
Ayer temprano di una charla en un instituto de secundaria de un pueblo de la provincia de Cádiz, San Martín del Tesorillo. La charla iba sobre mi trabajo en el cómic (la foto de arriba la he sacado de internet, no corresponde a lo de ayer) y aproveché también para contarles a los chavales algunas nociones generales sobre el cómic (diseño, planificación, estilos de dibujos, etc.). Al grano. La experiencia fue maravillosa. No ya solamene por cómo me atendió Adriana, la profesora de Lengua y Literatura que organizó la charla, y sus demás compañeros, también por la recepción de los chavales. Raramente he dado clase a chavales tan jóvenes (15 años de media), pero prestaron mucha atención, no dieron demasiada guerra y, a juzgar por las risas (sobre todo cuando salía alguna página o viñeta "picante" en el Power Point), creo que se lo pasaron bien. Luego estuvimos hablando todos los profes a solas, en la sala de profesorado, del estado actual de la enseñanza. Me contaron sus problemas, que a rasgos generales coinciden con lo que ya me han contado otros compañeros que dan clase en primaria y secundaria. Mientras ellos las pasan putas intentando que los chicos aprendan mínimamente algo, la Administración solo se preocupa de que el índice de suspensos baje como sea. Aunque sea regalando el aprobado. Absurdo, así vamos. Tampoco me extraña el gran éxito que ha tenido en estas semanas GRAN TORINO, ahora mismo la película más taquillera a este lado del mundo: un viejo educando a base de disciplina y valores a un joven al que no "regala el aprobado" precisamente. Entretanto, en la vida real, los padres de alumnos problemáticos suelen ponerse de parte de sus hijos pasando por encima del profesor si hace falta. Sin embargo, uno de los profes del Instituto me comentaba con un conmovedor sentido de la responsabilidad que "la culpa de esto es de todos", incluyéndose a ellos mismos. El resultado ya lo estamos viendo en la universidad, por cierto: alumnos que no quieren estudiar, problemas de disciplina y mala educación con alumnos aniñados a los que hay que mandar a callar constantemente como si tuviesen 16 años cuando tienen ya 20 (o más), alumnos a los que les cuesta entender cualquier concepto mínimamente abstracto, que no saben tomar notas ni resumir, que no saben redactar, que no quieren estudiar con libros sino solamente "a base de apuntes" (apuntes que tampoco saben tomar en clase)...

Pero no era de esto de lo que quería hablar realmente. Porque yo ayer durante la charla no tuve ningún problema, los chicos eran majos y poco revoltosos. Sí quería contar lo del tema cómic. Adriana, la profe de Literatura y mi anfitriona, me contó que los chicos apenas usaban la biblioteca... hasta que han pedido la primera remesa de tebeos. Desde que han entrado cómics en la biblioteca, los chicos se han interesado por leer. "Ha sido un éxito total", me decía Adriana. No solamente por el manga, por cierto; en esta primera remesa tenían un poco de todo: BLACKSAD (les encantó), MORTADELO, BLUEBERRY, algo de Miguelanxo Prado, superhéroes americanos, algo de Tezuka y otros japoneses... Y de ese interés de los chavales vino un poco la iniciativa de Adriana por conseguir a alguien que diera una charla sobre tebeos.
En verdad los chavales me prestaron atención e hicieron preguntas al hilo de la presentación, que cómo se hace esto, cómo se hace lo otro... "Pero esto de hacer cómics es complicadísimo, ¿no, profesor?", me preguntó uno de ellos con mucho tino. Le mentí un poco para no quitarle las ganas de dibujarlos, si las tenía. No, no es tan complicado, le dije, sólo hacen falta las ganas, que te guste, luego ya vas aprendiendo poco a poco... En realidad el chaval tenía toda la razón del mundo. Hacer tebeos no es una disciplina fácil, exige conocimientos en distintas áreas. Escritura, diseño, dibujo, color si es el caso... Luego, al leer el tebeo, aquello parece que lo hace cualquiera, y ahí está realmente el arte del cómic. Pero, como decía McCloud, se trata de un arte invisible. Porque hacer tebeos es bastante más sofisticado de lo que parece.
Tras la charla, paseo por el pueblo de la mano de la maravillosa Adriana, que me lleva a comprar naranjas a una cooperativa local. Están buenísimas, he desayunado esta mañana con ellas. Me he zampado tres.