domingo, 13 de agosto de 2017

chivos expiatorios

En la tesis de René Girard, el chivo expiatorio durante la crisis de una comunidad suele ser aquel o aquellos que revelan la verdad (las razones de la rivalidad y la violencia mimética) sobre dicha crisis. Creo que Chaykin ha reunido muchas papeletas para ser chivo expiatorio con su cómic The Divided States of Hysteria. Por supuesto, él no tiene la culpa de nada. Teniendo en cuenta las cifras de venta, pocos miles de personas leerán su cómic (el primer número ha vendido poco más de 16.000 ejemplares) en un país de más de 300 millones de habitantes, un público escaso que ni siquiera incluye a todos los que lo han puesto a parir sin leerlo. Pero me temo que la "verdad incómoda" que hay en la exageración distópica de su tebeo le ha convertido en alguien ideal para ser señalado desde la comunidad del cómic como "culpable" de la violencia  real que hay en su país... por una obra de ficción. 

Enlazo con destacados una entrevista a Chaykin que se publicó hace un par de semanas (vía):

“The book was conceived in late ’15. I live in a small California town, more conservative socially and politically than would be assumed about the west coast. I spent a great deal of time in the American Midwest, going to comics shows. And it just seemed that the country I grew up in had ceased to exist. There was a divide along racial lines, generational lines, ethnic lines with no capacity for compromise under any circumstances".

“The irony is that the only criticism I’ve received from the right is the only criticism that’s come from those who have actually read the book,” he pointed out. “On the other hand, the obsessive hatred directed at me; the cynical attempt to promote one’s own product by attacking me–this comes from my side of the aisle".

 “It inflamed people who hadn’t read the book, slamming it on the basis of assumptions drawn from the image. From the start of this, I’ve been accused of Islamophobia, homophobia, transphobia, racism, and my favourite, anti-Semitism [inciso: Chaykin es judío]. I’ve covered all the major food groups. I’ve spent much of my professional life having representations mistaken for the act. Back in 1994, I did a book called Power & Glory in which I had the president of the United States tell a genuinely offensive joke, in order to convey how loathsome this guy was. I was taken to task for telling the joke. It didn’t matter that it was the character telling the joke, because it was the audience that was repelled by the character telling the joke. But this was ignored in the name of virtue indication–a concept that had no name back then, so I’m grateful to have lived long enough for it to be designated".

“I come from a longstanding left wing/liberal tradition, so I wanted to do a book that talked about the divisiveness of the culture. I actively chose not to do a book that referred to contemporary figures or that dealt with contemporary issues, because, as I said in the essay in the first issue, I assumed that Hillary was going to win, and there would be some violence from Trump supporters. I was the first voter in my polling place. I was having lunch with my wife that day and there was an eerie quiet in the street. I sat and watched the election results that night, changing channels in the hope of getting a different result. I was shocked by the election results but not surprised. It seemed to be a natural fault of this country. You sow the wind and you reap the whirlwind and that’s what’s going on. And let’s not forget the fact that there are 41% of the American people who still think he’s doing a great job".

jueves, 3 de agosto de 2017

neopuritanismo

Quería extenderme con el asunto del neopuritanismo porque cada vez me parece más serio.

He aquí otro comunicado sobre el cómic de Howard Chaykin, The Divided States of Hysteria, firmado por las autoras de Moonstruck, serie que edita Image y que la editorial ha promocionado bastante.

Algunos destacados: 
«We believe there is no story justification great enough to excuse this brutal, ignorant scene, and there is certainly nothing that could justify Chaykin’s derision of those who felt hurt by his book».  

«This cover is utterly stomach-turning and inexcusable, but we are heartened by the news that Image and Chaykin released a joint statement recanting the cover and apologizing, saying that they will not be publishing it after all. We commend them for this action».  

«There is an obvious pattern here: a pattern of sensationalizing hate crimes, a pattern of using minorities as props meant to shock white/cis people, a pattern of refusing to acknowledge the harm that these depictions do to their respective communities».
«We will do what we can to effect change within Image itself so that in the future, books like “Divided States” aren’t even considered for publication». 
«The setup that allows Chaykin’s book to exist is the same one that allows “Moonstruck” (an all-ages/YA book with tons of LGBTQ characters of color and with an all-queer, non-male core creative team) to exist, as well as the many other wonderful Image books that, like ours, may not have found a home elsewhere. It’s a double-edged sword, and it’s not fair, but it’s the truth». 
Que tebeos como el de Chaykin ni sean «considerados para publicarse». Y llaman «ignorante» a la escena de Chaykin. 


