sábado, 12 de mayo de 2012

LA HISTORIA INTERMINABLE


Uno tiene la tentación de resumir FLEX MENTALLO, de Grant Morrison y Frank Quitely, con la cita intertextual de las viñetas que preceden a estas líneas: una versión posmoderna, ciberdélica y adulta a lo Vertigo de los superhéroes clásicos. El yonqui del pelo largo se acaba de pinchar una droga especial en unos lavabos sucios, rodeado de gentes marginales que parecen "caminar por el lado salvaje" y que incluyen a un travesti y varios hombretones de cuero con pinta de "semos peligrosos". Mucho cuidado con esta droga, le avisa el travesti al yonqui (y de paso nos lo explica a los lectores), porque primero "te hace sentir Superman" pero a cambio te mata luego. El yonqui hace caso omiso de las advertencias, y el chute de la droga letal pero mágica le hace "viajar" por "millones, billones de mundos", aparentemente sin moverse del sitio. «Lo he visto...», dice en las viñetas de arriba. «Un billón... [...] Estuve allí... es asombroso... ver a través de las cosas... Dios... el mundo es más grande para ellos... el mundo es tan grande... no hay palabras... somos hormigas... sólo hormigas...».

La cita, por supuesto, procede de un conocido tebeo de exactamente treinta años antes: el número 50 de FANTASTIC FOUR, conclusión de la apocalíptica saga de la llegada de Galactus y probablemente el tebeo que representa mejor que ningún otro la cumbre de la llamada por los aficionados "Edad de Plata", es decir, los años sesenta del comic book norteamericano. Una Edad de Plata que hoy tendemos a resumir con La Llegada de la Era Marvel, aunque en esa década pasaron muchas más cosas en el comic book, y no sólo en su industria mainstream.


FANTASTIC FOUR nº 50, fecha de portada junio 1966, por Stan Lee y Jack Kirby (tintas de Joe Sinnott). «He viajado a través de mundos...», dice la Antorcha Humana, «...tan grandes... tan grandes... No hay... ¡no hay palabras...! Somos como hormigas... sólo hormigas... ¡¡hormigas!!»

Porque los años 60 también vieron la llegada del comix underground, con toda su influencia posterior, y ese nexo, aunque en FLEX MENTALLO parezca un residuo estético superficial (un yonqui melenudo ocupa el papel de la Antorcha humana, y la parodia de los anuncios de Charles Atlas que es Flex Mentallo hace las veces de Mr. Fantástico), es necesario para entender mejor los lugares a los que llegan Grant Morrison y Frank Quitely. FLEX MENTALLO se publicó originalmente entre junio y septiembre de 1996 en cuatro comic books o tebeos de grapa dentro del sello Vertigo de DC Comics, y ahora ha visto la luz en una nueva edición "de luxe" (que en España acaba de ser editada por ECC) después de muchos años descatalogada por razones legales, durante los cuales sólo era conseguible de segunda mano a precios poco aconsejables o, en el caso de muchos lectores, vía archivo cbr. navegando por los torrents. El asunto legal que había paralizado su reedición traía causa de un pleito que le puso a DC la compañía de los herederos de Charles Atlas en 1998 por supuesta violación de marca registrada, en tanto que el origen del personaje Flex Mentallo –creado por el mismo Morrison en 1991 durante su estancia en la serie DOOM PATROL– era una "versión" directa de la famosa historieta publicitaria del método culturista Atlas, «El insulto que hizo un hombre de 'Mac'» (volveremos más adelante a ella), una versión que según la casa demandante daba mala imagen a la compañía. Resulta que en el giro final de la historieta de Morrison, dibujada por Mike Dringenberg y Doug Hazlewood, Flex Mentallo/Mac le decía a la chica de la playa que, en efecto, ahora sí era un hombre de verdad y ya no necesitaba nunca más a una "golfa como ella" mientras la apartaba de un brutal manotazo; tal vez lo más curioso es que los responsables de la compañía Charles Atlas no se hubieran enterado de nada si no hubiese sido porque un fanboy les hizo llegar el cómic. La demanda fue rechazada finalmente en agosto del 2000 por la jueza del caso, que amparó a los demandados por tratarse de una parodia y por tanto de un "fair use" o uso legítimo de material bajo copyright, pero DC se vio atada por un compromiso ofrecido previamente a Charles Atlas Ltd. de no volver a reeditar la obra que la jueza mencionó expresamente en la argumentación de su sentencia. Un compromiso que desde entonces DC no quiso romper por temor a otra demanda por mala fe.

