miércoles, 18 de enero de 2012

LÍMITES (LA NECESIDAD DE)

"En Reflexiones sobre la Revolución Francesa, Burke deja claro que la libertad sin límites de unos es la sumisión de otros: "No podemos pedir libertad sin definir en qué contexto, porque la libertad genera poder y el poder sin límites es contrario a todo espíritu de libertad". Burke ya definía así nuestro problema como europeos de hoy".
Tzvetan Todorov, entrevistado por Lluís Amiguet para La Vanguardia (gracias, Isabel).

He elegido esa frase de la entrevista porque el problema de los límites está desde el principio de las revoluciones liberales burguesas, precisamente porque la libertad tiende a eludir los límites; hay una ingobernabilidad inherente en el orden burgués y capitalista que emergió de las revoluciones liberales, debido a ese mismo afán de libertad. Pero la falta de límites (como propugna el 'neoliberalismo' de los últimos 30 años, cuyo apodo informal no puede ser más significativo, históricamente hablando) puede conducir a la pérdida de libertad de muchos, y es el mismo problema que nos ha llevado a la situación política y económica actual en esta fase del "capitalismo tardío". Un asunto, el de los límites necesarios para una sociedad/civilización que desee perdurar, que personalmente me interesa mucho y que, por cierto, he abordado en mi tesis (ver varios posts más abajo), filtrado a través de ciertas metáforas que encarnan los héroes millerianos.

Más de la misma entrevista:

"Hoy las democracias ya no tienen enemigos exteriores: ni fascismo ni totalitarismos con enormes ejércitos. Ahora nuestras democracias tienen al enemigo en su interior.

¿Quién es el enemigo?
Sus mayores enemigos están entre sus hijos ilegítimos ganadores de una gran revolución en marcha: se trata de un cambio en el poder de dimensiones no inferiores a las revoluciones que acabaron con las monarquías absolutas para dar el poder a las nuevas soberanías populares.

Explíquenos.
Es un cambio inmenso hacia un nuevo orden que sustrae el poder a lo político para concentrarlo en las pocas manos que tienen el control de los mercados.

¿Cómo?
El poder político ya no decide nada serio. El poder real está en esas mismas manos que orientan la marcha de los mercados, porque la nueva economía globalizada escapa al control de los estados: de todos ellos".

[...] ¿Por qué el electorado no reacciona?
Porque esa revolución ha sido preconizada por una ideología fundamentalista ultraliberal que vincula la prosperidad a la libertad de mercados. Sostienen que no hay prosperidad sin total libertad –para ellos– de mercado. El Estado, por tanto, debe renunciar a toda regulación, es decir, a todo su poder".

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