El verano de 2013 realizaba una estancia de investigación en la ciudad de Nueva York. Allí, un viernes por la tarde de septiembre, visité por primera vez la comunidad judía ultraortodoxa del sur de Williamsburg, Brooklyn. No fui expresamente a eso sino a pasear por las calles cercanas, el barrio más hipster por entonces de NYC, donde ya por entonces la “barba cuidada” con camisa de leñador estaba pasada de moda, mientras en España era el último grito. Así funcionamos en las provincias lejanas del imperio.
Mi pequeña colaboración para el PANZINE de Borja Crespo y Ricardo Mena, una sección titulada provisionalmente 37 días después, sigue aquí
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