¿Algún pensamiento sobre el estado de los superhéroes en este nuevo siglo?
Todavía hay una necesidad evidente de estos personajes como franquicias de películas y de juegos, donde son más populares que nunca. Pero en términos de cómics, parecen estar en las últimas, desde mi punto de vista. Los superhéroes son algo sobre lo que he estado pensando mucho. Cuando se inventaron en los años 30, eran maravillosamente ingenuos y optimistas. Fueron la creación de hombres jóvenes y, en algunos casos, adolescentes que estaban en la periferia de la ciencia ficción y que querían crear ideas maravillosamente frescas y extravagantes. Esta era la versión de la que me enamoré cuando tenía 6 o 7 años de edad. Me encantaban porque eran tesoros increíbles de la imaginación. Abrieron mi propia imaginación a zonas donde no había ido nunca.
Pero aquello en lo que los superhéroes se han convertido desde entonces es algo que me parece muy diferente. Antes de mediados de los 60, por lo menos en DC National Comics, su columna vertebral era proporcionada por un conjunto de autores de ciencia-ficción de mucho talento, que incluían a John Broome y Gardner Fox. Todos ellos eran adultos, hombres que escribían, sobre todo en el caso de Fox, decenas de libros pulps de bolsillo en una variedad de géneros y con una variedad de seudónimos. Steve Moore tenía una colección casi completa de Gardner Fox, que incluía novelas históricas, pornografía, relatos de ciencia ficción, ficción detectivesca, westerns, en todos los géneros era capaz de conseguir ventas.
Estos eran escritores de verdad. Tengo el mayor respeto para los hombres de la tradición pulp que no dejaron de arrojar ideas, a centavo por palabra, en unos plazos ridículamente estrechos. Lo que ocurrió a mediados de los años 60 es que estos escritores que habían creado la gran mayoría de los superhéroes de DC tuvieron que redefinirlos después de que los creadores originales se hubieran ido. Por aquel entonces, entiendo que un grupo de estos creadores se dieron cuenta de que no tenían seguro médico ni pensiones, a pesar de que estaban haciendo la mayor parte del trabajo. Así que se fueron a los jefes de DC para abordar el tema, y sugirieron que tal vez deberían formar una especie de sindicato para negociar con los editores de una manera equitativa. En ese momento, los editores les dijo que estaban despedidos.
¿Qué pasó después de que la industria despidiera a los que usted considera que eran los escritores más ambiciosos del cómic?
A continuación importaron inmediatamente una serie de guionistas que eran fans de los cómics, que estaban encantados de trabajar en los personajes que amaron desde su infancia y a quienes nunca se les ocurriría hacer algo tan anárquico o potencialmente malo como formar de un sindicato. Ellos estaban muy contentos de estar trabajando en Batman y la Liga de la Justicia. Y esto ha contribuido al estado actual de los cómics.
¿Qué quiere decir?
Cuando empecé a leer las historias de superhéroes en 1959 y 1960, yo tenía siete años. Para cuando empecé a trabajar a principios de los años 80 el público de los cómics era percibido en su mayoría entre los 9 y los 13, con algunos valores atípicos importantes en el espectro entre el final de la adolescencia y los 20 años. Que es un público difícil y exigente, son muy perspicaces. En el mercado actual de los superhéroes, entiendo que la edad media de los lectores está entre los 30 y los 50 años. Ahora sólo puedo suponer que, dado que el contenido y la calidad de los cómics no ha cambiado notablemente desde las últimas décadas, aunque ha habido algunos florecimientos estilísticos, eso es un público cada vez menor.
En los años 50, incluso un editor de tercera categoría como Lev Gleason podría esperar que uno de sus títulos de tercera categoría, como el Daredevil original, vendiera algo así como, ¿6 millones de copias en un mes? Compara eso con los cómics de hoy, que en este momento si no han muerto por lo menos están tosiendo sangre, con cifras de ventas lamentables, y que están mayoritariamente dirigidos a un público de 30 a 50 años de edad que en su mayoría están ahí por motivos nostálgicos. Quieren la conexión a su infancia desaparecida.
Hay mucho de eso en este momento, y yo lo entiendo. No creo que ninguno de nosotros hayamos crecido en el mundo que deseábamos o esperábamos. Así que entiendo perfectamente la necesidad de la gente de conectarse a estos iconos, pero ya no significan lo mismo que solían significar.
