamos en España. 


Mis dibujitos durante la conferencia de Steven Heller en la SVA. Puede verse otro dibujo-resumen de su charla en el blog de Steven Little
Lo que ocurre es que, por lo que llevo visto aquí en Estados Unidos, ésa es la norma aquí. No la excepción. La gente, dicho llanamente, habla de puta madre en público, y esto en general, sean profesores, estudiantes o un señor mayor que te aborda en el American Visionary Art Museum de Baltimore (donde estuve el fin de semana pasado con Santiago, que vive allí) para explicarte cuál es el mejor recorrido para ver las exposiciones. Es realmente asombroso, y lo digo sin exagerar porque de verdad me asombra verlo, lo bien que se expresan los estudiantes cuando intervienen, o cómo preguntan en las clases o conferencias. Preguntas abundantes, inteligentes, articuladas, bien formuladas. Por ejemplo, las que ayer le hizo Jenny a Steven Heller. Debo aclarar que muchos de estos estudiantes no viven en NYC, han venido provisionalmente para hacer este máster. Hay un estudiante del sur de California, Jenny es de Chicago, otra estudiante es de Washington DC, otro del medio Oeste, etc.

Este miércoles por la tarde había una conversación en la Society of Illustrators entre el historietista Bob Fingerman y el guionista y actor Frank Conniff que me había sugerido JMM como posible acto cultural al que asistir. Le hice caso y acudí. La entrada no era gratis: si no eras miembro de la asociación, estudiante pregraduado o persona de la tercera edad -y no soy ninguna de las tres cosas, al menos que yo sepa-, el ticket te costaba 15 dólares. A mí al principio me pareció un poco timo, pero claro, yo iba pensando en el tipo de actos públicos a los que estamos acostumbrados en España. Sin embargo, como dicen aquí, you got what you paid for. Para empezar, y ya que el evento tenía lugar a la hora de la cena (sobre las siete de la tarde), había un bufet de comida y bebida. Pero eso era lo de menos una vez que comenzó la conversación entre Fingerman y Conniff. Puedo jurar que aquello parecía un auténtico show cómico en toda regla, ejecutado por dos profesionales consumados de la comedia televisiva que improvisan réplicas y contrarréplicas a la velocidad de Flash. Vamos, si lo filman y te lo ponen en la tele funciona perfectamente como tal show cómico. El club de la comedia, el originalPero Fingerman es dibujante e historietista, no actor. Para cuando terminó el evento, sentía que había gastado muy bien mis 15 dólares. Cliente satisfecho. De eso se trata, claro.


Frank Conniff y Bob Fingerman. La foto la he robado del Facebook de Fingerman.  Alguna anécdota: Fingerman estudió en la SVA y tuvo como profesor a Harvey Kurtzman, una de sus principales influencias como historietista (otras son Will Eisner y Art Spiegelman, como explicó). En 1984, siendo aún estudiante, Fingerman llegó a trabajar para Kurtzman. "Como editor era brutal, como profesor era extremadamente gentil".
Uca Santana, que es profesora de español en un instituto de secundaria de Brooklyn, me explicó con detalle la tradición americana de Show & Tell que se practica en la escuela primaria, ya desde los primeros años. Cada niño tiene que llevar un objeto a clase y explicar a los demás por qué lo ha elegido, cómo lo consiguió, qué significa para él, etc. Esto se hace por supuesto con la finalidad de entrenarles para hablar en público desde la más tierna infancia y los niveles educativos más básicos. 


De repente, mientras escribo estas líneas, caigo en todo lo que eso significa implícitamente, más allá del obvio ejercicio educativo; en la tradición cultural específica que hay detrás, en los valores procedentes de la Ilustración y del concepto de República democrática que se encierran en un ejercicio pedagógico tan aparentemente simple. Al niño se le está educando desde su primeros años en la escuela para ser ciudadano. No ya para defenderse en la vida y emprender con éxito las tareas profesionales que elija, que por supuesto también, sino para relacionarse con sus iguales -otros ciudadanos, una república de hombres, lo que por cierto incluye también a sus políticos- en actos públicos de la más variada índole. Se les está entrenando para articular y argumentar un discurso público ante los demás ciudadanos, de tú a tú, sin miedo a hacerlo, un discurso que puede ser crítico o discrepante. ¿Por qué deberían tener miedo, por otra parte? 

Pero en países como el nuestro la gente suele sentir verdadero pánico a hablar en público. Pensemos también en toda la tradición político-cultural que puede haber detrás de ese miedo escénico



También tengo la sensación de que el idioma inglés favorece mucho esta claridad de expresión, por algo se ha impuesto como la lengua franca, el "esperanto" de facto del mundo mundial. Como si una cultura con semejante idioma, tan estructurado y hasta cierto punto sencillo de usar, estuviera destinada a imponer su sistema económico y cultural al resto del mundo. Obviamente no se trata sólo del "lenguaje por sí mismo", que también (si hacemos caso a McLuhan, y yo creo que tenía razón, el medio -la imprenta, el coche, la televisión, etcétera, pero también el mismo idioma- es el mensaje porque estructura nuestro pensamiento, nuestra visión del mundo, y por tanto una vez más la forma construye el contenido), sino sobre todo de cómo te enseñan a usar ese lenguaje. Depende de tu entrenamiento previo en la escuela y en la vida social, y en general de lo estructurada que está la sociedad aquí, a todos los niveles. La palabra es justamente ésa, estructura. Lo ves en la misma retícula del callejero: las calles americanas suelen estar planificadas racionalmente, también en Baltimore; parece
 el proyecto de la Ilustración llevado a la realidad en todos los aspectos. Recuerdo que cuando aterricé en Manhattan me costó un par de días entender el mecanismo de su retícula urbanística. La calle 23 Este con la Tercera Avenida. O la calle 21 Oeste con la Sexta. En realidad es un esquema tan sencillo que a tu mente, acostumbrada al dédalo intrincado de nuestras calles europeas, le cuesta entenderlo. Cuando lo consigues, te parece lo más fácil, lógico y natural del mundo. De hecho, mientras te mueves por la retícula, es imposible perderse aunque no conozcas la zona ni lleves un plano. Está pensado justamente para eso, para no perderse.

Pero luego desde España solemos decir qué tontos e incultos son los americanos, ¿verdad? A diferencia de nosotros.