Pero retomemos el hilo para ver qué es lo que podría haber visto la Antorcha Humana en 1966, durante su propio viaje por el tiempo y el espacio hacia otros universos en aquel tebeo mítico de la Edad de Plata, al fin y al cabo la fuente original de las viñetas que estamos comentando de FLEX MENTALLO. Según indicaban los cartuchos de texto escritos por Stan Lee, el "valiente joven" Johnny Storm alias la Antorcha Humana conseguía finalmente "reentrar en su propio continuo temporal", de vuelta a "su propio universo", y el genio de Jack Kirby lo retrataba entonces en una de sus clásicas secuencias de tres viñetas en las que acercaba el punto de vista de una a otra. Su dibujo, con sus hoy igualmente clásicas "bolitas energéticas", convertía la reentré de Storm por el "portal" cósmico en una suerte de enigmática imagen mística a lo William Blake (clic para ampliar):



 «¡Reed! ¡Ben! ¡¡Sue!! ¿Dónde estáis? ¡¡Soy Johnny!! ¡He regresado! ¡No me oyen! ¡Aún estoy en un plano diferente! ¡Pero... me estoy acercando...! ¡¡Más cerca!! ¡Casi puedo sentirlos ahora! ¡¡Las nieblas se están aclarando!!». Al final de la página, Johnny Storm aparecía por arte de magia en la viñeta junto a sus compañeros, como salido de ninguna parte. Simplemente estaba de nuevo ahí, en su universo habitual, en la azotea del Edificio Baxter. Un universo de ficción.

O tal vez no, vienen a decirnos Morrison y Quitely en FLEX MENTALLO. En las páginas anteriores de su propia versión de la escena, el yonqui que se dispone a chutarse la droga letal dice que, gracias a ella, puedes ver la realidad tal y como es: una "historia imaginaria". Durante su propio "viaje", el yonqui grita «¡No más realidad!» mientras rompe unas cadenas que parecen hacerse visibles de pronto, convertido en un titán hercúleo que de repente recuerda su olvidada "visión solar", su invulnerabilidad y su verdadero tamaño, "grande como una casa":
«Soy todo
todos los sitios
sólo una historia
que me estoy inventando
Soy yo
estoy
estoy
cósmicamente consciente».



Lo "no dicho" en la escena original de Los 4 Fantásticos '66 de Lee y Kirby es por tanto, según Morrison, que el superhéroe había visitado en un viaje interdimensional el universo donde habitaban los humanos "reales", los lectores de sus aventuras, y que tras dicho viaje había regresado a su propio universo superheroico. Pero hay algo más: en la versión de Morrison, resulta que el superhéroe –el titán en que se convierte el yonqui– es la cosa real, mientras que el yonqui, el ser humano corriente, es su yo ficticio, una creación del superhéroe, ahora consciente tras su viaje iniciático de la naturaleza de ficción del universo que habita. Al final de esta escena, el yonqui dice ver algo que los demás no pueden ver: todo el cielo está lleno de superhéroes. Cuando pasamos la página nos encontramos con su visión celestial, un moderno rompimiento de gloria donde los superhéroes ocupan el papel de los ángeles. O más bien, como sabremos después, el de dioses:


