sábado, 19 de mayo de 2012

LA HISTORIA INTERMINABLE (2)

(sigue de la primera parte


En realidad, la experiencia gnóstica reveladora de la "auténtica naturaleza del mundo" no es el único elemento autobiográfico de Grant Morrison en FLEX MENTALLO (1996, DC-Vertigo; ahora recuperado en una nueva edición de 2012). Hay bastantes más, tal como él mismo ha confesado: se trata de una obra basada en parte en su vida, la real y la imaginada, una especie de «memoria de un "Grant Morrison de Tierra-2"», como la describe en su libro Supergods (2011, Spiegel & Grau). ¿Alguien decía que estaba cansado de novelas gráficas autobiográficas, de esos "cómics de la experiencia" donde el autor nos cuenta su vida? Bueno, hay quien también lo hace en el comic book de superhéroes, tradición en la que se inscribe orgullosamente este FLEX MENTALLO, un trabajo a medio camino entre el homenaje a la industria de enmascarados y la versión íntima y personal del producto de esa industria. La versión de un autor que está evidentemente fascinado por aquellos tebeos y quiere revisitarlos para bucear en el magma superheroico que alimentó su infancia y adolescencia, buscando en sus viñetas, en la iconografía y clichés del género, las claves ocultas de su propia vida, de su imaginación y, por qué no –hablamos de Morrison al fin y al cabo–, de la naturaleza del universo.

El argumento de este tebeo, resumiendo con cuatro brochazos, recorre las aventuras de Flex Mentallo a través de una ciudad nocturna construida en lo que parecen ser «los escombros de recuerdos medio olvidados del comic book» mientras busca a un compañero perdido, The Fact, reaparecido ahora. En esa búsqueda se enfrenta a una célula terrorista inusual, Faculty X (Morrison elige el término acuñado por Colin Wilson, facultad X, para referirse al potencial oculto de la mente humana), que va por la ciudad poniendo bombas de cartoon que no explotan porque su misión es otra, sembrar la confusión: son bombas «no para destruir objetos sino certezas». The Fact es un superhéroe que, como el propio Mentallo, había salido de las viñetas de un cómic infantil para hacerse real, un cómic casero dibujado de niño por el verdadero héroe de la historia, Wally Sage, el "auténtico creador" por tanto de Flex Mentallo. Sage es, naturalmente, un sosias de Grant Morrison, que de adulto se ha convertido –en las paginas de este tebeo, quiero decir– en una estrella del rock y ahora está intentando suicidarse con una sobredosis de paracetamol, o eso cree él, mientras va contando todo lo que sabe a una línea telefónica de samaritanos, o eso cree él de nuevo. Las aventuras de Mentallo, de hecho, pueden interpretarse como las alucinaciones que tiene Sage durante su supuesta agonía, esto es, Sage como narrador-demiurgo dentro de la narración, y Morrison como supranarrador del narrador en un juego metatextual de muñecas rusas que, como en las tierras infinitas de DC (o del universo según Morrison), podríamos entender interminable. Si el mundo de ficción del cómic es real dentro de sus páginas, el mundo en el que habitamos nosotros puede ser también el producto de ficción de un supramundo invisible, etcétera.


Es curioso porque a mí el aspecto de Wallace Sage me recuerda poderosamente a Neil Gaiman, con esas greñas morenas y esa pinta de rockero ochentero, pero el caso es que Morrison le da al personaje recuerdos de su propia infancia, e incluso su apartamento está basado en el de Morrison, incluyendo su gato, sus tebeos, su parafernalia sobre aliens y ovnis, la novia que va a visitarle y sus propias «noches visionarias de blitzkrieg al rojo vivo» (cito de nuevo a Morrison en Supergods). Como el niño Wally Sage en FLEX MENTALLO, Morrison tuvo que internarse en un hospital para una operación infantil, su tía le llevó tebeos para leer y tras la operación pasó una interminable noche febril en la que una lámpara verde del techo del hospital le parecía una "inteligencia alienígena que le observaba" mientras conducía un "experimento" con él de protagonista. Como al niño Wally Sage, también a Morrison le encantaba de chaval colocarse entre dos espejos para ver su reflejo multiplicado en él, como si habitara infinitos mundos paralelos con múltiples versiones de sí mismo:


«Nadie va a encontrarme. Sé que tienes buenas intenciones pero no quiero ser encontrado. No importa si muero aquí... bien, seguiré viviendo en algún otro lugar. Mundos paralelos sin fin. Versiones infinitas de mí. En algún lugar, no soy un cantante, soy un ejecutivo de oficina o el padre de una niña pequeña, o un dibujante de cómic, dibujando esta historia. Puedo verme en todas las épocas y lugares» (FLEX MENTALLO, capítulo segundo, página de arriba). Incluso el callejón por el que se arrastra Sage durante gran parte de la historia, atiborrado de LSD y paracetamol (o pastillas M&M's, quién sabe), está basado en un callejón similar de Glasgow, la ciudad escocesa de Morrison y del dibujante Frank Quitely. Teniendo en cuenta el grado de permeabilidad que para Morrison existe entre la realidad y la ficción, los mundos de Sage (sus recuerdos, su realidad, sus visiones psicodélicas) y Flex Mentallo están condenados a entrecruzarse en la historia de manera cada vez más desconcertante, tal vez porque Sage/Morrison se ha introducido mediante un "traje de ficción" –el término es nuevamente morrisoniano– en el universo de papel y tinta de Mentallo para poder cobrar vida y actuar en él.

Pero hay aún otro plano de la historia, un universo platónico de superhéroes (un multiverso o "poliverso", como se le llama aquí) que ha sido devorado por una entidad cósmica llamada The Absolute. Para sobrevivir a semejante armagedón, un grupo de superhéroes supervivientes llamado La Liga de Legiones idearon un plan desesperado, como se revela en el último capítulo: crear un nuevo universo al que poder escapar huyendo de esa Nada cósmica que lo devoraba todo a su paso. El nuevo universo creado por los superhéroes es de ficción –porque ellos eran reales–,  y se trata efectivamente de nuestro propio universo.


«No es la muerte, es algo nuevo. No es la muerte. Preparaos para convertiros en ficción», dice Lord Limbo, el líder de la Legión de Legiones, durante el tránsito desde su universo real al nuestro de ficción (página de arriba, capítulo cuarto de FLEX MENTALLO). De este modo, las historias de superhéroes que los humanos contamos en los tebeos –que llevamos contando desde 1938, cuando apareció Superman y todos sus derivados– son simplemente, según Morrison, «recuerdos de raza de nuestros propios orígenes en aquel mundo perdido». Sombras deformadas que contemplamos encerrados en la cueva platónica de las viñetas del comic book, sombras de algo que fue real en algún otro lugar y momento: los superdioses que nos crearon. Que en el universo morrisoniano, por supuesto, visten capas y mallas de colores.


«Es su mundo el que es real, no éste. Todo nuestro universo es una burbuja dentro de esta... entidad llamada 'The Absolute'... sí... Ellos evitaron la muerte de su realidad convirtiéndose en ficción en el nuestro. [...] Hacemos los cómics porque sabíamos. De algún modo, sabíamos algo que se había perdido e intentamos rellenar el hueco con historias sobre dioses y superhéroes... Pero ellos volvieron para salvar el mundo. Me lo dijeron. Ellos nos crearon pero algo salió mal. [...] Como en los cómics. Los cómics son solamente intentos burdos de recordar la verdad sobre la realidad...» (FLEX MENTALLO, capítulo cuarto, viñetas de arriba y abajo).


