«El punk fue una reacción al hippismo: no me gusta ver a gente haciéndose la pacífica. Pacifista, pacifista, no creo que sea nadie. (Iñaki, colega de Evaristo, interviene en la conversación): Mira, mi padre trabajaba en la comarca de Llodio en 1983. Allí los obreros cerraron una fábrica y bloquearon el acceso. Tuvo que venir la Guardia Civil con tanquetas para reabrirla. En Madrid salís 50.000 a la calle y no pasa nada. ¿Eso es revolución? Si todo lo hacéis por Twitter. Quemar bancos es algo que tiene que salir del corazón. Yo he visto sacar los ordenadores del Banco Bilbao Vizcaya, romper todo, como en la toma de la Bastilla. El 15-M está de puta madre, pero hay que quemar Génova o lo que sea. El 15-M margina a la gente capaz de organizar la respuesta, como los RSA (asociación antifascista) o los Bukaneros (grupo de militantes seguidores del Rayo Vallecano). Esos sí que dan miedo a los que mandan. (Evaristo): El poder se ríe y se mea en el 15-m. Al negar la posibilidad de lucha violenta, estás negando que exista violencia por parte del sistema. [...] Hay gente que ha hecho cosas válidas, pero son los mismos que trabajaban en los barrios antes del 15-M. No puedo olvidarme de ese "indignado" que salió en la tele diciendo a un policía "únete a nosotros". Conmigo que no cuenten para eso. Un sistema que se basa en la violencia no puede acabar con flores. Los hippies fueron derivando en yuppies y hoy controlan Wall Street. Mira, pegarse me parece una mierda: yo he tenido cinco peleas en mi vida y todas las he perdido. Eso no quita que el sistema sea una máquina de matar. Los que mandan solo respetan la democracia cuando ganan. Somos enemigos de Gadafi hasta que reparte petróleo y dejamos de serlo. Todo el poder del mundo lo tienen cuarenta familias de mafiosos. Como los Soprano, pero a lo grande. ¿Van a entregar su poder a besos? Me parece que no».
Declaraciones del músico Evaristo Páramos, entrevistado por Víctor Lenore en el nuevo número de Rockdelux (mayo).
«E ir a casa de alguien, señalarlo, decirle 'sé donde vives', y ejercer violencia física o verbal sobre él o ella, su familia y las personas que viven en su casa, es un acto de totalitarismo. Y es un acto de nazismo o fascismo, como usted lo quiera llamar, y por tanto me reafirmo. [...] Habrá que mirar a los responsables de provocar la violencia que se está provocando. [...] La violencia se volverá contra los que la están generando».
Declaraciones de María Dolores de Cospedal, hace quince días.