Sí, está claro que estas ideas "neoplatónicas" sobre descubrir la verdadera naturaleza de la realidad, "descorrer el velo" del mundo visible y revelar la "matriz" o escenario virtual que nos oculta el auténtico mundo real nos recuerdan demasiado a THE MATRIX, pero hay que recordar también que este tebeo se publicó originalmente en 1996, es decir, cuatro años antes del estreno de la película que hizo ricos y famosos a los hermanos Wachowski. Y sí, el parecido no es casualidad, como prueba esta otra página de FLEX MENTALLO donde los miembros de Faculty X, esos hombres idénticos con sombrero y abrigo, parecen anticipar los clones del agente Smith de MATRIX:


Junto a FLEX MENTALLO, por supuesto, la otra fuente comiquera de MATRIX que resulta incluso mas obvia es la serie LOS INVISIBLES (1994-2000, también publicada por DC/Vertigo). El propio Morrison denunció en su día, visiblemente molesto, las ideas que los Wachowski "tomaron prestadas" de ella:

«Es realmente simple. La verdad es que al equipo de diseño de The Matrix le dieron la colección de Los invisibles y les dijeron que hicieran que la película se pareciera a mis tebeos. Eso es un hecho documentado. Los Wachowski son creadores de cómics y fans, y también fans de mi trabajo, así que no es muy sorprendente. Incluso me contactaron antes de que se estrenara la primera película de Matrix para ver si quería contribuir con una historia para la web. 
No es una 'coincidencia' desconcertante que gran parte de The Matrix esté, en argumento, detalles e imágenes, plagiado de Los invisibles, así que no debería haber mucha controversia al respecto. Los Wachowski robaron de Los invisibles y todo el mundo que está al tanto lo sabe pero, por supuesto, no les gusta salir y decirlo. 
Qué mal que se desvieran tanto de la filosofía de Los invisibles en la segunda y tercera películas, donde la pifiaron con esa aburrida teología católica, lo cual prueba que ellos no han TENIDO la experiencia de 'contacto' que guió a Los invisibles, y en Matrix Reloaded y Revolutions se estrellaron contra las rocas de la incomprensión absoluta. Deberían haber seguido robándome y puede que así hubieran terminado con algo de lo que estar orgullosos; una película que podría cambiar las mentes, los corazones y los mundos. 
Me encanta la primera Matrix, de la que pienso que es un verdadero trabajo de genio cinematográfico muy oportuno, pero ahora he oído a varias personas que trabajaron en The Matrix y me han confirmado que tuvieron a Los invisibles como referencia. Es así. Ya no estoy enfadado, a pesar de que al principio sí porque ganaron millones con algo que era básicamente una fotocopia de mi trabajo y, para ser honesto, sería feliz sólo con un millón, así no tendría que trabajar quince horas de cada maldito día, incluyendo fines de semana. 
En fin, estoy contento de que divulgaran las ideas, pero decepcionado de que se cargaran todos los aspectos gnósticos trascendentes que hicieron del primer film algo tan fuerte y potente. Si fueran sensatos, deberían haberse hecho amigos míos en lugar de cabrearme. Parecen buenos chicos». (Morrison, 2005)
Morrison también explicó en otra ocasión que FLEX MENTALLO formaba parte de un "hipersigil", una obra artística con significado mágico desarrollada mediante un argumento dramático con personajes (el sigil de la magia tradicional era un pictograma, una imagen estática; el término sigil se usa modernamente en la magia del caos como representación simbólica de los deseos del mago) que abarcaría varias sub-obras desarrolladas en el tiempo, incluyendo también a LOS INVISIBLES y THE FILTH. Estamos aquí también, por tanto, ante el Morrison gnóstico que afirma realizar sus cómics como objetos mágicos basados en su propia experiencia trascendente, objetos con el poder según él de afectar a la realidad. O, bueno, a la "realidad" según Morrison, esto es, ficción que oculta la verdadera realidad:

 «-¿Usted vio eso?
-Algo parecido, pero estoy traduciéndolo. Estas cosas decían "¿Te acuerdas de lo que eres?" y de repente pensé "Claro, cómo podría olvidarlo, es lo más obvio de toda mi vida". Y me dijeron "Te quedaste atrapado, porque lo que hacemos es jugar y todo lo que sucede procede de nuestra creatividad". Estaba rodeado por información en bruto, nadando en datos puros. Era como estar en Internet si se extendiese a lo que haya fuera de las cuatro dimensiones que tenemos en este universo. Me dijeron que me había quedado atascado en el juego y cuando les pregunté lo que querían decir, me dijeron que pensara en cuando juegas una partida de ajedrez, y te metes tanto en el juego que olvidas que estás sentado a la mesa moviendo las piezas, y piensas que tú eres las piezas. De repente, la manera en que te mueves por el tablero de ajedrez se convierte en las reglas de tu vida, y si te comen una pieza, te sientes como si estuvieses muriendo. Por supuesto, no sería así, volverías a poner tu pieza en la caja, lista para jugar otra partida. Me dijeron "Así es como funciona, te enseñaremos cómo se juega, y aunque no te acuerdes del resto, trata de recordar esto". Después me encontré tumbado en la cama en Katmandú, siendo de nuevo la pieza del juego. En los meses posteriores me los encontré cuatro o cinco veces y fue muy extraño, con muchas sincronicidades y extraños acontecimientos. Básicamente esto es lo que me contaron, y pensé "Eso son Los Invisibles, eso es de lo que va todo, y eso es de lo que siempre ha ido mi obra".

-¿Está seguro de que no fueron las drogas?
-Es una pregunta lógica, pero sé que no. He tomado muchas drogas y lo que ahora sucede es que yo no hago la magia, es la magia la que me hace a mí. He hablado con otros magos y dicen que eso es lo que sucede cuando pasas cierto umbral. Me lo creo porque está funcionando claramente en mi vida. Es la mejor tecnología que he descubierto. Los Invisibles eran el medio para que le diera sentido a todo a través de la ficción.

-¿Es verdad que cree que el propio cómic de Los Invisibles es mágico?
-Antes de Los Invisibles siempre me había interesado la magia. Algo como Kid Eternity era acerca de la magia, y Zenith habla de la magia del caos, ese tipo de cosas. Pero no eran algo mágico en sí mismos. Sólo me interesaba la magia e incluía referencias a ella. Entonces empecé a pensar en el potencial de los cómics para hacer magia. De ahí surgió la idea de Los Invisibles. Pensé en hacer un cómic que no sería sobre la magia y la anarquía, sino que las crearía y las haría realidad. Los Invisibles irradia magia. Inicialmente no me di cuenta, y me incluí alegremente en la serie. Pensé que King Mob molaba y que me quería parecer más a él. Me afeitaría y gustaría a todas las chicas que leyeran el cómic. Después me puse a escribir cosas acerca de King Mob. Escribí una trama en el primer cómic en el que le capturan y cree que le están devorando el rostro. Dos meses después un bicho me muerde en la mejilla. Me la atravesó y yo seguí escribiendo.

Después metí a King Mob en una experiencia chamánica, donde se hace pedazos todo lo que es. Poco después, en mi vida todo se derrumba; mi novia me deja y acabo en un hospital muriéndome por una infección bacteriana, con dos días de vida. Pensé que estaba en las últimas. Y todas las historias que había estado escribiendo antes eran acerca de una invasión desde el más allá por parte de seres insectiles y bacterianos. Algo en mi cuerpo supo que estaba escribiendo de ello. O es vudú, o lo que prefiera usted creer. Entonces pensé: "¿Y si King Mob pasara un buen rato?" Así que lo llevé a Estados Unidos e hice que Ragged Robin fuese su novia. Lo hice deliberadamente. REcibí la portada de Brian Bolland y dije "Quiero conocer a esta chica" e hice un poco de magia con ella. En unos meses conocí a una chica que era exactamente igual que Ragged Robin».
(Grant Morrison, entrevistado en 1999 por Mark Salisbury)