Bien, hablemos de ignorancia. Por ejemplo, sobre códigos artísticos. Hay quien habla de «maltrato animal» por representar escenas de maltrato animal... pero no se percata de que la lógica es la misma cada vez que se representa un asesinato humano en una obra de ficción: ¿desde cuándo representar un asesinato humano es asesinato o equivale a «incitar a cometerlo» en la realidad? Hay quien habla de «delitos de odio» por representar un delito de odio, o de «fetichización de minorías» por representar minorías. Por lo visto, solo si los personajes de dichas minorías se representan siempre y en todo caso de manera positiva (no vaya a ser que confundamos la ficción con la realidad; no vaya a ser que interpretemos la obra de manera incorrecta) no se las estaría fetichizando como mercancía (nota: en el cómic de Chaykin todos los personajes reciben el mismo tratamiento cínico-irónico, sean o no de minorías, aunque  estos últimos no son «accesorios» o «decorado» como se afirma en el comunicado sino personajes importantes). Por lo visto, los autores que hacen cómics políticamente correctos sobre minorías no cobran por ellos sino que los «regalan». Ah, no, que también cobran por su trabajo. Por su mercancía.  

Porque «mercancía» la hay de todos los tipos, para todo tipo de lectores y gustos. Moonstruck, a 3.99 $ cada número, ocupó en concreto la portada del catálogo Previews de mayo

Sí, todo es relativo, y hablar de las personas mediante personajes de ficción (blancos o de minorías étnicas, LGTB o no, etc.), como por otra parte solemos hacer «un poquillo», no implica explotar a personas reales o convertir a estas en mercancía. Si aceptamos el razonamiento de la fetichización de la mercancía en un caso (el de Chaykin), las autoras de Moonstruck también estarían convirtiendo a las personas LGTB o de minorías étnicas en «mercancía» de la que se «aprovechan» puesto que hacen personajes LGTB o de minorías étnicas en un cómic por el que cobran dinero (¡horror!) y que está siendo promocionado intensamente. Un cómic que va dirigido a unos lectores, y que proporciona a sus autores un capital simbólico (prestigio, etc.) pero también económico: en plata, dinero.

El argumento no tiene sentido, ni en su caso ni en el de Chaykin (en ambos se hace ficción dibujada), pero puede ser que la ignorancia también me ciegue a mí. Crear y vender tu obra artística es fabricar siempre una mercancía, aunque es una distinta a las demás mercancías (precisamente por su valor simbólico o cultural). Que esa «mercancía» esté basada en el mundo, o que aluda al mundo, no significa que sea el mundo ni, por tanto, que sustituya a este. Que es lo que significa realmente fetichizar algo en la teoría marxista. El arte es ficción, y la ficción no es realidad. Y como ficción que es, el arte tampoco tiene la obligación de mimetizar la realidad ni de ser «fiel» a ella.

Volvamos al caso Chaykin. ¿De verdad hay que discutir a estas alturas que representar no equivale a endorsement, a incitar, a hacer apología de lo que se representa? ¿De verdad que a fecha de 2017 hay que explicar el factor IRONÍA y la doble o triple codificación que puede existir en una misma imagen o texto, cuando la ironía ha sido un recurso crucial en las artes visuales modernas desde al menos las vanguardias históricas (que tienen ya un siglo), en la sátira gráfica del XIX y en la literatura de siglos previos? ¿El cómic de Chaykin es acaso «para niños» y no nos hemos enterado o es que todos los cómics tienen que ser «para todos los públicos / jóvenes adultos»? ¿Eso desde cuándo? 

Ya dije algo aquí sobre la infantilización de la que procede el cómic tradicional y de la que parece que no podemos desprendernos: las campañas públicas que condujeron al Comics Code estadounidense en 1954 partían de la misma preocupación, qué se estaba enseñando en los comic books a los chavales, porque la mayoría de sus lectores eran chavales. ¿Eso sigue siendo así en 2017? Yo diría que no. Un comic book como el de Chaykin no va dirigido a chavales sino a adultos. Exactamente igual que los cómics de Aline Kominsky, Julie Doucet o Alison Bechdel, por poner ejemplos de otras tradiciones historietísticas (el comix underground, cómic alternativo y novela gráfica de autoras). Son cómics para adultos, y como tales hablan de manera adulta a sus lectores: sin «explicar» las cosas, sin «decir» cómo debe entenderse la obra, dejando sus significados abiertos al lector, sin tener que usar todo el tiempo personajes role models que eduquen en valores. Y el arte para adultos puede implicar lenguajes «brutos», «soeces» y «provocativos» o imágenes desagradables u «ofensivas». Todo depende de para quién, claro. Pero recomiendo recuperar los viejos comix de Aline Kominsky hoy. O los alternativos de Julie Doucet. Igual más de uno se lleva una sorpresa. 

