AVENTURAS DE AUTORPEPO PÉREZ
ISAAC EL PIRATA: 1. LAS AMÉRICAS, 2. LOS HIELOS, 3. OLGA y 4. LA CAPITAL
Autor: guión y dibujos de Christophe Blain (color de Walter & Yuka).
Traducción: Lidia Fernández (Tomo 1), Enrique S. Abulí (Tomos 2, 3 y 4).
Editorial: Norma
Páginas: 48
Precio: € c/u
Sinopsis: Un joven pintor del siglo XVIII se embarca en busca de
aventuras y deja atrás a su novia, que le seguirá esperando… por un
tiempo.
Mucho se está moviendo en el cómic francés desde que hace diez años una generación de “jóvenes airados” llegara para sacudir el polvo de un mercado anquilosado. La crítica francesa habla de una nouvelle vague de su historieta, y el símil parece acertado para agrupar a autores como Marjane Satrapi (Persépolis y Pollo con ciruelas, Norma) Joann Sfar (El gato del rabino, Norma), David B. (Los buscadores de tesoros, Sins Entido) o el que ahora nos ocupa, Christophe Blain. Todos ellos comparten la intención de actualizar con una nueva mirada géneros tradicionales y de romper con ciertos clichés narrativos que habían empobrecido el cómic comercial de su país.
Blain (Argenteuil, Francia, 1970) es un dibujante sobresaliente cuya sólida base académica no le ha impedido forjarse un grafismo moderno y expresivo, que asimila bien la influencia de los ilustradores del XIX y combina con originalidad realismo y caricatura. Si en Hiram Lowatt y Placido (Planeta DeAgostini, dos álbumes con guiones de David B.) Blain ya había dibujado un western ciertamente sui géneris, y en Sócrates el semi-perro (próximamente en Sins Entido, serie con guiones de Joann Sfar) practicado un revisionismo irónico de la mitología griega, en Isaac el pirata está realizando como autor completo la obra de su vida. Aún inacabada, la serie cuenta la peripecia de un joven pintor judío del siglo XVIII que, en parte engañado, en parte por deseos aventureros, se embarca en un velero pirata. Como todo viaje iniciático, su aventura será física pero también interior, alternándose las escenas marítimas con pasajes urbanos que muestran lo que entretanto le sucede a la novia que ha dejado en París… y que no parece dispuesta a esperarle toda la vida. Blain, que hizo su servicio militar en una fragata de la Marina francesa, demuestra conocer bien los clásicos de aventuras marinas, encabezados por Robert Louis Stevenson y Herman Melville, pero también se ha propuesto aportar su propia visión del género. Es una visión desmitificadora y sucia, más íntima y costumbrista que épica, no exenta de humor ni tampoco de sexo y violencia –cuyo tratamiento es especialmente afortunado- y, ante todo, narrada con una voz muy contemporánea. El autor adopta un estilo narrativo indirecto, muy visual, con diálogos concisos, abundantes elipsis y viñetas mudas, escasa o nula presentación de personajes, abruptos cambios de escena y giros argumentales arriesgados. Gracias a todo lo que Blain sugiere sin mostrarlo explícitamente, sus personajes resultan ambiguos, poseen misterio y calado psicológico, tienen vida. Sí, Isaac el pirata es una nueva y personal versión del viaje del héroe, donde la quimera perseguida es metáfora y motor de la búsqueda de uno mismo y de su lugar en el mundo. Tan universal como eso.
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