Y una de las cosas que más me impresiona de los superhéroes en su forma actual, es que éstos son los héroes, como su nombre indica. Se trata de personas que se enfrentan resueltamente a los tiranos y los opresores, que protegen y apoyan a los desvalidos, que son audaces y nobles en todo lo que hacen. Estoy empezando a sentir que la parte más significativa de la caracterización de los superhéroes es la parte de la que no se habla, el hecho de que estos dechados de virtudes triunfantes son creados por una industria de personas que tienen miedo a pedir un aumento, a los derechos sobre su trabajo y, especialmente, después de ver lo que sucedió a Gardner Fox y los otros, a formar un sindicato.
Ésa es la razón por la que me separé de la industria del cómic. La forma en que habían manejado The Black Dossier sin duda me impulsó en otras direcciones fuera de los cómics, hasta el punto en la Liga es mi única expresión en el campo de los cómics y es probable que siga siendo así en el futuro previsible. Cuando eso sucedió, lo más cercano que tuvimos dentro de los comentarios de apoyo del resto de la industria iba en la línea de consejos útiles, como "No muerdas la mano que te alimenta." No espero que los escritores y dibujantes de la industria salgan y luchen con Galactus, en caso de que vuelva de repente y amenace con comerse el mundo. Por supuesto que no. Sólo estoy pidiéndoles que muestren un poco del coraje de la gente corriente. Creo que si hubieran hecho eso entonces, la industria probablemente no estaría en el estado en que está.
DC está reiniciando sus principales series. Marvel es ahora propiedad de Disney. Es una industria totalmente diferente, y parece que centran fundamentalmente en la producción fuera de la imprenta o incluso en cómics digitales.
Tengo la sensación, sobre todo en esta última década, de que parte del atractivo de los superhéroes que se originó en Estados Unidos -que son los que mejor lo han hecho, con algunas excepciones, respecto al resto del mundo- se ha convertido en un símbolo de la impunidad de América. Tienes que empezar a preguntarte qué valiente puede ser en realidad alguien que viene de Krypton y es invulnerable a cualquier daño, o alguien que tiene un esqueleto de adamantium. Conozco a gente corriente que pone mucho más de eso en el asador todos los días, y no esperan que les llamen héroes. [Risas]
Por lo tanto, ¿de qué héroes estamos hablando realmente? ¿O son matones invulnerables de una cultura de la impunidad, que también muestra signos de estar en decadencia? Ésta fue una parte muy importante de la primera década del siglo XXI, de la que creo que estamos empezando a salir y a obtener una perspectiva de lo que significaba para nosotros.
En cuanto a la situación actual de los superhéroes, no tengo ningún interés en ellos. Los guionistas fans han contribuido a una especie de incesto literario. ¡Y Dios bendiga a los fans! Esto no es una condena para los fans del cómic. Pero son fans del cómics que se han colocado en la exaltada posición de controlar el destino de sus personajes favoritos, y todo lo que quieren hacer es referirse a una historia de su infancia, que a su vez probablemente se refiere a una historia de 10 o 20 años antes de eso. O, dados los, cuántos, 80 o 90 años de continuidad de algunos de esos personajes, ya existen todos esos sucesos increíblemente extensos a los que los guionistas fans van a hacer referencia.
Y esto va dar como resultado, igual que en cualquier otro caso de incesto, un fondo genético empobrecido. Vas a tener historias que son cada vez menos relevantes para un número de lectores que disminuye, que se refieren a una historia que hace referencia a una historia que estaba vinculada a un trocito de la continuidad que apareció en algún episodio de Action Comics publicado antes de que naciéramos todos.
Creo que el estado actual de los cómics de superhéroes puede ser establecido directamente desde la puerta de la industria del cómic. Creo que no son muy conscientes de lo que tenían, y trataron de explotar la mina a cielo abierto del concepto de muy diversas formas, y no añadieron nada. Sacaron a la gente realmente creativa de la mezcla, que había proporcionado todas las ideas con las que ambas empresas han seguido negociando en todos estos años. Y le dieron la custodia de la industria a las personas que eran fans de los que acababan de ser despedidos. Por aquí podríamos llamarles esquiroles, dependiendo de cómo nos sintamos. Estos son mis pensamientos básicos sobre los superhéroes.
Sí, supongo que se podría decir que hay una conexión con nuestros primeros relatos junto al fuego en los que inventamos la idea de los dioses y los campeones, pero si éstos son nuestros nuevos dioses, entonces que Dios nos ayude. Porque por lo general pienso que estos son criaturas pálidas inventadas para entretener a los niños de hace 60 o 70 años, y eran perfectos para eso. Creo que sería raro que los jóvenes de hoy siguieran enamorados de los personajes creados en los primeros años del siglo pasado. Eso sería un poco extraño. Es decir, la poesía romántica tuvo su apogeo cuando gente como Lord Byron pegaron a lo grande. Pero si intentas ganarte la vida hoy como un poeta, ¡vas a descubrir que es muy diferente! [Risas]
Todo tiene su momento, y creo que el tiempo de los superhéroes probablemente ha durado mucho más, al menos en su forma actual, de lo que debería. Sí, si los superhéroes de algún modo pudieran volver a aquel ímpetu de invención increíble que existió alguna vez, cuando fueron creados originalmente, entonces sí, estoy seguro de que al mundo le encantaría el concepto. Pero en su forma actual, creo que es una vergüenza a todos los niveles.
