"Sin embargo el que realmente me marcó fue KRAZY KAT. El triángulo amoroso existente entre la Gata, el Perrito y el Ratón de George Herriman ha sido aclamado universalmente como una joya en las orejas de asno que colocan a la forma de arte a la que me dedico y, por una vez, estoy de acuerdo con la opinión de la mayoría, entre la que se encuentran árbitros culturales de la talla de E. E. Cummings o Umberto Eco. Han existido muchas tiras "de una nota" en la historia del cómic -se me viene a la cabeza el LITTLE SAMMY SNEEZE de corta vida de Winsor McCay, que trata de un pillo cuyos potentes estornudos son capaces de llevarse por delante desde un carrito hasta, finalmente, una ciudad entera-,Y ya que estamos celebrando el centenario de Ignatz y Krazy Kat, de George Herriman, qué mejor que recordar lo que escribía en 2004 Art Spiegelman, el principal padre de la novela gráfica reciente, en un artículo inserto dentro de su SIN LA SOMBRA DE LAS TORRES (que contenía por cierto una buena muestra de tiras de prensa de comienzos del XX) . Porque, no lo olvidemos, el MAUS de Spiegelman no estaba protagonizado por casualidad por... ratones y gatos.
(LITTLE SAMMY SNEEZE, Winsor McCay, 1905)
pero nunca ha habido nada como KRAZY KAT: la tira lírica e idiosincrática mezcla de estilo Déco y garabato nos mostraba a una gata que disfruta recibiendo, casi a diario, ladrillazos de un ratón malévolo, Ignatz, quien a su vez se ve perseguido por un Offissa Pupp (Kop, un sabueso enamorado secretamente de la gata) que lanza al bellaco a una jaula hecha de... ¡ladrillos! Los admiradores de la tira podían interpretar, y de hecho así lo hacían, las variaciones diarias de Herriman como un cómic que iba desde una alegoría política (Ignatz como anarquista, Kop como fascista y Kat como el espíritu fugaz de la democracia) a un drama psicosexual (Ignatz como Ego, Kop como Superego y Kat como Id). Pero el encanto inefable de KRAZY KAT residía en que la historia era simplemente sobre una gata a la que le daban ladrillazos. Presentaba una metáfora con final abierto que podía contener simultáneamente TODAS las historias [...]."
MAUS, Spiegelman
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