Acabo de terminar de leer el libro de Nando Cruz UNA SEMANA EN EL MOTOR DE UN AUTOBÚS. LA HISTORIA DEL DISCO QUE CASI ACABA CON LOS PLANETAS (Lengua de Trapo). El libro, lo digo ya, es extraordinario y posee una entidad literaria propia. Quiero decir que lo puede disfrutar cualquiera, con independencia de que te gusten Los Planetas o no te interesen lo más mínimo, porque es un gran libro. Nando es, yo lo tengo clarísimo, uno de los mejores periodistas que han pasado por la revista Rockdelux y El Periódico de Catalunya. También es alguien al que, él lo sabe bien, tengo mucho afecto desde la primera vez que le conocí. Que fue, casualmente, el mismo verano en que UNA SEMANA EN EL MOTOR DE UN AUTOBÚS sonaba en las radios, el verano de LA PLAYA, una canción a la que también tengo asociados mis propios recuerdos dolorosos; el mismo verano del Festival de Benicàssim del 98, que fue justo donde conocí en persona a Nando y compartí charlas, cañas, pitas de falafel y, sobre todo, dolor de piernas por estar tantas horas de estar de pie para ver a grupos como Spiritualized, Jesus & Mary Chain, Tindersticks o, sí, Los Planetas.
Tras un trabajo de documentación y entrevistas de campo que se adivina titánico, Nando ha escrito una crónica novelada de los días en que fue parido aquel disco de Los Planetas, en mi opinión el mejor grupo español de los últimos 15 años. UNA SEMANA EN EL MOTOR DE UN AUTOBÚS (1998) es probablemente lo más gordo que han grabado los granadinos junto a LA LEYENDA DEL ESPACIO (2007), dos discos a mi juicio históricos en el pop español. Después de terminar su investigación, Nando ha ocultado al lector todo el trabajo de documentación y se ha escrito un libro soberbio que, en su vocación de brevedad, despojamiento y "pequeñez", resulta grande. Grande porque, como los grandes libros, revela asuntos humanos, consigue tocar profundidades del alma y las relaciones humanas y, también en este caso, de los conflictos que encierra la creación artística.
Pero hay algo concreto que quería contar ahora de lo que el propio Nando cuenta en su libro.
(puede leerse un capítulo del libro en la web de Rockdelux)
En LA HISTORIA DEL DISCO QUE CASI ACABA CON LOS PLANETAS, una "subtrama" fundamental (recordemos que esto es una, digamos, novela de no ficción, y los protagonistas son personas reales de carne y hueso que vivieron de un modo u otro los hechos que Nando ha intentado reconstruir en su relato) es la adicción de Florent, el segundo de a bordo del grupo. El guitarra con el "toque psicodélico" intransferible de Los Planetas.
Florent estaba ya bastante mal para 1997, según cuenta Nando en el libro. Pasaba del grupo por su adicción, y el grupo estaba harto de que él pasara de ellos, de que desapareciera sin avisar o de que no viniera a ensayar porque tenía que ir al polígono a pillar. De esa tensión con J y el resto del grupo surgieron la mayoría de las canciones del disco. La tensión había ido creciendo conforme llegaba la hora de trabajar en serio en las canciones del disco, y Florent empezó a sospechar que el grupo estaba dispuesto a prescindir de él, de que podía quedarse sin grupo y sin amigos.
Talento desperdiciado, recuerdo ahora que decían en una película de Robert De Niro.
Llegó un momento en que Florent tuvo que elegir si seguir por ese camino o dar un volantazo a su vida. Y, como siempre sucede con este tipo de dilemas (no necesariamente debido a las drogas), es una simple cuestión de elección. De una elección que nadie puede tomar por ti. Florent se lo estuvo pensando un tiempo, y J lo sabía. El dilema de su amigo le inspiró la letra de la canción LÍNEA 1, la línea de autobús de Granada que hay que tomar para llegar al polígono.
(letra: J. Música: J / Kieran Stephen. Arreglos de cuerda: Kurt Ralske)
Iba a hacerlo esta mañana. Levantarme de la cama. Comprar algo de comida. Empezar con otra vida. Pensé que sería lo mejor, toda esta mierda se acabó. Voy a dejarlo de verdad, ya no me gusta nada.
Y a ordenar por fin la casa, y lavar estas dos mantas,
y recuperar mis discos,
y unas cosas que he perdido.
Y después pensé: mejor que no,
y puse la televisión.
Subí a pillar un poco más, después de todo esto no está mal.
Nando Cruz lo cuenta en un capítulo extraordinariamente escrito, un capítulo que posee la cualidad de un viejo recuerdo que vuelve repentinamente, casi de un sueño. A Florent le ayudó a desintoxicarse el mánager del grupo entonces, Paco López, que vivía en Madrid. Se lo llevó a su casa el verano de 1997, para quitarle de los ambientes de Granada y de su rutina "toxicósmica".
«Una tarde de junio» –escribe Nando Cruz en el libro–, «Florent apareció con el petate en casa de Paco. Ya le tenían preparada la habitación de invitados. Lo primero era ir a la clínica de desintoxicación. Allí le hicieron las pruebas y le suministraron la medicación necesaria para superar el síndrome. Cada cual le llamará como más le apetezca (probar sustancias, experimentar nuevas sensaciones, entrar en una dimensión tóxica, ir por el lado salvaje de la vida, entrar en la espiral...), pero el diagnóstico médico era sólo uno: Florent se había enganchado a la heroína. Había entrado muy rápidamente, pero llevaba poco tiempo consumiendo, así que le resultaría más fácil salir. No era imprescindible ingresarlo, pero tendría que hacerse análisis rutinarios para comprobar que no consumía absolutamente nada durante el tratamiento. Ni siquiera alcohol. [...] Es lo que habían hablado tantas veces con J... Él había llevado la máxima del rock'n'roll al extremo. Y eso, aunque era muy valiente, chocaba con la idea de dedicarse a la música de forma más o menos profesional. Era imposible compatibilizar esas dos carreras».
Florent, finalmente, parecía haber tomado su decisión. Paco López y Cristina, su mujer, cuenta Nando, le trataron en su casa de Madrid como un invitado de honor, como alguien de la familia. Por las tardes le llevaban a la clínica de desintoxicación para el tema de la medicación y los análisis, y también para ver a la psicóloga del centro. Tras más de dos meses allí, Florent volvió a Granada limpio. Durante esos más de dos meses, nadie del grupo fue a verle, cuenta Nando. Como diría luego la letra de la canción LA PLAYA, ni siquiera le llamaron una sola vez.
Florent llegó a tiempo para participar activamente en la grabación del que sería uno de los mejores discos de Los Planetas. Hoy, más de 13 años después, Florent sigue en el grupo. Sigue tocando la guitarra, haciendo música, creando.
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Un recuerdo desde aquí para alguien, también con talento, que tomó una decisión diferente.
2 comentarios:
Qué curioso, "Línea 1" es, y creo que siempre lo ha sido, mi canción favorita de Los Planetas, la que más me emociona y me envuelve en nostalgias íntimas, pero nunca había oído su historia. Gracias por la explicación, Pepo.
Creo que el libro entonces te puede gustar mucho, Florent es bastante protagonista en esta historia. Y sí, esa canción es muy buena.
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