Desde cierto punto de vista, Morrison está aludiendo a una conocida estrategia narrativa posmoderna a la que el filósofo Slavoj Žižek se refiere incluso con la misma expresión, "rellenar los huecos". Es decir, "contarlo todo" allí donde el relato clásico (en el caso de Morrison, los tebeos de superhéroe que leyó en su infancia) no lo hacía. En el libro Super Heroes. A Modern Mythology (1992, University Press of Mississippi), Richard Reynolds define el tiempo de los superhéroes, la continuidad, y la clasifica en tres tipos: continuidad serial (el mismo tipo de continuidad de los folletines televisivos, que necesita ser consistente con los episodios anteriores y mantener la coherencia con lo que se narró previamente), jerárquica (simplificando, esta continuidad consistiría en las jerarquías de poder que se van estableciendo entre los superhéroes/supervillanos en función de las batallas que han ganado o perdido en los episodios anteriores) y el tipo de continuidad que nos interesa ahora, la estructural. Reynolds afirma:
«La continuidad serial, que es diacrónica (se desarrolla a lo largo del tiempo), y la continuidad jerárquica, que es sincrónica (el estado de los asuntos es un momento dado), se combinan para producir la continuidad estructural, que es, en resumen, todo el contenido de los universos DC o Marvel. Sin embargo, la continuidad estructural incluye algo más que la suma total de todas las historias y las interacciones canónicas entre superhéroes, villanos y los personajes secundarios. La continuidad estructural también incluye aquellos elementos del mundo real que se contienen dentro del universo ficticio de los superhéroes, y (para los verdaderamente entregados) las acciones que no aparecen en ningún texto específico, pero que son implicadas inevitablemente por la continuidad. […] Si los superhéroes van a ser reclamados para considerarse los portadores de una “mitología moderna”, comparable en algunos sentidos a los panteones de la mitología griega, nórdica o de los nativos americanos, entonces esta continuidad extra-textual es una clave esencial para el modo en que la mitología de los comic books se articula en la mente del lector. El fan ideal es capaz de prever un metatexto ideal de DC o Marvel: una suma de todos los textos existentes más todos los huecos que esos textos han dejado sin especificar» (las cursivas son mías).
Tal vez la principal originalidad de la revisión posmoderna de Morrison en FLEX MENTALLO está en ir más allá de los detalles, que es un poco el nivel en el que se quedaron guionistas como Kurt Busiek, obsesionados con "revelar" qué pasó entre determinados episodios o incluso escenas concretas de lo "ya dicho" en los tebeos de superhéroes clásicos: Spiderman, Vengadores, etc., en definitiva, "rellenar los huecos" a un nivel literal (el nombre de aquella colección de Spiderman ambientada en la época "clásica" del personaje escrita por Busiek era bien elocuente, LAS HISTORIAS JAMÁS CONTADAS DE SPIDERMAN, serie que por cierto es casi coetánea de FLEX MENTALLO, septiembre 1995-octubre 1997). Morrison prefiere "rellenar los huecos" de la continuidad clásica a un nivel más global, trascendiendo los detalles concretos –incluso los superhéroes existentes; él prefiere inventar sus propias versiones, ecos personales de los superhéroes clásicos: Lord Limbo y la Legión de Legiones, el propio Flex Mentallo, etc.– y preguntarse qué son los universos ficticios del comic book de superhéroes desde un punto de vista estructural, de qué está hecha esa continuidad y cómo se relaciona con nuestro mundo. 


La respuesta que nos ofrece en FLEX MENTALLO ya se ha dicho arriba, y es justo eso lo que significa para Morrison hacer superhéroes «realistas». Los superhéroes eran reales en su propio universo hasta que vinieron al nuestro, que es el ficticio, convirtiéndose desde entonces en el espíritu heroico que llevamos dentro, sublimándose en arquetipos del inconsciente colectivo y empujándonos –igual que hace Lord Limbo con el álter ego de Morrison en FLEX MENTALLO– a "recordar" la verdad olvidada para así volverles reales de nuevo en nuestro propio universo (lo que "salió mal" en el tránsito desde su mundo al nuestro es que quedaron atrapados en el nivel cuántico de nuestra realidad). Es así como Lord Limbo le muestra finalmente a Wallace Sage el "sitio de donde proceden las ideas", el lugar secreto donde le cogía de la mano cuando era un niño, y le impulsa a recordar la palabra mágica que dispara el "dispositivo hipnótico" que traerá finalmente de vuelta a los superhéroes (de nuevo, el poder mágico de las palabras en el que creen magos del caos como Morrison o Alan Moore). Llevando más lejos la idea al final de la obra, resulta que en el nivel de las partículas elementales cuánticas (la "cuantaesfera") estaríamos hechos no de polvo de estrellas, sino de "polvo de superhéroes": ellos, los superdioses, habitan en nosotros. O más exactamente, constituyen la materia misma de lo que somos.

