"Parecía que los cómics estaban en decadencia. A finales de los setenta, cuando el joven Frank Miller llegó a Manhattan con su carpeta de dibujos llena de ilusiones, muchos no daban un duro por los tebeos de superhéroes. Eran franquicias convertidas en una fórmula. Dedícate a otra cosa -le decían-, esto se acaba. No les hizo caso, claro, y siguió adelante con un empeño: introducir dosis de novela negra en las viñetas. Eso -se decía a sí mismo- iba a revitalizar los comic-books".
Abel Grau escribe hoy sobre la nueva edición de ¿uno de los mejores cómics de la historia? En
El País
"los oscar del cómic"
ResponderEliminarjeje
A los periodistas les encantan hacer estas asociaciones.