Morrison ya había usado a los superhéroes para jugar con sus ideas de tránsito entre la realidad y la ficción durante su etapa en la serie ANIMAL MAN a finales de los ochenta, pero, como él mismo explicaba, solo a partir de LOS INVISIBLES y FLEX MENTALLO se tomaría en serio empezar a hacer magia con sus cómics. Es así como la escena con la que arrancaba este post se torna autobiográfica hasta cierto punto ya que, como el yonqui de FLEX MENTALLO, Morrison afirma que tuvo una experiencia gnóstica –la de Katmandú a la que alude en la cita de arriba– tras consumir drogas, una experiencia en la que seres de otra dimensión le visitaron para mostrarle la verdadera realidad del universo. Tras su propio "viaje" místico, pues, Morrison decidió dedicar su obra a transmitir al mundo el conocimiento que había adquirido en él.

(Más en un próximo post)

6 comentarios:

Santiago García dijo...

Me quedo con ganas de ver la continuación, que esto es sólo el planteamiento. Presiento que va a merecer la pena.

Mikel dijo...

Suscribo lo dicho por Santiago. Adelante, Pepo! Hasta el infinito y más allá (que es donde está el bueno de Morrison... jaja!) Un abrazo!

Jordi Bravo dijo...

Se echaban de menos este tipo de entradas. Vuelve el buen tiempo!

Fernando dijo...

Estamos de enhorabuena¡Volvemos a sacar los apuntes para leerle!
Un placer tenerlo por aquí de nuevo con sus peroratas reflexivas :)
Saludos!

jeremias ariel dijo...

Que placer este articulo Pepo!
Estos son los temas que me la ponen dura.

Me permito un apunte:
Matrix le robo a Morrison tanto como Morrison a Carlos Castaneda (la escena de animalman tomando peyote, o de el chico de los invisibles saltando desde el edificio son calcadas de Viaje a Ixtlan y Relatos de Poder)o a Cronenberg (acaso Videodrome no trata de lo mismo??)tanto como Cronoenberg a W. Burroughs (acaso Vidodrome no habla de lo mismo que Nova Express) tanto como Burroughs le robo a Lao Tzu o a Maister Echart, o a Escoto Eriugena (es decir, a eso que le decimos neoplatonismo y que bien apuntas).... es decir:

Nadie le roba a nadie, todas estas obras y artistas y filosofos simplemente han logrado agarrar el hilo de la verdad... sí, la verdad.

La verdad esa que hoy por fin se empieza a entender. El mundo no es como lo vemos, la realidad y lo existente funcionan de un modo inconcebible desde un pensamiento materialista. La reaidad depende de la conciencia. En fin... tambien Moebuis y Jodorowsky nos estuvieron hablando del tema, que casualmente estaban bastante influidos por Carlos Castaneda... y estamos en el principio otra vez.

Este post no habla de Grant Morrison, sino de la naturaleza universal que se nos esta develando.

Saludos!

Octavio B. (señor punch) dijo...

bueno, tenía intención de comentar pero básicamente creo qeu Jeremias Ariel ha contado lo que yo me traía para contar, así que eso, creo que Morrison, lo mejor que puedo decir de Morrison, es que se encuentra en una corriente autoral donde la fascinación y la credulidad se aúnan en mentes únicas y, quizá, heridas por consumos desaconsejables. Phillip K. Dick sería otro puntal en esta corriente.
Personalmente, me resultan universos fascinantes, porque se alejan de todo ejercicio de estilo para entrar en la fe o la mística... que Grant se crea sus universos de contactos ultradimensionales me alucina tanto como la credulidad de Dick cuando asegura haber viajado a la era de Jesucristo.

Aún no leí Flex (estoy a punto con él) pero el guiño a la saga de Galactus me ha encantado, ¡y quién sabe si en el fragor de la lectura compulsiva no se me hubiera pasado sin percibirlo!