La película It Follows (David Robert Mitchell, 2014) tiene un aire a lo Black Hole (2005) de Charles Burns bastante importante. No es una copia, lo aclaro, solo es una comparación porque la referencia me pareció muy clara. Es una buena película, donde lo fantástico, el horror, funciona como recurso narrativo pero también como estrategia alegórica. Bajo la superficie de inquietud máxima (y algún susto), palpita la realidad de los jóvenes que apenas han abandonado la adolescencia y afrontan a duras penas la vida adulta. La «plaga» como metáfora.
El final de la película te muestra sin demasiados subrayados la alegoría, algo sí como «por fin hemos removido todos los obstáculos para descubrir/consumar nuestro amor«. La Cosa, la Otredad, «a la que Lacan se refería como "el tercero traumático" y que ejercía de ambiguo obstáculo para la creación de la pareja» (Slavoj Žižek, Acontecimiento, 2014, Sexto Piso, traducción de Raquel Vicedo, pág. 26, y ojo que el filósofo esloveno se está refiriendo a la película Super 8, de J. J. Abrams, 2011), ha sido derrotada y desaparece, permitiendo finalmente la unión de los amantes (classic).
«Un meteoro que se aleja del horizonte / era el espíritu / que estaba envenenando el aire» (clic)
«El papel del obstáculo es ambiguo porque, a pesar de ser siniestro, es necesario para unir a la pareja en primer lugar; es el reto al que deben enfrentarse o el obstáculo que deben vencer para darse cuenta de que quieren estar juntos» (Žižek a propósito de Super 8, en Acontecimiento, pág. 26).
Aún así, el plano final de It Follows deja sitio de nuevo a la inquietud y a la posibilidad de que la Cosa retorne, como mandan los cánones en el fantastique y el horror. «Nada acaba nunca».
La realización y atmósfera de la película son notorias igualmente. MUY BIEN.
(gracias a Borja Crespo y Rubén Lardín por la recomendación)
miércoles, 26 de noviembre de 2014
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