domingo, 9 de octubre de 2011

OTRO ENFOQUE

«Jesús está muerto. Su espíritu se ha extinguido, como el de Mozart y Einstein. Su cuerpo no se alzó desde la tumba. Esto me lleva de nuevo al comienzo de este libro y a mi pregunta de qué queda del cristianismo una vez que es desnudado de sus mitos. ¿Tenía razón Pablo cuando declaró "Si Cristo no se ha alzado... vuestra fe ha sido en vano"?

Si la principal premisa del cristianismo es creer en el Cristo alzado, la respuesta debería ser sí. Pero creo que deberíamos adoptar otro enfoque. Es el momento de volver atrás a la visión de Jesús del reino de Dios, que expresó en sus parábolas y en el Sermón de la montaña. Incluso aunque malinterpretara sus exorcismos y creyera erróneamente que el reino de Dios era inminente, aún así creó parábolas poderosas e ideó un código ético nuevo. Si algo puede considerarse un milagro, es este hecho paradójico: que su visión errónea de la realidad condujo al renacimiento ético más significativo de los últimos dos mil años.

La utopía de un comportamiento humano que Jesús tenía en mente, sin embargo, no será impuesta en nosotros por Dios, como Jesús pensaba. Tendrá que venir de nuestro propio interior: siendo generosos hacia aquellos que son menos afortunados; dejando a un lado la mala voluntad y abrazando a aquellos que admitan sus errores; y tratando a nuestros enemigos como otros seres humanos, merecedores de nuestro respeto. ¿Son realmente nuestros enemigos? ¿Podemos comprender sus objetivos? ¿Actuaríamos del mismo modo en circunstancias similares? ¿Son terroristas, o están luchando por una causa justa?

Es tiempo de abandonar la noción de un "eje del mal". Puede que el mandato de Jesús de "ama a tus enemigos" sea pedir lo imposible, pero se podría evitar mucho antagonismo si aceptamos que nuestros enemigos tienen derecho a sus opiniones como nosotros a las nuestras. Sólo demostrando ese entendimiento podremos asegurar que el así llamado choque de civilizaciones será menos mortal de lo previsto».
Paul Verhoeven, 2008, JESUS OF NAZARETH (Seven Stories), pág. 188

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