"A veces, y -me siento feliz de decirlo- más de lo normal en estos días, se leen críticas de comics de tal calidad que quizás uno se engaña al creer que la forma está recibiendo finalmente lo que se merece, de que hemos ido más allá de las críticas ideológicas fáciles y de las discusiones sobre "historia vs. dibujo" de antaño. Pero entonces sale un libro así y vuelve la dura realidad.Matthias Wivel, en The Hooded Utilitarian
Para empezar con la primera cuestión, parte de la intelectualidad del cómic parece estar desarrollando una obsesión enfermiza con las lecturas ideológicas de los cómics. Hasta el punto de que una obra dada se valora enteramente según un consenso ético y se juzga fallida debido a un contenido "problemático", a menudo de naturaleza racista, sexista u ofensiva políticamente. Cualquier otra cosa que el trabajo puede ofrecernos tiende a ser ignorada, y la noción de que algo puede ser bueno, incluso genial, a pesar de -o incluso por- sus problemas parece inadmisible. [...] El problema, más bien, es que tal crítica está a menudo informada por una especie de puritanismo ideológico que ha ganado fuerza en nuestra cultura actual de ofenderse; un puritanismo a menudo ciego a la calidad estética, resistente al discurso incómodo y propenso a la acción para censurar".
De propina:
"Hay una tendencia a confundir la ética y la estética que amenaza con convertir a un lugar argumentativo y provocador de la reflexión en algo que nunca fue: aburrido".Matthias Wivel, en The Metabunker
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(vía)
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