«En Flex Mentallo quería responder la pregunta que siempre le hacen a los escritores: '¿De dónde sacas tus ideas?'», escribe Morrison en Supergods. «A mí siempre me había parecido obvio: miro dentro de mi cabeza y ahí están. Flex era un intento de exponer ese proceso en la página. Ésta era mi oportunidad de mostrar qué quería decir cuando hablaba de superhéroes realistas».  FLEX MENTALLO «mostraba también la influencia de mis experiencias ocultistas, e intentaba resolverlas en el contexto de la ficción de superhéroes, usando los símbolos, arquetipos y personajes que habían formado mi imaginación para construir una especia de alternativa superheroica a la religión». Si nos atenemos a las declaraciones de Morrison (y confieso que en ocasiones me parece un farsante que se lo ha inventado todo para construir su "personaje" de guionista, en una aplicación práctica de los postulados de la magia del caos: puedes ser aquello que desees ser, basta imaginarlo y llevarlo a la realidad, toda nuestra realidad procede de ideas previas, etc.), su creencia en que los superhéroes del universo bidimensional de papel y tinta se volverán reales no es metafórica sino literal. En 2004 declaraba a la revista Arthur:
«Me imaginé incluso que dentro de 50 años probablemente tendremos unos cuantos superhumanos en el planeta. Hay algo en la idea del superhombre que está empujando  cada vez más cerca de la realidad, hacia la vida real del mundo cotidiano material que podemos tocar. Los superpersonajes comenzaron en los pulps y luego se abrieron camino a través de los tebeos, y siguieron moviéndose hacia más y más medios de comunicación. Ahora están en todas partes, y se han convertido en moneda común de la cultura. Yo dije tiempo atrás, casi bromeando, que pensaba que la supergente realmente estaba tratando muy en serio de abrirse camino fuera de la piel de la segunda dimensión para entrar aquí. Quieren estar aquí con nosotros. Están colonizando las mentes de la gente, y ahora están colonizando el cine, así que el siguiente paso consiste en trepar fuera de la pantalla hacia la calle. Creo que lo que estamos empezando a ver, con cosas como este chico raro [un niño alemán superfuerte], y los experimentos que se están llevando a cabo con animales, los experimentos con cyborgs y la manipulación genética que hoy es posible, es que muy pronto va a haber superpersonas. Podrás seleccionarlos: "Quiero que mi hijo tenga poderes eléctricos." Ese tipo de cosas».
Acudiendo de nuevo a Supergods, Morrison confiesa que FLEX MENTALLO, como LOS INVISIBLES, fue un producto directo de su experiencia gnóstica de Katmandú, experiencia que relata con bastante detalle en el libro: su visión de la verdadera dimensión (dimensiones) del universo y de la simultaneidad del tiempo, los "ángeles de cromo" que se la mostraron y su capacidad para ver el mundo desde una perspectiva bien diferente («pronto descubrí que había sido enviado de vuelta a la Tierra con mi propio superpoder. Ahora era capaz de "ver" en una perspectiva de 5 dimensiones», una en la que cada objeto se proyecta hacia sus orígenes remotos, etc.). Después de su experiencia, escribe Morrison, «me sentí estrellado contra el repentino peso de mi carne sobre la cama, el chirrido de la respiración dando vueltas como sonidos que retornaban, y la habitación como un rompecabezas que apareciera de la nada, como un kit ensamblado por mis ojos abiertos. El sentido de pérdida, la caída del cielo, fue desgarradora, pero también era mi historia de origen... mi iniciación personal en el cuerpo cósmico, el ejército de luz».

Portada del número 4 de FLEX MENTALLO (1996), por Frank Quitely
Como el mismo Morrison escribe algo más adelante en Supergods, lo que le sucedió se podía interpretar de diversas formas. Se podía leer como una historia más de "viaje" sin relevancia para el mundo real; ciertos ocultistas reconocerían el conocimiento del ángel de la guarda sagrado; también encajaba en los episodios relatados de abducción por aliens, contacto de ángeles o epilepsia del lóbulo temporal. «Ninguna de esas "explicaciones" para lo que vi, procediendo como procecen de un universo plano de baja resolución, podrían hacer justicia de verdad a mi experiencia. Allá donde hay dimensiones superiores implicadas, es aconsejable recordar la historia del hombre ciego y el elefante y asumir que todos los intentos de encajar [lo de] Katmandú en términos de 3-D son en cierto modos absolutamente ciertos. Pero si te resulta más fácil manejarlo así, no dudes en asumir que todo fueron alucinaciones mías y que me volví completa, gloriosa y muy lucrativamente loco».

Un par de páginas antes ha escrito: «Al día siguiente, [mi amigo] Ulrich y yo volamos a casa vía Frankfurt, donde me encerré en una habitación del hotel del aeropuerto para rellenar docenas de página de diario con mis intentos de describir lo que me había sucedido en Nepal. Aunque no sirviera para otra cosa, me había proporcionado suficientes ideas para tebeos como para mantenerme trabajando durante los siguientes cincuenta años».

No dudo de que el viaje de Morrison, fuese real, imaginado, soñado o psicodélico, le proporcionó nuevas ideas para sus tebeos desde entonces, sólo basta leerlos. Lo que sí me parece cierto sin ningún género de dudas es que "el sitio de donde saca las ideas", sus principales ideas como guionista, no está en Katmandú. Los conceptos básicos de sus historias, desarrollados ya desde su etapa en ANIMAL MAN y por supuesto en este FLEX MENTALLO, LOS INVISIBLES y todo lo que vino después, salieron de los propios comic books de superhéroes. Concretamente, de tebeos de la Edad de Oro, de Plata y Bronce, como veremos en la siguiente parte de esta historia interminable.

