«Justo antes de comenzar con este cómic, se me ocurrió pensar que la peor idea posible para un cómic era hacer una historia realista sobre un superhéroe. Es algo que mucha gente ha intentado hacer en el pasado y sencillamente es una idea terrible. Es imposible que salga nada bueno de una idea tan absurda como esa. Y entonces pensé que quizá podría estar bien intentarlo. Hay algo muy atrayente en intentar acometer algo que sabes que es una muy mala idea. Además, sentí que como el fracaso era casi inevitable, tenía una libertad total para hacer cualquier cosa».
«Así fue como me interesé en un primer momento por la idea. Más tarde empecé a pensar en mi propio interés por los superhéroes. Cuando tenía más o menos la edad que Andy, el protagonista de la historia, unos 16 o 17 años, yo estaba completamente obsesionado por las historias de superhéroes. Intenté recordar qué era exactamente lo que me interesaba tanto de aquellos cómics y me di cuenta de que yo era un adolescente débil que se sentía víctima del mundo en el que vivía pero sabía que dentro tenía algo especial y poderoso, algo de lo que nadie se daba cuenta, igual que un superhéroe, y eso me frustraba y me hacía sentir todas esas emociones desesperadas que sienten los adolescentes. Así que intenté reimaginar cómo hubiera sido mi adolescencia si de pronto hubiera conseguido esas cosas que yo deseaba tener y ser un superhéroe, al menos metafóricamente».
—Daniel Clowes, entrevistado en 2013 por Juanjo Villalba. Clowes se refiere a El rayo mortal
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