jueves, 25 de febrero de 2010

My MAD mentor


"Recuerdo cuando vi por primera vez a Harvey Kurtzman. Había algo en él pequeño y parecido a una nuez. Era como una bellota bellamente pulida, ligeramente marrón y dura y agradable. Había una cortesía en Harvey que realmente no esperaba. Cuando yo era niño, era muy voraz con los cómics. En los quioscos de los cincuenta en California, donde yo vivía, conseguías Superman, el Capitán Marvel, Batman. Y los periódicos estaban llenos de historietas, de Fritz the Cat y los Katzenjammer Kids a Blondie y Dagwood ...era interminable. Ésa fue probablemente la cima de los cómics en Estados Unidos. Me encantaba la historieta y de inmediato comencé a copiar mis favoritos. No pensé en ello, era como comer, sólo comida; absorbí tanto como fue posible.

El gran salto fue MAD Comics, lo cual nos lleva a Kurtzman. El comic book MAD, que Harvey fundó en 1952, era una parodia de los cómics, usándola como sátira política y social. La idea de parodia era algo bastante nuevo y fresco, y eso es lo que MAD hizo brillantemente bien. Si estás haciendo una parodia tienes que ser tan bueno como el original... en cierto modo tienes que ser mejor. Su material era inteligente, era divertido, y también muy sexy. Tanto es así que solía ocultarlo en el garaje para que mis padres no vieran que tenía este proto-porno.

Cuando MAD llegó yo no sabía quién era Harvey Kurtzman, sólo sabía de una revista. Soy muy vago en ese aspecto. Pero en el transcurso del período MAD, el nombre seguía apareciendo: Kurtzman, Kurtzman, Kurtzman. Cuando eres un adolescente quieres saber los nombres de tus dioses.

En la universidad mis amigos y yo nos hicimos cargo de una revista literaria, Fang. Bajamos el tono de manera significativa. La convertimos en una especie de revista satírica, escandalosa y ofensiva, tanto como fue posible, intentando impactar y despertar al cuerpo de estudiantes. En ese punto MAD se había convertido en un enorme éxito, pero Harvey se había marchado, y ya no tenía la mordiente satírica que yo andaba buscando.

Entonces Harvey empezó la revista Help!. La acababa de descubrir un día, y dije: hola, ¿qué es esto? Para mí lo mejor de Help! eran las fotonovelas, la divertidas foto-historias que Harvey estaba haciendo. Yo nunca había visto algo así antes. Así que empezamos a hacerlas. Ese fue el siguiente paso para mí hacia la realización de películas: de repente, íbamos a salir y hacer fotos, a vestir a la gente y encontrar localizaciones y contar historias. Empecé a enviar las revistas a Harvey, porque quería que viese quién estaba ahí fuera, copiándole, el monstruo que había ayudado a crear. Me envió una carta muy bonita que fue el principio del fin, o el principio del principio.

Cuando me gradué en la universidad realmente no sabía lo que iba a hacer. Pero escribí a Harvey y le dije: 'Voy a ir a Nueva York. Me encantaría ir a conocerte. "Y él me contestó diciendo: 'No te preocupes, chico. No hay trabajo aquí, no hay nada, es un lugar duro". Pero, sin embargo, fui.

Así que nos pusimos de acuerdo para reunirnos, en el Hotel Algonquin. Yo era un gran fan del Algonquin, porque ahí fue donde estuvo la mesa redonda de los años veinte, donde Dorothy Parker, Robert Benchley y George Kaufman solían pasar el rato y eran ingeniosos y escribían para el New Yorker.

Llegué y recuerdo subir las escaleras, este joven inexperto de California, y llamo a la puerta y se abre la puerta y dentro de esta suite están reunidos todos mis héroes dibujantes. Y entonces aparece Harvey. Era mucho más pequeño de lo que esperaba, la mayoría de mis héroes lo son. Pero fue maravilloso. Harvey era realmente dulce y entusiasta. Y de pie junto a él había un hombre llamado Charles Alverson, director asistente de Help!, que acababa de decidir dejarlo. Y estaban buscando a alguien para reemplazarlo. De modo que conseguí el trabajo así como así.

En Help! tenía que hacerlo todo. Tenía que bregar con todo aquello que saldría en la revista, por lo que estaría en el teléfono hablando con voz solemne: «¡Ah, sí, soy el señor Gilliam, el director asistente de la revista Help!, voy a tener ese paquete para ti en aproximadamente, oh, 15 minutos, se lo diré al chico para que lo lleve". Pero ese chico era yo. Y estaba ganando dos dólares menos de lo que hubiera ganado en el paro cada semana. Era maravilloso.