O, ya puestos, que vean esta película de 2016 de Julia Ducournau en la que (SPOILER) dos chicas blancas heterosexuales, las protagonistas, se comen a un chico gay de minoría étnica. En el medio en que se ha producido la obra, el cine, el filme ha cosechado buenas críticas y una considerable cantidad de premios. No, la película no es para «todos los públicos». Eso ya se presupone. Para los niños ya hay otras películas en las salas y plataformas digitales. Y sus estándares infantiles no se pretenden aplicar al resto del cine que se produce. Ahora imaginemos que alguien dijera: «películas como la de Julia Ducornau no deberían volver a estrenarse». Ahora imaginemos que un cineasta dijera: «películas como la de Julia Ducornau no deberían volver a estrenarse».

Entiendo también que algunos pueden descartar o banalizar el recurso de la ironía, tan querido por Chaykin, como sospecho hacen algunos de los ofendidos. Solo puedo decir ahora, para no extenderme más e ir recogiendo, que la IRONÍA es un recurso que merece ser tomado muy en serio y que dice buenas cosas de nuestra civilización, como argumentaron estudiosos como Richard Rorty, quien dedicó un libro a investigar el asunto: la ironía implica el reconocimiento de la contingencia de todas las cosas; la ironía manifiesta la duda permanente sobre lo que uno dice y sobre cómo lo dice; la ironía es antidogmática.

Pero, en fin, qué sabremos los demás (usemos la ironía también), si aquí los ofendidos (también este crítico de cómic se ha posicionado en términos similares afirmando que la famosa portada de Chaykin no debería haber llegado a imprenta, y se queda tan pancho sin darse cuenta de todo lo que eso implica si lo elevamos a categoría; en realidad la famosa portada no ha llegado a imprimirse gracias a la presión en redes sociales) llaman ignorante a Chaykin por una escena de ficción y creen saber más que él. Más que él y que toda una tradición irónica de autores (y autoras) que, de repente, ya no parecen dignos de respeto. 

Especialmente si, como es el caso de Chaykin, eres hombre y blanco.

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(Nota: no menciono expresamente los nombres de las personas posicionadas en contra del cómic de Chaykin, como tampoco hice en posts previos, porque solo me preocupa el debate, no señalar a quienes piden la censura o afirman que hará todo lo posible para que no vuelvan a publicarse cómics que a esas personas no les gustan. Las firmas se encuentran en los enlaces. Se trata de no hacer de esto una confrontación «personal» sino un debate público civilizado que revierta en algo positivo) 

miércoles, 2 de agosto de 2017

de qué hablamos cuando hablamos de

UNA INDUSTRIA DEL CÓMIC COMO LA NORTEAMERICANA:

Un amigo me pasa este enlace a The Beat.

El artículo, de Brian Hibbs, no trata solo (enésimo reportaje al respecto) de lo “bien” que van las grandes editoriales en USA, DC o, como en este caso, Marvel. Caídas de ventas aparte (personajes requemados de tantos años de historias, tan RENEGRIDOS que han sido sustituidos por nuevos personajes, que por supuesto no satisfacen a los fanboys que coleccionan las series, que piden la vuelta de “the real stuff”, con lo cual regresarán pronto los personajes renegridos, etc.), la parte final del artículo sobre las tácticas de extorsión de Marvel hacia los retailers (que solo favorecen la especulación) son muy reveladoras. Es un mercado abiertamente mafioso y especulador, aunque algo parecido se hace en Francia hace tiempo, con las grandes moviendo los paquetes de libros a través de sus propias distribuidoras de aquí para allá. Da igual que no se vendan mucho, hacen dinero con los libreros. A costa de ellos, claro.


Aunque tal vez lo más significativo es el párrafo final del artículo.

Until Marvel is willing to think about the long-term steps needed to right their ship they’re going to remain in danger of collapsing the entire market; and there is literally nothing they’ve shown us from “Marvel Legacy” so far that doesn’t literally feel like rearranging the deck chair on the Titanic.
I hope to god I’m wrong; otherwise 2018 is going to suck.
Parece claro que hay rumores de que Marvel podría hundir el mercado entero del comic book (ya ocurrió, bajo otras circunstancias, en los noventa) si sigue en este plan. Make Mine Marvel!