Y algunas de las personas que están produciendo aventuras de superhéroes probablemente deberían preguntarse si ellos tienen algún tipo de responsabilidad en ser tan virtuosos moralmente como los personajes de los que están hablando. Yo no soy quién, creo que es algo que deben preguntarse a sí mismos. Pero podría ser una pregunta que la industria del cómic debería hacerse. Espero no ser demasiado pesimista en la respuesta, Scott.
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Alan Moore, en otra entrevista publicada estos días. Le entrevista ahora Scott Thill para Wired, sigue en el enlace (gracias por el soplo al colega Jordi Bravo)
Foto: Gavin Wallace/Hoax
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LA FRACASADA HUELGA DE GUIONISTAS DE DC EN LOS 60
Aquí al lado, Gardner Fox visto por Gil Kane. El neoyorquino Gardner Fox (1911-1986) fue uno de los guionistas más prolíficos de la Edad de Oro y de Plata del comic book americano; se le atribuyen más de 4.000 historias sólo en el cómic. Y, efectivamente, tal como dice Alan Moore, Fox fue también un prolífico escritor en los pulps de ciencia ficción y las novelitas de quiosco de muy diversos géneros. Dentro de la industria del comic book Fox creó a varios superhéroes importantes para National (DC) y otros editores durante los cuarenta, y contribuyó al desarrollo de Batman en sus inicios (creado por Bob Kane y Bill Finger). Ya en el inicio de la llamada Edad de Plata, se encargó de reinventar a comienzos de los sesenta a algunos de los viejos personajes de la Edad de Oro, entre ellos la Justice League of America (dibujada por Mike Sekowsky), con la que DC obtuvo un rotundo éxito, o The Atom, junto al dibujante Gil Kane.
Moore se refiere también en la entrevista al intento de crear un sindicato por parte de algunos guionistas habituales de DC. En concreto, eso sucedió tras el éxito que había tenido DC a remolque de la batmanía desatada por la serie de televisión BATMAN (1966-67), que se reflejó ostensiblemente en las cifras de ventas de sus tebeos, y no sólo en los de Batman. Algunos de los guionistas que habían comenzado a finales de los años 30 o en los 40 y desde entonces habían trabajado para DC –nombres como el citado Gardner Fox, Bill Finger, Otto Binder, John Broome, Bob Haney, Arnold Drake y otros–, rondaban por entonces los 55 años. Llevaban más de tres décadas trabajando en régimen de freelance, estaban preocupados por su futura jubilación y comenzaron a hablar sobre la creación de un sindicato. Las reivindicaciones que plantearon a sus jefes en DC –la propiedad de algunas de sus creaciones, o al menos el pago de royalties y algún tipo de plan de jubilación o seguro médico– fueron rechazadas. Fue entonces cuando algunos empezaron a hablar de huelga. Sólo un dibujante se comprometió a seguirles en sus reivindicaciones. Poco después, alguno de los implicados fue despedido por DC, y hacia 1968 otros guionistas participantes en la protesta comenzaron a recibir menos encargos. Entre ellos Gardner Fox, que tuvo que dedicarse a escribir novelas a tiempo completo. Pronto serían sustituidos por nuevos guionistas más jóvenes. La mayoría de ellos procedía del fandom del comic book que se había desarrollado en los sesenta.
4 comentarios:
La historia del sindicalismo y de la defensa de los derechos laborales y sociales está llena de casos similares. El caso que cuenta Moore lo desconocía pero me parece muy indicativo de la "industria".
Da gusto leer a Moore hablar tan abiertamente de algo que pocos autores se atreverían a decir hoy en día. Da que pensar sobre si las cosas han cambiado desde los tiempos de Gardner Fox y todos los demás que despidieron.
Y muchas gracias por el enlace y los destacados, Jordi, acabo de "acreditarte" en el post (se me olvidó esta tarde)
No era necesario en serio, gracias a ti Pepo por la traducción. Lo importante es que mensajes tan cabales como los de Moore ayuden a mover un poco el sentido crítico atrofiado de nuestros días. A ver si la cosa mejora, que es lo importante.
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