domingo, 22 de agosto de 2010

ZORA Y FERNÁNDEZ


- ¿Qué fue lo que te llevó a la realización de Zora?

"Pues, probablemente, porque era una necesidad largo tiempo larvada, nacida de mi admiración por Flash Gordon de Raymond. Un deseo casi infantil de participar en una ópera-ficción de lujoso decorado y personajes con halo de héroes románticos. Esa épica mágica perdida en los años treinta. Y no quiero ser involucionista ni retro, sino recuperar lo que de admirable había en aquella gesta de artistas que creaban ilusionadamente, con trabajo honrado, casi humilde, de artesanos, ignorantes de que serían los clásicos de hoy. Luego, la propia dinámica de la creación te hace ir por otros caminos, porque tú, inevitablemente, no puedes dibujar como "ellos", ni tus personajes "sentir" como los de entonces. Y así surge otra cosa que no sé si tiene algo que ver con aquello que, en principio, me motivó".

- ¿Qué intentas conseguir pues, con Zora?

"Zora intenta ser, no sé si lo lograré, un canto, uno más, quizá tan infantil como todos los cantos, a la libertad. Y una denuncia a sus enemigos. Por una vez que pongo a mujeres en esa tesitura, no te puedes imaginar cómo se han puesto algunas feministas. Tengo alguna carta que da pena, y es que no tienen sentido del humor. Porque creo que cualquier postura ideológica, cuando se radicaliza, cae, paradójicamente, en los mismos males que intenta combatir. Confirmo mi confianza en el ser humano (mujer, hombre, pareja…), a pesar de las locuras o tragedias que la sublimación de la tecnología nos pueda acarrear".
Manuel Darias se hace eco hoy en Diario de Avisos de la muerte de Fernando Fernández (1940-2010), y recupera declaraciones suyas de dos entrevistas que le hizo en 1977 y 1981.

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