El pasado sábado por la tarde, la mesa redonda sobre una «nueva» prensa musical (con representantes de Mondo Sonoro, Rockdelux y Rolling Stone España) en las jornadas Crema de La Térmica se abrió con una alusión de la moderadora que yo juraría no pilló ni la mitad del público. En concreto aludió a una crítica de Santi Carrillo, presente en la mesa, en el Rockdelux de este mes, que muy pocos habían leído (entre otras razones porque acaba de salir y no está disponible en internet, «a un solo clic de distancia»), donde se carga el nuevo disco de Nacho Vegas, Resituación (2014). Lo hace después de justificar hasta en tres ocasiones lo mucho que valora la obra anterior del músico y destacar su talento, el reconocimiento que le ha brindado la revista desde su debut en solitario, «el músico español más relevante que ha dado la primera década del siglo XXI», etc. A mí esta crítica en concreto me parece bien porque es una crítica argumentada, y por tanto legítima (lo de Carlos Boyero y otros «periodistas» culturales impresentables es harina de otro costal). No he oído el disco entero, solo dos canciones, así que no me refiero al disco sino a la crítica como tal. Las obras se publican para ser disfrutadas, debatidas, comentadas y criticadas, tanto para bien como para mal dependiendo del espectador, lector, oyente, crítico. Salvo que uno quiera ver solo «likes» o leer únicamente notas de prensa promocionales disfrazadas de crítica, claro.
La entrevista de Jesús Rodríguez Lenin que incluye este mismo número de Rockdelux ya no me parece tan bien, como le he comentado a Santi, director de la revista. Porque está formulada a la contra, obligando al artista a «defender» su obra (el disco Resituación, insisto) tras una «acusación sin pruebas», y eso ya no me parece legítimo porque el artista no es un político que tenga que rendir cuentas por su trabajo. Más allá de que sea o no legítimo, algo que entiendo discutible, ese tipo de estrategia del entrevistador creo que no proporciona una conversación interesante. He leído otra entrevista a Vegas en internet sobre su disco nuevo que, partiendo del elogio, resulta más reveladora por las respuestas que consigue. Porque el entrevistado no está a la defensiva, y por tanto es más sincero.
Total, que aquí enlazo dos canciones de la etapa más militante y política de Nacho Vegas, la anterior Cómo hacer crac (2011) y Actores poco memorables, de su nuevo disco, que se publica justo en estos días. No es que no hubiera un compromiso político implícito en su obra anterior, pero en los últimos tres años se ha hecho mucho más explícito por razones evidentes. Yo tengo mis más y mis menos con este músico asturiano de talento innegable, dependiendo de la canción concreta. Hay canciones que me gustan a rabiar y canciones suyas que no soporto, lo cual me deja perplejo y eso yo siempre lo valoro en cualquier artista. Es decir, valoro que no entienda del todo su quid, sus por qués. También creo, y ahí coincido con Santi Carrillo, en que el arte político, un asunto complejo —el arte siempre es político incluso por omisión, pero aunque sea abiertamente político tiene que seguir siendo arte, es decir, poético—, debería interrogar. No dar respuestas.
lunes, 7 de abril de 2014
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