viernes, 27 de agosto de 2010

EL HOMBRE INVISIBLE

KIKO VENENO
“El hombre invisible”
V2
POP DE AQUÍ

Todos nos preguntábamos si lo nuevo del Lobo López, que es un lobo bueno, estaría cercano a los poco inspirados “Punta Paloma” (97) y “La familia pollo” (2000) o más bien, por favor, por favor, a esas dos cimas del pop español llamadas “Échate un cantecito” (92) y “Está muy bien eso del cariño” (95). “El hombre invisible”, no por casualidad, arranca con una invocación a las musas -con coros de Jorge Drexler- titulada “Inpiración”. Y es que dice Kiko que las canciones flotan en el inconsciente colectivo, que sólo hay que cogerlas. Yo, oyendo las suyas en este disco, me lo creo.“Mi morena” o “Contigo” parecen ya canciones populares y sólo acaban de nacer. O “Bilonguis”, la crónica del final de una relación que empieza con un pianito que, en efecto, parece de un baladón de José Luis Perales, pero luego, con sus paradas y sus cambios, llega a un emocionante crescendo final; en el estribillo, letra memorable al canto ("Sólo te pido por favor/llévatelo todo/no me dejes tus personal bilonguis/ni recibos de compasión/ya no me metas en la maleta trocitos de corazón/ni alitas de cucarachas secas en los bolsillos del pantalón"). Como la de “Nos estamos mudando”, una oda al cambio vital disfrazada de vulgar mudanza donde Kiko vuelve a demostrar su asombrosa capacidad para combinar lo banal, lo humorístico y lo profundo en un todo tan sencillo como un anillo.

El sonido y arreglos del disco, en general, recuerdan a los del “Cantecito”, pero hay sorpresas. Así, el espíritu del 77, el del gigantesco “Veneno” por supuesto, vuelve a sonar moderno en “Los notas del retumbe” con toda su desfachatez, su guarrería, su griterío y sus pitos de carnaval. “No cuesta dinero” tiene un aire Manu Chao muy bien integrado en el estilo "envenenado". Y parece mentira que un “carroza” como Kiko (Figueres, 1952) tenga que demostrar a los “jóvenes” indies cómo hacer una canción política en condiciones: basta escuchar “Hoy no”, con sus arreglos de cuerda apocalípticos (e integrados) tan beatles y sus frases barajadas “al azar”: “cañonazos de dinero / bombas por la paz / desayuno en la bolsa / comida de difuntos / bombas de carne / sin perdón y sin piedad”. Vale, en el disco hay algo, poco, de relleno, pero es que “Cantecito” sólo hubo uno. Dice Kiko también que escribe canciones para hacer sentir a las personas capaces y libres, y yo me lo creo. “Ya lo lleva en la sangre / amar lo dulce / comer sin hambre”, canta Kiko al primer amor en “Ella no es la misma”, tan guapa y rumbeada ella. Ya al final del disco, en otra rumba (“Satisfacción”), el Lobo bueno aúlla “Qué bonito es saber que no hace falta tener razón”. Tan bonito como comprobar que una música popular así, de esta originalidad y relevancia, está hecha por alguien de aquí.

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(Sigo con el rescate estival de reseñas. Ésta no es de cómic, pero he vuelto a escuchar EL HOMBRE INVISIBLE hoy y la he buscado a ver qué dije del disco; salió publicada en el Rockdelux de octubre de 2005. Por cierto, Kiko Veneno, que es de lo más grande que tenemos aquí en la música popular -auténticamente popular- de los últimos treinta años, saca nuevo disco el próximo 7 de septiembre, DICE LA GENTE).

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Web de Kiko Veneno

3 comentarios:

elpablo dijo...

ahiestaeltioooooo

infame dijo...

que grande kiko (y mi morena)

FHNavarro dijo...

Y además de todo lo grande que es Kiko, el disco suena de puta madre. Muy en la línea de su Santísima Trinidad (“Échate un cantecito”, “Está muy bien eso del cariño” y “El hombre invisible”).

Un saludo