Lo que realmente me gustaba era hacer las fotonovelas, porque yo tenía que ser, en cierto sentido, el productor. Así que me gustaba conseguir los protagonistas, los accesorios, los trajes, encontrar lugares. Algo de esto se hacía con Harvey, otras veces era yo, por ahí y por mi cuenta. Henry Jaglom, el director de cine, estuvo en una de nuestras fotonovelas, igual que John Cleese, que es como nos conocimos. Una vez que estábamos haciendo una fotonovela sobre gángsters, necesitábamos a "Mr. Big" y sucedió que una de nuestras "compañeras de gángster" salía con Woody Allen. Él era perfecto, a pesar de que Harvey estaba maravillosamente desconcertado acerca de quién era este tipo.

Boceto de Kurtzman para la portada del número 1 de MAD (1952) y muestra de una fotonovela publicada en Help! en 1965 donde aparecía el futuro Monty Python John Cleese. Las dos imágenes aparecen en The Comics Journal Library Vol. 7: Harvey Kurtzman

Después de que Help! se viniera abajo me fui haciendo autostop por toda Europa durante varios meses. Cuando regresé a los Estados Unidos no tenía casa, así que viví en el ático de Harvey durante varios meses.

Lo gracioso de la vida es la manera en que continúa. Su estudio estaba en la parte superior de la casa y vivía allí la mayor parte del tiempo. Y en mi casa aquí en Londres, lo mismo... yo vivo en la parte superior de la casa y el resto de la familia en la inferior, siguiendo con su vida. Me parece que he adoptado en gran parte la ética de trabajo de Harvey, y la forma en que abordaba las cosas. Creo que se lamentaba de haber dejado MAD. Sentía que había cometido un gran error del que nunca se recupería.

Ése fue un gran acto, continuar solo a pie. He estado emulándolo desde entonces, y por eso me meto en problemas todo el tiempo.

Harvey estaba tan obsesionado con la perfección técnica... Sólo tienes que conseguir que todo el material esté bien. Pero ni siquiera me di cuenta de las cosas que le molestaban, debido a la fuerza de su trabajo. La libertad que tenía cuando hacía sus diseños y bocetos, la forma en que había puesto las luces y las sombras en ellos. Harvey solía mirar siempre grabados de Gustave Doré, y aprendió de ellos.

Cuando empezó a hacer Little Annie Fanny para Hugh Hefner y Playboy, en 1962, me cabreó. Nunca sentí que Little Annie Fanny fuera tan agudo como su trabajo anterior. Es técnicamente brillante, pero siempre lo vi como una obra un poco de compromiso. Yo era demasiado ingenuo para darme cuenta del mal momento por el que había pasado; su necesidad de ganarse la vida era primordial. Siempre pensé que dejó que Hefner se aprovechara de él. Siempre tenía que volver de Chicago con los ojos abiertos y asombrados por la Mansión Playboy y el estilo de vida sibarita que había allí. Para mí, era como un burdel. Pero Harvey iba y se quedaba completamente paralizado. Todas esas chicas hermosas, pero no podía tocarlas. ¡Y sin embargo, quería estar lo más cerca posible!

Kurtzman y Will Elder -Jack Davis a la derecha- mostrando un recopilatorio de Little Annie Fanny a una "conejito" Playboy no identificada (1966). La foto aparece en The Art of Harvey Kurtzman. The Mad Genius of Comics (Denis Kitchen y Paul Buhle)

En muchos sentidos, Harvey fue uno de los padrinos de los Monty Python. A toda la gente inteligente le gustaba el trabajo de Harvey, a la gente tonta no. Lo mismo ocurría con Python. Sin embargo, recuerdo cuando vino aquí en los años sesenta. Monty Python's Flying Circus acababa de empezar, así que arrastré a Harvey a la casa de Terry Jones para verlo. A Harvey no le gustó, o no lo entendió. El espectáculo no iba con él en absoluto. Fue uno de esos momentos extraordinariamente decepcionantes, cuando quieres impresionar realmente a tu maestro, y ¡buf! No lo pilló".
Terry Gilliam, en un artículo para The Telegraph donde recuerda a Harvey Kurtzman

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Los Monty Python al completo. John Cleese en el centro; Terry Gilliam es el del pelo largo, en segundo plano a la derecha del todo

Terry Gilliam en la serie de TV Monty Python's Flying Circus (1969-1974)

MONTY PYTHON'S FLYING CIRCUS

4 comentarios:

Jordi Bravo dijo...

Vaya par de verdaderos genios que se fueron a juntar. Sabía que Gilliam era conocedor del mundo de las viñetas, pero no sabía de sus gustos. Gracias Pepo.

Pepo Pérez dijo...

Sí, y trabajó mano a mano con Kurtzman como su ayudante en Help!. En Help! también publicaron dibujantes luego famosos como Crumb o Gilbert Shelton.

Lepetomane! dijo...

Joder, cita en la cumbre!! ¡Si eran coleguillas!

La verdad es que conocer la influencia de Kurtzman en Gilliam explica ése delicioso histrionismo de sus puestas en escena. Lo que ya se ha dicho: dos genios!

Robur dijo...

Gillian ademas era el hacia las partes de animación raras del Flying Circus. No sabia que había trabajado para Kurtzman, una buena lectura.