(continuará)

11 comentarios:

Mikel dijo...

Pe-da-zo de post, Pepo!

Roberto Bartual dijo...

Grande! Me pregunto si la inspiración de Morrison le viene por hacer el yogi en Katmandú o por el LSD. Las conclusiones a las que llega en su obra (sobre todo en Flex Mentallo y Los Invisibles) son muy similares a las de Timothy Leary. Estoy deseando leer la continuación de tu post. Casualmente esta semana que viene saco un textillo sobre La Patrulla-X de Morrison (mucho más modesto, eso sí) en Factor Crítico. Un abrazote! Roberto

Pepo Pérez dijo...

Gracias por los comentarios!

Morrison dice que en Katmandú ese día no había tomado LSD, que sólo había fumado un poco de hachís, pero a saber. A saber si se lo ha inventado todo (deliberadamente) y ha creado su propio "relato" combinando ideas de unos y otros, que es otra posibilidad nada descartable. Aunque eso no importa mucho si él las cree, o, sobre todo, si las hace creer a sus lectores.

Como él mismo repite una y otra vez en SUPERGODS, las cosas no tienen que ser reales para ser verdad. O viceversa.

Pepo Pérez dijo...

Roberto, avisa de ese post cuando lo publiques...

Simon dijo...

Es obvio que Morrison sufrió una experiencia psicológica importante en Katmandú, sea lo que fuere: sólo hace falta ver sus obras posteriores. Salvo algunos trabajos, en general creo que ha escrito cosas que antes de los Invisibles no podría haber escrito. Sí, los temas ya los tenía, pero los desarrolla a una complejidad y riqueza textual antes impensable. All-Star, sus Seven Soldiers, Seaguy, el Asco...

Pero es que además si participas de sus ideas mágicas no sólo enriquece por mil todos sus tebeos (por lo menos los posteriores a los Invisibles), es que enriquece también a otros. Leer Naruto con las gafas morrisonianas puestas (o con las del Moore de Promethea) es una gozada, es una locura de arquetipos y subtexto esotérico increíble. O Los Soprano, cambiando de medio. En general toda obra donde se nota una alta inversión psicológica por parte del creador gana muchísimo respecto de quien escribe desde una instancia externalizada...

jeremias ariel dijo...

Yo sé que lo que vivió Morrison fue real.

Un invento no cambia tu vison del mundo y tu forma de vivir. Y la vision del mundo que nos realta Morrison es completamente sincera. Para creer en algo asi, es necesario haberlo experimentado.

Morrison escribe los comics mas realistas del mercado, lastima que casi nadie se da cuenta, acustumbrados a creer que tal o cual trauma de la psique o desgracia mundana sí son la realidad, cuando son estas ulitmas las que no existen, las que son solo estados en la mente, y la realida permanece ahí, mas allá de lo que podemos ver. Por suerte algunos, como Morrison, pudieron hecharle una mirada, y nos cuentan como es.

Saludos

jeremias ariel dijo...

Me olvide felicitarte.

Es un post excelente, en serio.

Saludos

jeremias ariel dijo...

Simon, si andas por ahí, fijate la reseña del Frank de Jim Woodring que hizo Tio Berni en Entrecomics.

Por una de esas sincronias, esta relacionado con esto de Morrison.

Y se que estos temas te encantan como a mi.

Saludos

Simon dijo...

Jeremías: me lo acabas de vender :P Me sonaba el tebeo de Woodring, pero no lo tenía demasiado situado. Ahora ya sí, gracias.

Roberto Bartual dijo...

Hey Pepo, he colgado hace unos días ese post sobre Morrison:

http://www.factorcritico.es/2012/05/mutantes-y-sociedad-la-patrulla-x-de-grant-morrison/

Abrazos!

Octavio B. (señor punch) dijo...

Qué barbaridad de texto Pepo, enhorabuena, ¡Y me queda el 3.0!!!
A mí Flex, por aportar algo, me ha parecido unpunto de encuentro de los Morrison que conozco: el,posmoderno de Animal Man y la Doom, el que seminspira en la Golden y la Silver, y el que se inscribe en Lo Invisible, claro.
Me fascina por hermético e irregular que lo vea también.
Y luegomesá Quitely, que empiezo a considere seriamente el mejor dibujeromde superhéroes en décadas.
Lo dicho,comantarios-minucia ante este texto que se sale por los costados de la pantalla, de Grande. Admiración pura, bravo.